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Los pequeños y medianos agricultores de uva flame de Monte Patria, específicamente de la zona de Chañaral Alto, advierten que este 2022 será un año de pérdidas ante la difícil situación que atraviesan. Acusan que la batalla contra los grandes regantes sigue siendo desigual

Con mucho menos territorio sembrado que en otras temporadas, un precio muy por debajo del que se cobraba en otras temporadas, y un calibre que dará solo para pasas, los pequeños y medianos agricultores de uva flame de Chañaral Alto en la comuna de Monte Patria, advierten que será un año de pérdidas como no las han tenido en temporadas anteriores.

Julia Zepeda, es una de las productoras montepatrinas que ha sufrido los embates del clima, acusando además poco apoyo oficial.

“La temporada es mala. Yo perdí como nueve hectáreas que no he podido cultivarlas por falta de agua. Tuve que sacrificar algunas hectáreas para poder cosechar otras pocas. En septiembre ya sabíamos que no alcanzaría el agua para regar todo lo que teníamos, entonces tuvimos que priorizar y saber que dejaríamos perder algunos parrones. Porque uno tiene que perder algunos para poder cosechar otros, pero esa no es la idea”, lamentó Zepeda.

Señaló que otra de las dificultades que atraviesan los pequeños y medianos productores es la que tiene que ver con las deudas y el financiamiento de ellas.

“Yo tengo un crédito vencido, que no he podido pagar porque no he podido vender nada y los bancos no perdonan, sino que tengo que pagarlo, así no haya vendido nada. Además los compradores de pasas y de uvas están pagando la nada misma por cada kilo. Por la uva colgando están pagando como 120 pesos, que la compran para hacer ellos el proceso de las pasas. Y todavía dicen que es mal precio para las pasas”.

Recordó que el año pasado llegaron muchos compradores interesados por las uvas, pero este año no. “Así que nosotros tenemos que ver cómo pagamos para cosecharla, y luego ver cómo hacer para venderlas. La uva que llevan para el mercado central de Santiago la están pagando en 300 o 400 pesos el kilo. El año pasado estaban pagando entre 600 y 800 pesos el kilo de esas uvas. Yo creo que hemos perdido o dejaremos de ganar unos 50 millones de pesos”.

Apoyo oficial

Resaltó Zepeda que lo que necesitan es más apoyo del gobierno. “En este contexto de pandemia parece que ya se olvidaron de la agricultura familiar campesina. Por lo menos deben prorrogar los plazos para los pagos de las deudas, sabemos que no se van a borrar, pero nos deben dar plazos para uno poder negociar y uno pueda tener a cosecha. Hay gente que no alcanzó a cosechar nada”.

Acusó que siempre lo grandes predios tienen asegurada su producción con tranques que garantizan buena cosecha, en detrimento de los pequeños y medianos productores que deben hacer rendir la poca agua que les llega por los sistemas.

“Esas grandes empresas siempre van a tener las de ganar”.

Complejidad

En tanto, el productor y vocero de agricultores Marcelo Laguna, señaló que la situación es extremadamente compleja, ya que incluso hubo turnos a los que no les llegó el agua en la parte baja de Huatulame.

“De hecho, nos queda un turno más y ya no tenemos más agua, porque ya no le quedará agua al tranque de Cogotí, así que hemos tratado de ver cómo resolver el problema. Yo sacrifiqué como siete hectáreas para poder regar unas diez, y ni siquiera para tenerlas al 100% como en años anteriores”.

Advirtió que saben que hay soluciones a futuro, pero nadie quiere tomar las riendas de la decisión.

“Nade quiere hacerse cargo y solucionar los problemas. Lo ideal es hacer pequeños diques y lagunas de cultivo para poder acumular más agua durante el invierno, y hacer los trabajos para mejorar la canalización para los agricultores. Pero no se han tomado las medidas con seriedad”.

Acusó también que las grandes empresas tienen más posibilidades de tener sus propios grandes estanques con los que se pueden garantizar al agua para el riego, mientras que el pequeño y mediano productor debe depender el sistema de distribución.

“Ellos hacen sus tranques, acumulan agua y plantan más, y a los más chicos no les queda, no pueden hacer esos tanques, porque son muy caros; los subsidios no llegan porque son lentos y no son para todos. Los tanques no son para regar más hectáreas, sino para mantener las que ya tienen, y eso es lo que nos está pasando a nosotros y en Chile, y va a seguir pasando hacia el sur si no se para eso a tiempo, y si no se hacen obras que realmente puedan servir para todos, no solamente para algunos”

Apuntó que de los más de 100 productores, la mayoría ha perdido más del 70 % de sus siembras, más allá de lo que se había perdido por la sequía anterior y por el problema de precios que ha tenido la uva flame.

“Estamos produciendo un 30% de lo que nos quedaba. Y lo que quedará será para pasas, que es a un precio mucho menor a lo que uno esperaba. También es mucha la mano de obra que se deja de contratar, de hecho muchos los trabajadores se han mudado al sur para poder trabajar. Tenemos un 20% de la mano de obra que ocupábamos antes. Al final estos pueblos pueden quedar como pueblos fantasmas”, acusó el productor.

 

 

 

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