Desde mi llegada al país, el universo me premió con la tarea de enseñar sobre Cine más que con la producción o realización misma. Tarea que se ha convertido en mi pasión. Por eso cuando el Diario El Ovallino me pide la colaboración para reflexionar sobre el tema, sentí que el Universo me volvía a premiar. Me permitía amplificar el conocimiento, e irradiar discernimiento sobre una de las artes más popular, e influyente, pero menos entendida del universo.

En la mayoría de los diccionarios definen al Cine, o Cinematografía, como una técnica y arte de proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento. Recordemos que Cine es un neologismo, acuñado a fines del siglo XIX  y que significa: figuras o imágenes en movimiento. Sin embargo, la gente común asocia más al Cine con la industria del entretenimiento, por la influencia ideológica y comercial de las producciones Estadounidense, que cubren aproximadamente un 92% de lo proyectado en las pantallas de nuestro país.

Sin lugar a dudas que desde los hermanos Lumiére, a la fecha, el cine se ha complejizado y por tanto se hace mas difícil su definición. Si investigamos en internet nos encontraremos con cientos de opiniones y definiciones particulares, de lo que es el cine.

Siempre es sabio volver a los orígenes para dilucidar las dudas. ¿Cuál fue la razón, o la idea fuerza que guió a nuestros ancestros para pintar las cuevas de Altamira, o esculpir los espléndidos petroglifos del Valle el Encanto?... Definitivamente es dejar estampado la realidad de un trozo de historia de la humanidad. Para mí el cine es eso, es un espejo de lo que somos… es un sistema de comunicación, o lenguaje, que nos permite reflejarnos y observarnos, en una infinita serie de petroglifos digitales.

 

Waldo E. González C.

Realizador y Consultor Audiovisual