• Ya son cientos los ovallinos que tienen una fotografía junto a las estatuas Selk’nam. Foto: Felipe López
‘Selk’nam, el extremo sur visita la ciudad’ así se denomina la exposición compuesta por cinco estatuas Onas. “Quiero generar conciencia con respecto a lo que ha pasado con los pueblos originarios”, manifestó su creador Juan Vicente Vega.

El pasado viernes, cinco novedosas esculturas se tomaron el frontis del reconocido trébol de la Plaza de Armas, el pulmón verde en el centro de ‘La Perla del Limarí’. Desde entonces, su presencia no ha pasado desapercibida, sobre todo para niños y niñas, quienes a diario posan para la cámara junto a las mayúsculas réplicas de los Selk’nam, pueblo originario del sur de Chile y Argentina. 

La intervención que lleva por nombre ‘Selk’nam, el extremo sur visita la ciudad’ llegó hasta la capital limarina gracias al trabajo del artista visual Juan Vicente Vega y la gestión de la Municipalidad de Ovalle a través de la Corporación Cultural Municipal como parte de la programación de ‘Invierno Entretenido’. 

Las llamativas estatuas que buscan generar conciencia sobre lo que pasó con el mencionado pueblo originario, estarán en el corazón de la comuna hasta el 23 de julio y posteriormente se trasladarán a diversos puntos de la ciudad, entre ellos parques y poblaciones. 

En conversación con diario El Ovallino, Juan Vicente Vega, más conocido como ‘Phis’, formuló que su creación consiste en “un homenaje al pueblo Selk’nam a través de la representación de la ceremonia del Hain, que era una especie de ritual para ellos”. 

En dicho culto que se utilizaba para iniciar a los jóvenes a la edad adulta, los espíritus jugaban un papel fundamental, tanto así que eran encarnados por los hombres del pueblo mediante pinturas y máscaras. Tal como se aprecia en las figuras instaladas en la Plaza de Armas. 

“También está el tema de los zoológicos humanos y cómo se exterminó a este pueblo a raíz de la misma inconciencia del ser humano en ese entonces”, prosiguió el artífice. 

Asimismo, el también autor del principal mural de la Feria Modelo, afirmó que “las esculturas son de papel. Fue un proceso en el que trabajamos por cerca de tres semanas en el concepto y una en la construcción. Lo hice con la ayuda de la Cote, el Pablo, el Simón y el Lepi. Sin su apoyo no lo hubiese logrado a tiempo”. 

Al ser consultado por la elección de la Plaza como galería de arte, Phis fue enfático en responder que “me parece fundamental que todos tengan acceso al arte. Yo siempre he trabajado en la calle y regularmente estamos haciendo intervenciones urbanas”. 

Para la Corporación Cultural Municipal de Ovalle, la idea es intervenir espacios públicos de uso cotidiano y a su vez generar diálogos entre la ciudadanía y los artistas locales. Mientras que para Juan el objetivo es “crear conciencia con respecto a lo que ha pasado con los pueblos originarios y el poco respeto que les ha tenido el estado chileno”. 

“El objetivo es que la gente comience a informarse un poco más sobre lo que ha pasado en Chile, los zoológicos humanos y cómo los colonizadores nos fueron extinguiendo a través de la caza y todas las enfermedades que trajeron”, sentenció. 

 

EL GENOCIDIO DE LOS SELK’NAM

Hacia fines del siglo XIX la Isla Grande de Tierra del Fuego concitó el interés de grandes compañías ganaderas. La introducción de las estancias ovejeras creó fuertes conflictos entre los nativos y los colonos británicos, argentinos y chilenos. Disputa que adquirió ribetes de guerra de exterminio. 

Las grandes compañías ovejeras llegaron a pagar una libra esterlina por cada Selk’nam muerto, lo que era confirmado presentando manos u orejas de las víctimas. Las tribus del norte fueron las primeras afectadas, iniciándose una oleada migratoria al extremo sur de la isla para escapar de las masacres. 

En busca de alternativas a la matanza, en 1890 el gobierno chileno cedió la isla Dawson en el estrecho de Magallanes, a sacerdotes salesianos que establecieron allí una misión dotada de amplios recursos económicos. Los Selk’nam que sobrevivieron al genocidio y a los zoológicos humanos establecidos en Europa, fueron deportados a la isla, la que en un plazo de veinte años cerró dejando un cementerio poblado de cruces.

 

 

 

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Diario El Ovallino