• La muestra invita a reflexionar sobre la violencia de género que no es denunciada por miedo a seguir sufriendo maltratos
  • El muro #Cuéntalo es un espacio abierto a expresar experiencias sobre violencia de género y vivencias personales
Crédito fotografía: 
Roberto Rivas
La muestra de dibujos del artista local Kaay Alcayaga, tiene una segunda intención aparte de lo meramente artístico: que el dolor sea escuchado y que la gente se atreva a narrar sus vivencias

La denuncia social contra la violencia de género es una cosa, el arte es otra, y lograr que la gente que ha sido víctima de algún tipo de maltrato -físico o emocional- se atreva a exteriorizar su vivencia, es otra todavía muy diferente. Pero en la exposición Silencio, esa trilogía camina en armonía en los pasillos del Museo del Limarí.

La muestra invita a reflexionar con cada uno de los dibujos de Kaay Alcayaga. Cada dibujo es una historia, una vivencia que una víctima de maltrato le confió al artista. Posó para él en cuerpo y experiencia, para que él lograra reflejar lo más fiel posible cada minuto de sufrimiento.

Pero la muestra además es interactiva, ya que cada visitante podía escoger el nombre que más le considerara a cada una de las obras, y si se siente con la confianza suficiente, escribir su historia personal y colocarla en un mural llamado #Cuéntalo, que recoge ese tipo de vivencias.

Las narraciones del público reflejan el dolor por situaciones familiares o de parejas disfuncionales, no limitan la edad o el género, lo único en común es el anonimato con que se escribe.

 

Las amenazas (extractos del muro #Cuéntalo)

Teno 28 años, cuando tenía un año mis padres me abandonaron. Ella nunca volvió. A los 18 años me embaracé, fue un proceso difícil, estuve a punto de perderlo. Mi hijo nació sordo. Viví violencia por parte de mi pareja por nueve años, tanto física como psicológica. A pesar de las amenazas me decidía dejarlo y con él quedaron atrás amigos y familia.

 

La manipulación (Extractos del muro #Cuéntalo)

“Silencio” me representó mucho, ya que fue lo que hice por mucho tiempo. Duré dos años en una relación de manipulación y maltrato psicológico. Es difícil hablar, admitir que la persona que más amas es también la que más te hace sufrir.

 

 

 

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