• Hasta los más pequeños fueron protagonistas de esta actividad ecológica y familiar.
  • La Loma hoy en día se aprecia libre de contaminación gracias al trabajo de la comunidad, que actualmente mantiene este lugar libre de basura.
  • De izquierda a derecha Yelica Urrutia e hijo, Jeremías Mundaca y Carla Echeverría y su sobrino, en el lugar un mes después de limpiar.
Colectivo “Cactus” el nacimiento de una comunidad ambiental y cultural Desde que un grupo de tres jóvenes comenzaron un evento en Facebook para limpiar el sector de “La Loma”, no notaron que con ello estaban creando algo mayor y que la búsqueda de un bien común se trasformaría en las bases de un movimiento social, que esperemos siga creciendo.

El diccionario de la Real Academia Española de la lengua define el término comunidad, en cuarta acepción  como el “Conjunto de personas vinculadas por características o intereses comunes”, si nos apegamos a la definición entenderemos que la única característica que debemos contemplar al momento de sentirnos parte o pertenecer a una comunidad es el hecho de que hay algo en común entre nosotros, ya sean gustos, problemas, religión, cultura, etc. Pero en qué momento nace o se gesta un comunidad, bueno la respuesta radica en que generalmente existe alguna problemática en común que solucionar es el caso de muchas comunidades que se crean bajo el alero de “algo que nos afecta a todos” este es el caso del “Colectivo Cultural Cactus” quienes vieron en un ´problema ambiental, la posibilidad de unificar a los vecinos en una causa que a todos les fue beneficiosa y que sentó las bases de una agrupación que esperamos continúe creciendo.

Cómo nace la comunidad

Todo nace cuando un grupo de amigos, Carla Echeverría, Jeremías Mundaca y Yelica Urrutia se encontraban en el sector conocido comúnmente como “La Loma” a un costado del Hogar de Cristo, cuando en su reunión habitual notaron que el sector estaba bastante contaminado, haciendo de un paseo agradable, un lugar lleno de basura, por lo que decidieron tomar medidas, Carla recuerda muy bien el día en que “la situación surgió del hecho de mirar a nuestro alrededor y mirar el problema que había y buscar soluciones para ello  y de ahí dijimos y si la limpiamos, entonces si la podíamos limpiar, pero necesitamos ayuda, no podemos hacerlo solos, entonces dijimos , bueno hagamos un evento en Facebook y tratemos de convocar a la mayor gente que pueda, el que puede y quiere viene y el que no quiera no, fue como una cosa de  inclusive boca a boca, le dijimos a nuestros amigos más cercanos.” Pusieron manos a la obra, pero tampoco creyeron que la gente se entusiasmaría en limpiar, de todas formas hicieron correr la voz y crearon un evento de Facebook para convocar gente.

Llegó el día de hacer la limpieza y al lugar de convocatoria, el espejo de agua, tan sólo llegaron los tres jóvenes organizadores y un amigo más, por lo que de todas formas emprendieron rumbo a La Loma a efectuar la labor de limpieza. Para sorpresa de estos jóvenes en el lugar ya había algunas personas ayudando con las labores que se le adelantaron al ver el evento en Facebook, la comunidad se manifestaba y la labor podía seguir. “Yo nunca pensé que iba a llegar tanta gente, incluso llegaron más de 30 personas  de gente que vino a apoyar, que eran de fuera del círculo inicial, gente que no conocíamos” recuerda Carla con alegría. En el lugar la gente que veía cómo estaban limpiando se iba sumando, Jeremías destaca este aspecto “porque de partida no éramos tanto, éramos parte de los que veníamos ya, había un grupo acá y claro  todos colaboraban con guantes y bolsas, el tema es que aquí mismo  la gente vio que estábamos limpiando y se unió, hubo una  sinergia y se limpió todo en un momento, era bastante basura, lo que pasa  es que cuando la gente ve basura, bota más basura, mira si tú  ves limpio ahora, esto lleva más de un mes, por lo que se ha mantenido, viéndose limpio, la gente hace el cambio.” Algo que buscan replicar en el futuro y que más aún pretenden pasar a las generaciones venideras a través del ejemplo, es por eso que también había niños en el lugar ayudando con la limpieza, todos bien equipados con útiles de aseo y guantes, aprendiendo de los mayores lo mejor de una comunidad.

El factor en factor que los unió en primera instancia fue la necesidad de limpiar el lugar, este motor que unió a la comunidad, se transformó en el punto de partida, pero ¿qué hace la diferencia para que ello se prolongue en el tiempo?

 

El comienzo de algo bueno

Este punta pie inicial motivó al grupo, ellos no quisieron que esto quedara ahí como una actividad más, sino que  encendió la chispa faltante para creer en que se podía hacer la diferencia Carla describe lo que siguió a continuación: “Después de la limpieza y que al fin se vio la situación, alguien lo publicó y lo mostraron, pero no pensamos que iba a tener un tan buen recibimiento y buenos comentarios, que nos decían: -si chiquillos cuándo lo van a hacer de nuevo-, es que eso es lo que queríamos que con el ejemplo la gente se diera cuenta  que se pueden hacer cosas, nosotros después de eso nos motivamos tanto que quisimos hacer más cosas”. Lo que se vio reflejado en una nueva misión, entregar cine gratuito a la comunidad a fin de unificarlos y “abrir las mentes” a través de una actividad familiar a la que todos podían asistir y que es en lo que se han volcado actualmente “estamos haciendo ciclos de cine acá en la población Carmelitana, pero no tenemos recursos, nosotros conseguimos  un data, un parlante, nos conseguimos la sede, el caballero  de la sede nos lo pasó así, porque dijo: -hagan lo que ustedes quieran porque acá la gente joven no se acerca ni  hay quienes quieran participar de esto-, entonces bueno, se parte de a poco, lo que más nos importa es acercar a la gente al sector, que se haga partícipe  de la forma que sea, aunque nosotros apelamos al cine”.

Es en este punto donde se encuentra actualmente este movimiento comunitario, llevando algunas obras del séptimo arte, algunas apuntadas a un público infantil y otras de corte más familiar, si bien han exhibido algunas funciones, aún esperan que aumente la convocatoria y comience a llegar más gente, a fin de utilizar esta vitrina como canal de información a futuros eventos de limpieza y a otras actividades que vayan en beneficios de todos, a fin de cuentas de eso se trata una comunidad. “Pensamos plantear de nuevo esta situación, porque a nosotros nos gustaría seguir limpiando y aportando, pero igual no podemos solos , por eso queremos que se hagan partícipes, queremos unir a la gente, queremos hacer llegar esto que se sientan llamados a  participar porque esto es parte de todos nosotros. Lo que más nos importaba con respecto a limpiar el lugar, es porque este es como el pulmón verde de la ciudad, el único lugar  donde jóvenes, niños y adultos pueden venir a recrearse y si algún día  este lugar termina siendo  un basurero esto lo van a  cerrar, lo van a vender, entonces eso  es lo que no queremos, queremos que prevalezca y mejorarlo  y que también todos se acerquen” recalcó Carla quien quiere aprovechar la unidad que se dio en primera instancia a fin de hacer crecer al grupo y a la comunidad.

Sobre el futuro del movimiento

Ya se han planteado continuar, sin embargo los deberes personales y el hecho de vivir fuera de la ciudad les impide tener la continuidad que desearían por ello ya han pensado en que algunas personas que puedan o tengan la voluntad asuman las directrices o la guía de esta comunidad naciente, la idea que es que no quede sólo en un par de actividades y se transforme en algo más grande, Yelica Urrutia es enfática en este punto “El llamado es a la gente que mire a su alrededor, los problemas que hay y que existen y a tratar de solucionarlos, que entre un grupo pequeño se pueden hacer muchas cosas  e incluso que crezca y se transforme en algo mucho mejor”. Aprovechar un impulso inicial no se les ha hecho fácil, Jeremías estudia en La Serena, donde también trabaja, Carla por su parte estudia en la quinta región y Yelica es profesora y madre en Ovalle, si bien las distancias los separan tanto geográficamente, como en sus actividades cotidianas, la unidad ya está puesta en marcha. Lo más destacable es que no persiguen nada que no sea mejorar las condiciones de su entorno para todos, “Nosotros no buscamos que la gente nos aplauda ni  nada así, nunca lo pensamos así, ni esperábamos que la gente se iba a enterar de esto que habíamos hecho”, es lo que más resaltan estos jóvenes, demostrando que el verdadero estímulo es aportar desde lo que puedan a su comunidad. Así al menos lo tiene claro Jeremías “Nos gustaría que esto fuese más grande que quizás  puedan ayudarnos dirigiendo, estamos dispuestos a contribuir, por ejemplo yo estuve hartas veces  en La Serena en este tipo de actividades, limpieza de playas por ejemplo y pero no he ido a la cabeza de las actividades y no tengo el tiempo tampoco para eso, pero si tengo tiempo para ayudar y las ganas siempre están”, también Carla “Estoy dispuesta a no dejar mis estudios ni nada, pero si a seguir tratando de hacer algo por Ovalle en temas culturales de ecología y medioambientales, se nos va a hacer difícil, pero cuando uno quiere lo puede. Nosotros igual ahora armamos un colectivo cultural, se llama Cactus y estamos dando películas en la población y nos gustaría que la gente llegara y se motive, porque el primer día si llegó gente, el segundo  más o menos también, pero nosotros hacemos esto para la gente, no lo hacemos para nosotros”. La comunidad nace de las necesidades de todos y todas por hacer de este mundo y de nuestro entorno algo mejor, para nosotros, pero sobre todo para quienes vienen detrás, los niños.

Para finalizar basta leer esta reflexión a la que nos invita Jeremías “es tan fácil hacer un cambio, sobre todo cuando es colectivo, imagínate esto no era sólo de tres personas, fue algo que se empezó  a difundir, pero muy poco y después se hizo colectivo, entonces es tan fácil limpiarlo, falta eso crear esa conciencia de sentirse limpio y no ensuciar eso es lo que le falta a la gente, conciencia ambiental y trabajar juntos en todo aspecto.”

 

 

 

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