Aunque son muchos los hombres y mujeres que han dejado huella en la consolidadción de la pequeña y mediana industria frutícola de la región y de la provincia del Limarí, hay una investigadora que destaca por sus aportes científicos y académicos.
Angélica Salvatierra es investigadora del Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Intihuasi, quien, tras 35 años de trabajo en el área del cultivo de frutales bajo escenario de escasez hídrica en la zona, se acoge a retiro.
Salvatierra es Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile, Doctora en ciencias Agropecuarias (Ingeniero Agrónomo M.Sc. – Ph.D. de la Universidad de Tsukuba, Japón), labora en INIA desde 1987 y registra una larga lista de investigaciones y colaboraciones académicas.
Inicios
En entrevista con El Ovallino, la profesional repasó lo que fueron sus inicios en la institución hace más de tres décadas.
“En esos años, lo que nosotros hacíamos en la zona era la evaluación de nuevas especies y variedades de plantas frutales, para ofrecer alternativas productivas a los agricultores, y es así como se evaluaban en parcelas los duraznos, mandarinas, cítricos en general, frutales de nueces. Yo participé en algunos de esos proyectos, incluso con arándanos, frambuesas, frutilla. Porque en esos tiempos estábamos buscando una alternativa frutícola para la zona, así que trabajábamos en amplios sectores entre Atacama y Coquimbo, y participé en la confección de los informes finales, eso fue mi primer trabajo: recopilar la información y traducirla en informes”.
Recordó que eran tiempos más lentos, ya que para preparar una capacitación tenían que recopilar la información, hacer los gráficos en papel milimetrado, contar con el apoyo de un dibujante técnico y realizar las diapositivas
“Así que no es con la velocidad de ahora que uno trabajaba. Ahora tenemos que tener el material de un día para otro. La rapidez de los procesos también es un cambio importante. Yo tuve la suerte de conocer ambos mundos y puedo decir que cada uno tiene sus pro y sus contras”.
Consolidación frutícola
Luego de más de tres décadas, Salvatierra pudo ver cómo su trabajo se consolidó en la industria frutícola local, sobre todo para pequeños y medianos agricultores.
“No es solo mi aporte, yo fui parte de un equipo. Hubo colegas que se han ido antes que yo y fueron protagonistas de esa consolidación de la fruticultura a otras especies que no sean vides”.
Recordó la especialista que durante un lapso estuvo trabajando en el sur y se separó un poco de sus funciones por motivos académicos.
“Cuando volví a la provincia la fruticultura ya había avanzado. A mi regreso en el año 2000, me enfoqué en cultivos que no estaban tan masivamente desarrollados, y que no eran para exportación, sino que eran para satisfacer un mercado muy local, como el papayo y el copao, que tiene un potencial enorme. Tienen una importancia más cultural que económica, por todo lo que involucra al grupo de pequeños y medianos agricultores”.
¿Cómo valora usted a los pequeños agricultores del Limarí?
-“Ha sido muy gratificante poder trabajar con ellos, ya que están muy deseosos de aprender nuevas tecnologías para mejorar sus sistemas productivos. En estos momentos estamos trabajando con limones en la comuna de Punitaqui, y ellos valoran mucho el trabajo institucional del apoyo que le hemos dado en términos de tecnología y enseñanza. Eso es un proceso largo, no es lo que dura un proyecto, es un camino que se tiene que recorrer, y que yo no lo voy a ver terminado, sino que lo verán quienes vendrán detrás de mí”.
Precisamente uno de sus proyectos actuales, busca mejorar las condiciones de plantaciones de limoneros de pequeños agricultores del secano de Punitaqui y lograr una mayor rentabilidad en el rubro limones.
El próximo 31 de marzo la profesional se acogerá a retiro voluntario, dejando una larga estela de investigaciones y capacitaciones desarrolladas.
