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La apoderada ovallina comenta que por más de 10 años su hija ha estado en el Colegio Pucará sin mayores inconvenientes. No obstante, en el último año ha presentado una serie problemas, siendo uno de los hechos más graves cuando la joven terminó llorando encerrada en el baño, sin el conocimiento de los profesores a cargo.

Desde los 7 años de edad que una joven con síndrome de Down se encuentra estudiando en el Colegio Pucará de Ovalle.

En este establecimiento la joven no había presentado mayores inconvenientes, salvo en una ocasión cuando su madre la encontró sola en la calle, “cuando ella tenía 10 años un día la fui a buscar, en ese momento la encontré afuera del colegio, yo hice el reclamo y desde el colegio me pidieron las disculpas, dijeron que iban a tener mayor cuidado y preocupación, yo con eso me quedé tranquila, y así pasaron los años sin ningún otro problema”, apunta la madre de la joven, identificada por las iniciales E. I. C. C.

De esta manera la joven fue creciendo y estudiando en el Colegio Pucará sin ningún tipo de problema, al menos hasta el año 2021, una vez que regresaron a las clases presenciales post pandemia.

Fue ahí cuando la madre tuvo su primera molestia por un descuido por parte del establecimiento, “un día mi hija me llamó porque estaba encerrada en el baño llorando, me decía que le dolía mucho su guatita. En ese momento yo llamé a la profesora y ella me dijo que mi hija estaba en clases de música, ahí yo le expliqué que ella me había llamado y que estaba llorando en el baño. Después de todo hice el reclamo a las coordinadoras, ¿cómo era posible que la profesora no se asegurara que mi hija llegara a la otra clase?, pero mis reclamos nunca tuvieron buenas respuestas, solo le bajaron el perfil al problema”, explica la madre ovallina.

“Para mí lo más grave de esto es que yo me pregunto qué hubiese pasado si mi hija no hubiese estado con el celular, yo no me hubiese enterado nunca”, complementó.

 

OTROS HECHOS

 

Durante este 2022 se presentaron nuevos problemas entre la familia y el colegio, esto cuando la joven constantemente llegaba a su casa con dolores en los brazos, lo que aparentemente sería por culpa de unos trabajos en el taller de cocina del establecimiento.

“Ella llegaba diciendo que le dolían los bracitos, yo le comentaba esto a la profesora, pero el problema es que ella nunca me creía. Un día llevé a mi hija al doctor y le detectaron una tendinitis, entonces yo me pregunto ¿por qué en el colegio no consideraron mi reclamo?, yo nunca vi preocupación”, apuntó la madre.

“Otro día fui al colegio porque la profesora me había llamado porque mi hija estaba con mucho llanto, yo fui hasta el colegio y una funcionaria me dice que ya le dieron agüita con azúcar y que ya estaba en clases, yo le dije que necesitaba verla, pero ella me prohibió verla. El papá de mi hija trabaja en el colegio, entonces él fue a ver a la profesora y a mi hija, recién ahí me dejaron verla”, agregó.

 

LA GOTA QUE REBASÓ EL VASO

 

Tras estos reclamos, la madre cree que desde el colegio se generó una persecución en contra de su hija, lo que ejemplifica con un hecho puntual.

“Mi hija desde los 7 años que está en este colegio, ahora tiene 20 años, y ella nunca tuvo un problema, siempre fue una compañera excelente, y cuando yo empecé a hacer estos reclamos encontré que empezaron todos los descargos. Un día me citaron al colegio y me dijeron que mi hija le sacaba los lápices y la goma a la profesora, y también le acusaron de robar una billetera, eso a mí me descolocó. Yo le pregunté esto a mi hija, ella me reconoció que sí le había sacado los lápices y la goma, pero me negó el tema de la billetera, ella me dijo que no es verdad eso”, apuntó la madre.

Por esta razón, la madre decidió poner un reclamo en la Dirección Provincial de Educación, desde donde la derivaron a la Superintendencia de Educación, por la gravedad de las acusaciones.

De esta manera, la apoderada se dirigió a capital regional para poner una demanda al colegio, “yo con esta denuncia busco que sea evaluada la situación de la profesora, quizás a mi hija se le podría poner otra profesora o la podrían cambiar de curso, no sé, pero mi hija tiene derecho a seguirse educando”, explicó.

 

ACTUALIDAD

 

Estas situaciones provocaron que la joven dejara de asistir a clases por casi dos meses, aunque durante la presente semana se concretó su regreso a las aulas. A la par, la joven se encuentra en sesiones con un psicólogo.

Diario El Ovallino tomó contacto con el Colegio Pucará de Ovalle, quienes prefirieron no referirse al tema por el momento, en consideración del proceso que se está llevando a cabo.

 

 

 

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