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Cedida Hospital de Ovalle
El conductor de 70 años de edad contó en exclusiva a El Ovallino su vivencia de tres semanas hospitalizado y cómo logró ganar la batalla al Covid-19. Agradece al equipo médico quienes se convirtieron en su "familia de apoyo” y deja abierta la duda sobre la trazabilidad del contagio.

Aunque la entrevista se tuvo que hacer por teléfono, y en algunos pasajes se nota una respiración cansada, también se siente el ánimo elevado de quien logró vencer a una enfermedad que a nivel mundial ha cobrado más de 170 mil vidas.

Es la experiencia de Ahomer Ramírez, ovallino, conductor de colectivo quien se debatió entre la vida y la muerte durante tres semanas, hasta que el equipo médico del Hospital Provincial de Ovalle logró estabilizar su salud y darlo de alta durante la noche de este lunes.

Con 70 años, comentó en exclusiva para El Ovallino su periplo desde que comenzó a sentir los primeros síntomas hasta su expectativa por retomar su vida normal. Es el tercer paciente de la ciudad en recuperarse de la contagiosa enfermedad.

“A mí me habían operado en otras ocasiones, he estado hospitalizado antes, pero esta experiencia es completamente diferente, nunca viví algo como esto. Es algo muy grave y yo le recomiendo a la gente que de verdad deben tener cuidado, porque una situación como ésta no se había vivido”, explicó Ramírez.

¿Sintió miedo en algún momento?

-“Mucho miedo. Me vi subiendo en una nube. Me iba pa’arriba. En el momento más crítico pensé que ya iba a tener que entregar las herramientas porque ya no podía más. Ya no tenía más fuerzas. Eso fue el domingo antepasado (domingo 12 de  abril), que yo sentí que no tenía más fuerzas, que ya no podía más, pero siempre encomendado a Dios, y pidiéndole que me ayude, y quizás por eso estoy aquí viviendo porque Dios puso las manos sobre las personas que me tenían que ayudar”.

¿Llegó a estar inconsciente?

“Estuve a punto. Sin fuerzas. Estuvieron a punto de entubarme pero los doctores dijeron que yo había luchado por mi vida. ‘No lo entubamos porque nunca perdió la conciencia’ me dijeron. Tenían el equipo afuera y listo para hacerlo”.

Sin visitas.

Refirió Ramírez que una de las pruebas más duras es sin duda no poder recibir visitas de familiares y amigos. Aunque ninguno de sus cuatro hijos vive en Ovalle (tres hijas en Santiago y un hijo en La Serena) la visita fue completamente restringida.

-“Todavía no puedo ver a mi familia, solamente por videos y llamadas. Hace tres semanas  que no he podido ver a ninguno. Los médicos y quienes me cuidaron se convirtieron de alguna manera en mi familia de apoyo. Sobre todo en el momento más crítico. Yo pensaba pasar mi recuperación en Santiago con mi hermana, pero no se puede porque todavía el riesgo es muy alto”.

¿Cómo fue el proceso para determinar su hospitalización y detectar el Covid-19?

-“Yo comencé a sentir mi garganta seca, sin apetito, ya no comía casi. Y empecé a sentirme muy decaído, y eso para mí es muy raro porque yo habitualmente me levanto muy temprano y salgo a trabajar con ánimo. Pero ya un par de semanas antes de que me hospitalizaran comencé a sentirme débil. No tenía fuerza, como que el último día tuve dolores muy intensos en el estómago y con mucha fiebre. Me subí al auto y no fui capaz de moverlo. Era un dolor muy intenso en el estómago y tenía la garganta seca”.

¿Decidió ir por sus medios al hospital?

-“No, yo llamé al sistema de emergencia de Covid-19 y me preguntaron algunas cosas y mandaron una ambulancia. Ellos me llevaron al SAR y después al hospital, pero después me devolvieron a la casa como a las 3.30 de la madrugada. Una doctora dijo que yo no tenía nada en el estómago y me mandó a la casa. Yo me enojé con ella. Más tarde en la mañana volví a sentir los dolores y una intensa fiebre y en la mañana le pedí a un compañero de trabajo que me llevara de nuevo al hospital y ahí quedé hospitalizado. Yo nunca había sentido dolores así.”

Relató que antes de llegar al hospital pasó por el consultorio de un médico particular quien le mandó a hacer una ecotomografía que no arrojaría ningún resultado. Luego, en el hospital quedaría internado y es cuando comprueban que está contagiado con Covid-19.

¿Y el equipo médico?

-“Con respecto a la gente de salud que me atendió, cómo me gustaría darle un abrazo a cada uno de ellos, para poder agradecer lo bueno que fueron conmigo todo el equipo médico de la Unidad de Cuidados Intensivos, el equipo médico de la entrada, de todas las dependencias en las que estuve. Ellos pudieron todo de su parte para que yo pudiera estar hoy día como estoy, por eso estoy muy agradecido y por eso quiero expresar a cada uno mi sentimiento de agradecimiento”.

¿Cuántas personas intervinieron en su cuidado y recuperación?

-Los equipos que me cuidaron en la UCI serían de unas ocho o diez personas que se iban rotando diariamente. Y acá en el pensionado (Residencia Hospitalaria) también hay unas 6 o 7 personas, sumando al equipo de kinesiólogos que no le puedo decir lo buena personas que son.

¿Cómo fue su forma de contagio?

-“Yo no he salido de Ovalle. Se supone que alguien que iba de paso por Ovalle me contagió. Eso es lo que suponen los médicos y yo también, porque yo no tengo relación con ninguno de los contagiados de la ciudad. No hemos podido descubrir cuál fue mi foco de contagio.

Solamente tenemos la teoría de que fue en el auto, de alguien que se subió y que sería portador del virus y que estaría de paso por Ovalle, porque yo no he tenido contacto con alguien que conozca que está contagiado”.

Ramírez labora como conductor de un colectivo de la línea 17, de los que suben a la población Atenas, e indicó que ninguno de los otros conductores ha manifestado síntomas de coronavirus, y que incluso el compañero que lo trasladó al hospital, cumplió una estricta cuarentena y ha resultado negativo para la enfermedad.

Desde que salió de la hospitalización, durante la noche del lunes, ha tenido que guardar reposo y cuarentena por otras dos semanas en una de las Residencias Hospitalaria habilitadas para recibir a pacientes que no pueden estar en sus casas, pero tampoco hospitalizados.

Y con respecto a su estado de salud, indicó que todavía no está completamente fuerte. “Estoy en un 90% de mi fuerza” calcula Ramírez.

“Hice ejercicios y me cansé un poco, pero ya me falta poco para regresar a la casa”.

 

Ahora sin trabajo

“Ahora me va a tocar pedir ayuda, para conseguir un trabajo, para ver si alguien me puede ayudar socialmente”, indicó Ramírez, quien aclaró que no es dueño del vehículo en el que trabaja y que por las próximas semanas no podrá continuar al frente del volante, por lo que pedirá ayuda a la municipalidad.

“No voy a  salir en las mismas condiciones y no puedo exponerme a trabajar con público”, aseguró.

 

 

 

 

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Diario El Ovallino