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Rodolfo Pizarro
El académico y Doctor (c) en Democracia y Gobierno, Eduardo Marín, explica las implicancias de cada una de las opciones que la ciudadanía y la clase política baraja para redactar la nueva Constitución.

El Gobierno del Presidente Sebastián Piñera tomó la decisión. Dejó atrás las posibles dudas de una reforma y derechamente al interior de La Moneda se está hablando de una nueva Constitución. Tras 26 días de movilizaciones en todo Chile, las autoridades a nivel central ya están barajando la posibilidad de dejar en el pasado la obra construida en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet.

Desde que el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, anunció el domingo que el Gobierno impulsaría una nueva Carta Fundamental, La Moneda ha realizado una serie de gestiones para arribar a un acuerdo con la centroizquierda. Quizás la principal conclusión de todos esos contactos y reuniones es que ni Chile Vamos ni la oposición tienen hoy los votos suficientes para imponer sus términos en esta negociación.

Lo cierto es que ya se está hablando sobre los mecanismos para la creación de la Carta Fundamental. En este escenario, es vital tener claros ambos conceptos y saber en qué consta cada uno de ellos.

La propuesta del Gobierno –hasta el minuto- es la del Congreso Constituyente. En palabras del académico y Doctor (c) en Democracia y Gobierno, Eduardo Marín, este mecanismo “es un Parlamento, el mismo Congreso, que se les encomienda una función, que es –además de la función legislativa- que es redactar y generar nuevas condiciones para una nueva Constitución. Sin embargo, en el caso de Chile, aún no se ha aclarado si esto se va a encomendar al actual Congreso o habrá una nueva elección de un Congreso Constituyente. Eso aún no está claro, ya que a los actuales parlamentarios se les puede mandatar redactar la Carta Magna o llamar a nuevas elecciones para elegir a nuevos diputados o senadores”, sostuvo.

Para el cientista político, algunos sectores del oficialismo están pensando en que sean los parlamentarios del actual Congreso los que tengan la misión de redactar la Carta Fundamental.

Esta opción podría ser un arma de doble filo, ya que actualmente las autoridades políticas, y la institucionalidad del Congreso no goza de buena salud. Según la encuesta de mayo del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea CERC-Mori, la política y sus instituciones están viviendo el período más negro.

“La confianza en las instituciones políticas y de la democracia se desploma, junto con sus personeros", indica, donde los partidos políticos registraron un 5% de confianza, mientras que el Senado alcanzó el 7%.

Para Marín, estamos viviendo los tiempos de la “crisis de representación”.

“Las personas sienten una crisis con sus representantes, se sienten no conectados a ellos, el sueldo de los parlamentarios es uno de los más altos de los países que componen la OCDE, por tanto, hay una crisis de legitimidad de lo que es el Parlamento. Asumir como principal fundamento teórico una nueva Carta Magna con la representación, es muy complicado. Con los niveles de representación existentes, es complejo generar una Constitución, cuyo movimiento impulsor de cambio viene desde abajo y no se origina desde las elite, por lo que un Congreso Constituyente no sería la mejor opción de acuerdo a las condiciones actuales, depende mucho del contexto”, explica.

En España se originaron los Pactos de la Moncloa en 1977, donde fue el Congreso quien redactó la nueva Constitución. Sin embargo, “ese era un mecanismo coherente y legítimo para ese momento del país, pero la realidad política chilena actual dice otra cosa”, dice Marín.

ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Durante este martes, todos los partidos de oposición, desde el Frente Amplio hasta la Democracia Cristiana suscribieron un comunicado en conjunto referido a la forma en que quieren que se impulse la Constitución. Esto, tras los intentos del gobierno por impulsar un Congreso Constituyente.

“Es un hecho que la única posibilidad de abrir un camino para salir de la crisis pasa por una Nueva Constitución. Las y los ciudadanos movilizados en todo el territorio nacional han establecido, por la vía de los hechos, un proceso constituyente en todo el país. Las fuerzas políticas tenemos el deber de hacer viable un plebiscito vinculante para el establecimiento de una nueva Carta Magna que rija los destinos del país”, dice el escrito.

De acuerdo a las definiciones, una Asamblea Constituyente es un mecanismo donde se genera un cuerpo colegiado con distinta representatividad, conectada con ciertos grupos particulares de la sociedad y ellos tendrán la única función de redactar una Carta Fundamental.

“Para aquello, implica la elección de representantes, quienes la redactarán e inmediatamente terminado el proceso, esta Asamblea se disuelve”, indica Marín.

Existen diversos mecanismos para escoger a los representantes, desde elecciones directas de ellos con cierta cantidad de cuotas como de género, de minorías, o cuotas de grupos étnicos, por ejemplo. Otro mecanismo que se ha utilizado en otros países es la de generar un sorteo, donde los ciudadanos comunes y corrientes que participan en una sociedad “también serían representativos de realidades sociales, políticas y de realidades actuales. Por tanto, cualquier ciudadano sorteado podría tener la posibilidad de conformar la redacción de una Constitución”.

Sobre este punto, Marín señala que ciertos sectores políticos pueden caer en menospreciar a los ciudadanos electos mediante sorteo.

“Es como mirar en menos a cierta parte de la ciudadanía, que no sería capaz de generar una redacción. Sin embargo, cuando se producen estos momentos constituyentes, aumenta la instrucción política de las personas”.

“Creemos que la mejor forma para cambiar la Constitución, y de acuerdo a experiencias de otros países, es que surja desde la gente, de manera democrática, a través de una Asamblea Constituyente. La gente se podría postular y proponer ideas para que sean electas. El Partido Humanista lo pide desde hace 35 años, donde la gente podrá entregar las temáticas que más los afectan y quieren que se incluyan en la Cara Fundamental”, sostuvo Nicolás Filipic, coordinador del frente Amplio en Ovalle.

La versión mixta de ambos mecanismos se relaciona con incluir cierto grupo de personas electas para una Asamblea Constituyente y juntarse con miembros electos del Parlamento, y ellos redactarían a Carta Fundamental.

“Mi opinión es que debiera ser una fórmula mixta (para determinar el mecanismo de una nueva Constitución), que el Congreso asuma sus facultades legislativas que le otorga la constitución, junto con un Congreso Constituyente que permita tener una visión mucho más amplia en todas las materias, para después la ciudadanía se pronuncie respecto a este proyecto”, sostuvo el diputado Francisco Eguiguren.

Tres opciones para la redacción de una nueva Constitución, una Carta donde todos los ciudadanos se sientan partícipes e integrados es la que se comenzaría a redactar. ¿Cuándo? La respuesta es aún incierta.

 

 

 

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