• Arturo Villalón Sieulanne, fue un ingeniero agrónomo y agricultor ovallino que impulsó la construcción de numerosas obras de regadío en la provincia, probablemente siendo la más importante, la construcción del embalse Recoleta.
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Ingeniero agrónomo y agricultor ovallino, fue quizás el hombre que marcó un antes y un después en el desarrollo agrícola de la provincia. Impulsor de la construcción del embalse Recoleta, quizás sin imaginárselo del todo, puso la primera piedra de lo que sería uno de los sistemas de regadío más importantes del país.

El Limarí es tierra de historias y personajes destacables, muchas veces no conocidos por las nuevas generaciones.

Es por esto que desde este jueves – y durante cada jueves, esperamos – Diario El Ovallino pretende traer a la memoria de los lectores y lectoras de nuestro medio, aquellas fechas, efemérides, momentos y personajes por supuesto, que han marcado la historia de nuestra provincia en sus diferentes dimensiones: sociales, política, económica, cultura, etc.

Y para abrir esta sección, decidimos dar el primer paso en medio de un contexto de cambio climático, altas temperaturas y sequía permanente, con un personaje de la talla de Arturo Villalón Sieulanne, ingeniero agrónomo y agricultor ovallino visionario que fue capaz de marcar un hito en el desarrollo de la agricultura local.

Nacido en la localidad de Cerrillos de Tamaya, actual comuna de Ovalle, el 21 de junio de 1877, siendo hijo de Antonio Villalón y Concepción Sieulanne, fue parte de una extensa familia compuesta por 12 hermanos.

Cursó sus estudios escolares en el Liceo de Hombres de Ovalle, siendo estudiante posteriormente, del Instituto Agronómico de Santiago obteniendo el título de ingeniero agrónomo en enero de 1897, tras lo cual, retornó a la capital del Limarí.

IMPULSANDO EL RIEGO

Al regresar a la zona, Villalón –junto a su hermano Carlos – se dedicó por completo a la agricultura, para lo cual se asociaron para explotar el fundo “La Siberia” y otras 12 propiedades que trabajaron juntos durante casi una década.

Durante dicho periodo, y luego tras el fin de la sociedad con su hermano, Arturo Villalón fue entendiendo que en una zona como el Limarí, frecuentemente afectada por sequías y muy dependiente de los ciclos de lluvia, la irrigación artificial aparecía como una posibilidad de desarrollar la actividad agrícola, más aún cuando la provincia vivía las consecuencias de la caída de la industria cuprífera del mineral de Tamaya, y la pervivencia de la industria salitrera en las regiones de Tarapacá y Antofagasta, daba las posibilidades de poder dar origen a una actividad agroproductora potente.

Es así como a partir de sus propios recursos, dispuso las primeras obras de regadío llevando agua a extensas propiedades, predominante de secano. Además construyó sifones, pequeños embalses, y varios kilómetros de canales para trasladar el vital elemento desde el río Hurtado hacia Cerrillos de Tamaya. Uno de estos canales lleva su apellido (Canal Villalón, 1925) y es hoy el más importante conducto del Embalse Recoleta.

SU GRAN LEGADO

No obstante, quizás la obra más recordada que Arturo Villalón nos legó, fue sin duda, el embalse Recoleta, un tranque enorme para la época que pretendía almacenar más de 100 millones de metros cúbicos de agua y que iba a ser emplazado en la entonces comuna de Samo Alto, actual Río Hurtado. El objetivo era asegurar de manera definitiva, la capacidad de riego para el valle.

No obstante –y al igual que hoy- , para levantar tal obra, se requería de grandes capitales, para lo cual, Villalón recibió un préstamo de 5 millones de pesos para el financiamiento de la construcción del embalse de parte de la Caja de Crédito Hipotecario.

El proceso continuó en 1927, cuando se contrató a la firma estadounidense Ulen y Cía para llevar a cabo la construcción del tranque, y dos años después, el Estado se hizo parte del proyecto, quedando la construcción bajo administración y dirección estatal.

Bajo la dirección del ingeniero constructor, Carlos Rojas Jiménez – quien también participó en la construcción de otras obras de regadío en la zona como el mismo canal Villalón- el desarrollo de la obra fue avanzando, no sin cuestionamientos, pues aún, muchos veían la obra como inviable o difícil de materializar.

No obstante, la construcción prosiguió, y en 1932 la firma inglesa Bosso y Cía Ltda se hizo cargo del proyecto, dándose por finalizado el día domingo 19 de agosto de 1934, cuando se  inauguró oficialmente el embalse, en ese momento, el más grande del país. Como primer ingeniero del embalse Recoleta se mantuvo Carlos Rojas Jiménez.

La obra era tan importante a nivel nacional, que la ceremonia de inauguración fue presidida por el entonces, Ministro de Fomento Matías Silva en representación del gobierno del Presidente Arturo Alessandri Palma y bendecida por el Cardenal Primado de Chile, José María Caro.

FIGURA DEL AGRO LOCAL

Recientemente el embalse Recoleta celebró sus 84 años de historia, recordando la gran gesta técnica e ingenieril que significó la construcción de este tranque, el cual vendría a cambiar el panorama agrícola de la zona en pocos años. En realidad, sería el puntapié inicial para las obras posteriores como el embalse Cogotí y el embalse La Paloma, los que terminarían por consolidar todo el sistema de regadío del valle del Limarí y a los cuales, se sumará prontamente el embalse Valle Hermoso. Por cierto, los numerosos canales – grandes y pequeños – y aquellos embalses más pequeños forman parte de toda una estructura, que en su día Arturo Villalón soñó con consolidar.

Falleció en situación de invalidez y en medio de la pobreza el 6 de julio de 1943. La construcción del embalse Recoleta tuvo para él un enorme costo personal, perdiendo e hipotecando gran parte de su patrimonio personal. No obstante, el legado que ayudó a impulsar sigue vivo.

 

 

 

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