Una propuesta de inclusión. Una idea en la que padres y amigos de niños y jóvenes con síndrome de down acordaron trabajar hace más de 15 años, para lograr una institución que hiciera de la inclusión social una realidad en muchos niveles.
Fue así como el 1 de septiembre de 2005 nació en Ovalle la Agrupación Dyllan Down para niños con esta condición. Padres y amigos se reunieron en torno a un sueño y fueron asesorados por la pediatra Susana Verdugo, dando así los primeros pasos en labores sociales.
Actualmente cuenta con poco más de 40 integrantes vigentes, aunque contabilizan en más de 75 las personas que han formado parte de la institución en estos años de esfuerzo voluntario.
La presidenta de la organización social, Sonia Flores, explicó a El Ovallino que “los objetivos de nuestra organización son velar por el desarrollo y la inclusión de nuestros niños, para que logren desarrollarse en diferentes ámbitos, principalmente en el área artística que es lo que ellos aman”.
Sobre el escenario
Señaló Flores que si bien en los últimos 17 años han diseñado y desarrollado decenas de proyectos sociales y actividades inclusivas, las que tienen que ver con el arte y la cultura han tenido un lugar especial en el gusto y en el corazón de todos sus integrantes.
“Son muchos los proyectos desarrollados desde nuestros inicios, pero la realización de las clases de danza junto al Grupo Folclórico Paihuén en el último tiempo, es el que más gratificaciones nos ha dado, ya que nos ha permitido hacernos visibles ante la comunidad ovallina y ante distintas comunas de la provincia, donde hemos tenido la oportunidad de presentarnos”, explicó.
Indicó que en ese sentido han participado en diferentes galas y actividades culturales, aniversarios de instituciones y convocatorias municipales en las que los ensayos de las coreografías, la preparación del vestuario, y la organización de la logística les ha ayudado a cumplir los objetivos de integración e inclusión, tanto al interior de la agrupación, como con otras organizaciones y personas.
En ese sentido resaltó y valoró el apoyo de los apoderados y cercanos, señalando que sin su colaboración, no sería posible realizar las actividades tal como las sueñan.
“Con respecto al apoyo de los apoderados, debemos agradecer que siempre hemos contado incondicionalmente con ellos, ya sea de los padres, apoderados, cuidadores y socios colaboradores, ya que cada vez que necesitamos realizar alguna actividad, siempre están presentes”. Aseguró la dirigente social.
Momentos complejos
Sin duda alguna uno de los momentos más difíciles que atravesó la agrupación social fue el inicio y desarrollo de la pandemia, ya que los jóvenes integrantes requerían continuar con sus rutinas, sus terapias y sus contactos entre ellos.
Antes de los decretos de resguardo sanitario, los miembros de la agrupación acostumbraban realizar actividades semanalmente, lo cual obviamente tuvieron que dejar de lado, generando depresión en los niños y sus familiares, ya que sus acostumbrados talleres de manualidades, de danza, o actividades artísticas, tuvieron que esperar hasta tanto las condiciones las permitieran.
Ya en esa ocasión se realizaban talleres de bailes folclóricos y presentaciones junto a los miembros de la Agrupación Paihuén, pero se minimizaron las condiciones de actividades presenciales y se decidió, como era de esperarse, evitar las presentaciones para no exponerse a la enfermedad.
Las actividades en línea no eran una alternativa viable, ya que no siempre eran muy bien recibidas por los miembros de la institución y sus apoderados. Fue cuando decidieron entonces impartir y participar en talleres de cocina y manualidades tanto para los jóvenes down como para sus apoderados, quienes tuvieron además una herramienta para lograr algunos recursos económicos extras en medio del difícil confinamiento.
Activamente
Asimismo la agrupación participa activamente de las convocatorias que realiza la Oficina Municipal de la Discapacidad, entre las que se encuentran jornadas y exposiciones navideñas, actos de Fiestas Patrias, reuniones organizativas y otras.
En distintas expo-ferias pueden ofrecer los productos que son elaborados por jóvenes y apoderados y que sirven para reunir fondos para invertir en sus actividades.
Igualmente son parte del conglomerado de instituciones que forman el Consejo Comunal de la Discapacidad, que entre otras cosas reciben los servicios del Centro de Rehabilitación Integral de Ovalle, ubicado en la avenida La Paz, en el que los niños y jóvenes participan de terapias y consultas para mejorar sus capacidades motrices e intelectuales.
Espacios apropiados
Finalmente señaló Flores, que la fundación que dirige se encuentra en conversaciones con otras cuatros agrupaciones locales, con quienes presentarán a las autoridades comunales un gran proyecto en conjunto.
Se trata del trabajo junto a las organizaciones Familias Azules, Panipron (Padres de Niños con Problemas Neuromotores), Escuela Inclusiva y Deportiva Amor Verde y Yungay de Corazón, con el que buscan recibir un terreno en comodato y poder levantar una sede en común para actividades sociales, recreativas, educativas y terapéuticas.
En las instalaciones cada organización tendría independencia de funcionamiento, y algunos insumos propios, aunque el objetivo es poder compartir espacios y material didáctico en función de la formación de los niños y jóvenes integrantes de las cinco agrupaciones.
“Todo lo que nos hemos propuesto desde que nos constituimos como agrupación lo hemos materializado. Aunque falta por cumplir el anhelado sueño de lograr un espacio físico para todos los niños con capacidades diferentes, por eso el apoyo que necesitamos de nuestra comunidad es ayudarnos a lograr nuestros objetivos, para poder trabajar con los chicos y chicas en un espacio propio y no tener que estar siempre poniendo caras para que nos presten un lugar donde poder desarrollar las diferentes actividades. Eso queremos, y por eso esperamos que las autoridades nos ayuden a concretar estos objetivos que apuntan a la inclusión, y que no se queden las propuestas solo en trámites”, puntualizó Flores.
