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Roberto Rivas Suárez
Con la incertidumbre constante de cómo serán las semanas y fines de semana por venir, y con un libro de contabilidad que apenas alcanza para el día a día, los pequeños comerciantes y prestadores de servicio siguen acusando pocos ingresos en tiempos de pandemia

Ha sido un año con muchos obstáculos por sortear para toda la sociedad, y sin duda uno de los sectores que más ha tenido que buscar nuevas opciones para poder mantenerse a flote es el del pequeño comercio servicios, quienes deben moverse al ritmo que imponga el plan Paso a Paso para poder aprovechar mejor los días y las condiciones en los que se puede laborar.

Para la comerciante Paola Cortés, propietaria del pequeño Comercial Pink ubicado en calle Tangue, la situación se hace difícil por tener que depender del flujo de gente que se desplaza por el sector.

“Tenemos poco más de dos años establecidos aquí, teníamos un año cuando ya comenzábamos a ver alguna utilidad, pero vino la pandemia y nos movió todo. Como hemos podido hemos sobrevivido, pero no ha sido fácil. Cuando hubo la cuarentena total pensé en cerrar, porque el ingreso era muy poco, pero con un préstamo y con otras facilidades por parte del propietario del local, nos pudimos mantener. Si hubiese sido estricto, hubiésemos cerrado”, señaló Cortés.

Indicó que una de las opciones para no tocar el fondo con las ventas, ha sido el internet, ya que algo ha podido promocionar y vender a través de esa vía.

“Todavía vemos gente sin mascarilla, se agrupan, no tienen los resguardos. Me parece que las autoridades han hecho poco, yo encuentro que las autoridades sanitarias deben ponerse más estrictas”, acusó.

Siempre sale algo

Por su parte el sastre local Sergio González señaló a El Ovallino que en su rubro nunca ha faltado el trabajo, aunque destacó que en tiempos de pandemia son mucho menores los pedidos que en épocas normales.

Con su taller ubicado en calle Tangue, y con más de cinco décadas de labores, González señaló que si bien su agenda nunca queda en cero, en los últimos meses se ha visto disminuida porque su rubro no es de primera necesidad.

“Siempre salen trabajos, pero antes la gente tenía más pata, ahora lo primero que debe asegurarse es la comida. La gente se pone la ropa que tiene y la debe cuidar más. Cuando estamos en Fase 2 trabajo y adelanto los encargos desde mi casa, donde tengo otra máquina y puedo hacerlo, pero no al ritmo que tengo acá”, señaló el artesano.

En su opinión el público que atiende ha sido muy cuidadoso de las normas y los protocolos de seguridad sanitaria.

Sin horario

En tanto el cerrajero Wilson Rivera, propietario de Servillaves Rivera, ubicada en calle Independencia, aseguró que al estar su rubro enmarcado en el área de la seguridad (por atender eventualmente emergencias de cerrajería) ha podido trabajar en diferentes horarios, aunque nunca ha tenido el ingreso que tenía antes de la pandemia.

“Como todo negocio pequeño, para nosotros es complicado. Nosotros hemos tenido trabajo aunque no al mismo ritmo que teníamos antes de la pandemia, pero si nos hemos mantenido.  Nosotros podemos abrir los sábados e incluso atender emergencias de cerrajería en distintas horas, pero los ingresos se han disminuido hasta en un 30% con respecto a lo que hacíamos antes”, aseguró el técnico.

Consultado acerca de su percepción sobre la responsabilidad del público y de las autoridades con respecto a los contagios, señaló que siente que si bien el público es respetuoso de las normas sanitarias, las autoridades no fiscalizan lo que deberían para evitar nuevos casos de Covid.

“Las autoridades deberían jugárselas más para fiscalizar. Nosotros cumplimos las normas pero no es seguro que todos las cumplan”, indicó Rivera.

 

 

 

 

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Diario El Ovallino