• Un monolito ubicado en el sector de Salala recuerda la batalla que un 11 de febrero de 1817 se llevó a cabo en el marco de la Guerra de Independencia de Chile.
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EL OVALLINO
Un día antes del triunfo independentista en Chacabuco, nuestra zona fue el escenario de uno de los últimos enfrentamientos entre realistas y patriotas. Muchas veces ignorada, incluso a nivel local, el combate se desencadenó cuando tropas realistas que escapaban hacia Santiago, fueron interceptadas por el Batallón Cívico de Patricio Zeballos.

A comienzos del año 1817, el territorio nacional se encontraba aún inmerso en las convulsiones que la Guerra de Independencia había generado. No obstante, tras casi una década de combates e incluso un periodo de “Reconquista española” (1814-1817) ya se visualizaba el final del camino.

El 6 de enero de ese año, las tropas del llamado Ejercito de los Andes, organizado en la ciudad de Mendoza por el general José de San Martín, el cual estaba conformado por militares y voluntarios argentinos y chilenos, iniciaban el histórico Cruce de los Andes, desde el Campamento de Plumerillo.

Como una estrategia para confundir a las tropas monárquicas –el Ejército Real de Chile- los patriotas se dividieron en varias columnas a lo largo de varios pasos cordilleranos, siendo dos las columnas principales: una comandada por el propio San Martín, atravesó la cordillera por el paso de Los Patos y la segunda, comandada por el brigadier Juan Gregorio Las Heras, marchó por el paso de Uspallata conduciendo todo el parque y el grueso de la artillería.

Respecto a las columnas secundarias, una estaba comandada por el General Ramón Freire, quien ingresó el 1 de febrero al país por el paso del Planchón, otra columna comandada por el teniente coronel Francisco Zelada, ingresaron por el paso Come-Ceballos tomando Copiapó, y finalmente, un pequeño destacamento comandado por el capitán José León Lemos.

Sin embargo, hubo una cuarta columna -que es la que nos interesa- comandada por el teniente coronel Juan Manuel Cabot, la que salió desde San Juan el 12 de enero, y tenía por objeto tomar La Serena y Coquimbo.

LA GUERRA LLEGA AL LIMARÍ

Durante la travesía hacia territorio nacional, las tropas de Cabot se vieron reforzadas por el denominado Batallón Cívico de Patricio Zeballos y Egaña, agricultor y patriota oriundo de La Serena, y cuyas filas estaban integradas por numerosos voluntarios ovallinos.

Hacia el 10 de febrero, las tropas patriotas avanzaron sobre el valle de Sotaquí y el camino al sur de La Serena, deteniendo a informantes y agentes realistas. De hecho, las autoridades monárquicas de la actual capital regional se enteraron el avance patriota por el comerciante español José Antonio Godomar, quien radicaba en la zona.  

Conocida pues, la marcha de la columna de Cabot, las autoridades españolas, acompañadas por funcionarios públicos y familias hispanas de La Serena, encabezadas por el gobernador Manuel Santa María y Yáñez, huyeron rumbo a Santiago. Previendo esta situación, se dio la orden al destacamento liderado por Patricio Zeballos con 100 hombres, que se adelantaran para ocupar los caminos por donde el enemigo pudiera huir a la capital.

EL ENFRENTAMIENTO

El primer encontrón entre los adversarios ocurrió en el pueblo de Barraza hacia el día 10 y 11 de febrero, a orillas del río Limarí, en donde se inició un intercambio de fuego entre ambos. Esta acción terminó con la toma del poblado por parte de los soldados patriotas, entonces uno de los poblados más importantes de la región después de La Serena.

Pese a ello, Zeballos salió en persecución tras el enemigo, a los que se sumaron vecinos y pobladores de Barraza y de otras localidades del valle del Limarí. Mientras, los realistas se habían replegado hacia Salala, cerca de la Quebrada de Socos.

Allí, los patriotas los sorprendieron durante la mañana del día 11. La emboscada fue tan sorpresiva que aunque los realistas intentaron presentar defensa, el resultado de la batalla ya estaba decidida: al ver las cargas de fuego literalmente encima de sus hombres, el gobernador Santa María junto a otros 40 hombres se entregaron, mientras que  otros 20 o 30 huyeron hacia la costa, abandonando armas y cargas durante la huida. En total, los realistas tuvieron más de 40 bajas.

Si bien, los realistas intentaron acciones de venganza contra la población del Limarí que simpatizaba con la causa independentista, fue decisiva la actuación del batallón dirigido por el Sargento Mayor Diego Guzmán quien, enviado desde Sotaquí, logró frustrar dichas acciones.

Apenas unas horas después del combate de Salala, el día 12 de febrero tiene lugar la decisiva batalla en que las fuerzas patriotas de José de San Martín derrotan a los realistas en los llanos de Chacabuco, permitiendo a los patriotas tomar Santiago.

 

 

 

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