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Roberto Rivas Suárez
Tras la puesta en marcha de la Ley de Género, más de 20 solicitudes se han recibido en el registro civil ovallino para intentar obtener un nuevo nombre y género. Gustavo Ibacache recibió su carnet con su nuevo nombre tras cumplir con los requisitos en un proceso de menos de dos meses.

Su cambio fue paulatino, siempre apoyado por su familia, pero no siempre entendido por la sociedad. Su familia lo entendió primero que él al verlo crecer y sentir más afinidad por los juegos de varones que por los de sus hermanas.

Nació en el cuerpo de una niña, pero siempre supo que sería un varón, aunque su nombre y su carnet de identidad dijeran lo contrario. Por esa misma condición los colegios y círculos sociales no terminaban de entender algunas situaciones, sobre todo entre los más adultos y conservadores.

Este jueves, arropado con una contagiosa emoción, este joven ovallino de 23 años recibió su carnet de identidad que determina que ante la sociedad chilena es un hombre llamado Gustavo, nombre que él mismo decidió cuando cumplió su mayoría de edad.

“Desde muy pequeño siempre jugué con mis hermanos varones a la pelota, andaba en bicicleta, y era muy libre. Mis hermanas siempre me apoyaron, pero todos sabían que en el fondo yo era un varón. Fue difícil para mí usar falda porque de pequeño siempre usé buzo”, contó Gustavo a El Ovallino tras recibir su carnet.

Incómoda  aceptación

Narró que su educación fue un poco complicada en el sentido de entender su propio cambio. “Yo lo sufrí para mí, no porque la gente me discriminara, en Ovalle la gente joven es más abierta, pero los adultos son todavía conservadores”.

En su proceso educativo pasó por varios colegios, incluyendo uno exclusivo para niñas como La Providencia en su momento. Pero fue tanta la incomodidad que decidió culminar sus estudios en La Serena, donde nadie le conocía y donde podría comenzar con una personalidad más acorde a su naturaleza.

“En un momento sentí que había más apertura, aunque la gente mayor es más complicada.  A los 18 años decidí que me iba a llamar Gustavo, porque el nombre me gustó y me pareció imponente, tiene presencia”, comenta el joven.

A partir de ese momento, hace cinco años, Gustavo se presentaba a realizar un trámite legal portando un carnet con un nombre femenino, y los funcionarios reaccionaban confundidos. “Era muy difícil, si iba al doctor o a un banco, mostraba mi carnet y les tenía que explicar. ‘Sí, soy yo, si lo prefiere me puede llamar por el apellido”, decía él tratando de bajar la presión.

Su emoción no la puede ocultar al recibir el carnet, aunque reconoce que apenas es un documento para las demás personas. “Es para que sepan y entiendan, aunque yo siempre supe quién soy, pero es un paso importante lograr esta identificación. Ahora sí soy legalmente Gustavo”.

Justicia social

La seremi de Justicia y Derechos Humanos, Alejandra Valdovinos, explicó a El Ovallino que la entrega del carnet para Gustavo, significa la validez que como sociedad se le entrega a las personas, y la libertad de justamente poder decir quiénes son y cómo se sienten, lo que se determina por la esencia de las personas y no por las imposiciones sociales.

“Cuando uno ve las vivencias de las distintas personas que han atravesado esto, es cuando uno puede comprender la carga emocional  y psicológica que tiene. En la medida que nosotros tengamos la apertura de escuchar que lo más importante más de lo que nosotros creemos  es lo que la persona te está contando desde el punto de vista cómo ella lo ve, entonces va a existir la apertura de poder ayudarlo y colaborar, lo más importante es que las personas sean felices en su vida y que no le estemos haciendo la vida más difícil de lo que la vida ya puede ser”.

En tanto el director regional del servicio de Registro Civil de Coquimbo, Alfredo Villagrán, indicó que fue muy relevante poder entregar una nueva identificación a una persona que ha decidido hacer su cambio de nombre y género en una ciudad como Ovalle.

“Para Ovalle representa un hito porque es una ciudad relativamente pequeña, demostrando que hemos puesto énfasis no sólo en las grandes ciudades, sino en ciudades como Ovalle o Illapel, donde se han realizado estas audiencias y hemos podido constatar que nuestro servicio ha cumplido con los plazos (45 días) haciendo una labor eficiente”.

Refrió que hay al menos 80 solicitudes de cambio de género y nombre en la región.

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