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Cada 27 de mayo se conmemora el día de la medicina de emergencia y en esta importante fecha los protagonistas de este trascendental servicio clínico cuentan cómo es estar al pie del cañón en las urgencias de la gente y los sacrificios personales que esto conlleva.

Estos días en la Urgencia del Hospital de Ovalle se vivieron duras emociones, ya que partieron la semana recibiendo a seis pacientes afectados por una explosión por fuga de gas, además de notarse un aumento en consultas desde el avance a fase 3 de la comuna, tanto en atenciones respiratorias como de otras patologías.

El Dr. Guillermo Salas, es médico cirujano de la Unidad de Emergencia, fue quién le tocó recibir el turno del lunes en la mañana temprano, cuando se produjo una fatal explosión en un domicilio del Parque Inglés que dejó seis heridos de gravedad, con tres de ellos trasladados a otros centros, mientras que tres siguen su recuperación en Ovalle.

El profesional relata que “los pacientes fueron trasladados desde el lugar de los hechos, justo en el cambio de turno, fue una situación bastante difícil, seis grandes quemados no se ven todos los días, así que eso marcó las alertas en todo el hospital y todos nos avocamos de alguna manera en la urgencia para atender a los pacientes. Afortunadamente ese día contamos con la ayuda de los médicos salientes de turno igual, quienes se quedaron hasta tarde para apoyar a recibir a estas personas que venían en estado grave. Hasta el equipo directivo del recinto y los jefes de otros servicios igual se reunieron en la unidad de emergencia para ayudarnos”.

El doctor Salas agradece el apoyo de sus compañeros aquel día, porque “yo sólo no habría podido recibir a esta cantidad de pacientes”, consignó. Mientras sus colegas y el resto de los equipos clínicos atendían a los pacientes menos graves, el cirujano explica que “pude encargarme de los más críticos que estaban en el reanimador y después iba viendo al resto en conjunto con los otros médicos y así en entre todos se pudieron ir tomando las decisiones de aquel día”.

Una vez estabilizados los pacientes, los médicos del recinto a cargo de su recuperación realizaron video conferencias con la Posta Central en Santiago, recinto de referencia para la atención de pacientes con quemaduras graves, así que el Dr. Salas afirma que gracias a la telemedicina “se pudieron tomar mejores decisiones, puesto que ellos son expertos en el manejo de estas situaciones”. 

El médico sigue su relato explicando que “los cirujanos nos encargamos de hacer el aseo quirúrgico, la especialista broncopulmonar hizo las broncoscopías para evaluar si había quemaduras en vías aérea y todo el resto de alguna forma aportó para salir delante de esta emergencia”.  

Ante estas situaciones de gravedad y de fuerte presión por salvar vidas, el doctor Salas explica que “la descarga de adrenalina es tan grande que todo lo que tienes que hacer es enfocarte en el paciente, en lo que corresponde hacer y lo que no, después de que se estabiliza uno puede descansar la mente y el cuerpo y puedes llegar a la casa con la satisfacción de haber hecho lo correcto. Esto no siempre pasa, porque trabajamos con emergencias y uno es autocrítico a ciertas situaciones a las que nos exponemos trabajando en esto, pero afortunadamente en el accidente de la explosión se hizo lo correcto manejo de estos pacientes”.

Lo más difícil de trabajar en la Urgencia

Cinthia Cárdenas es enfermera de la Unidad de Emergencia del Hospital de Ovalle y según ella “para trabajar aquí hay que tener la mística de entregar todo por los pacientes”, ya que la profesional afirma que en muchas ocasiones “física y sicológicamente quedamos agotados, a veces las personas piensan que por trabajar en la urgencia no nos afecta los casos que atendemos, nos afecta de la misma forma que cualquier persona, lo que pasa es que nosotros somos un poco más resilientes y tratamos de contener las emociones, porque debemos seguir garantizando la atención de todos los pacientes, muchos dependen de ello”.

Hugo cortés, es técnico en enfermería de la unidad de emergencia y tiene una trayectoria de 23 años en este servicio. Frente a los casos en donde se involucran paciente pediátrico, el especialista comenta que “lo más difícil es cuando llegan menores fallecidos o que aquí sus vidas se apaguen, eso es duro, porque uno se estremece… quedamos con la angustia de haber podido siempre hacer algo más”.

Respecto a los largos turnos, Hugo explica que “mi familia está acostumbrada y yo me desligo del hospital cuando llego a la casa, lo cual me ayuda bastante a llevar este ritmo, pero cuando hay accidentes uno siempre está preguntando si es que necesitan ayuda en el caso de que haya que venir a apoyar, siempre estamos atentos”.

Por su parte, Manuel García, auxiliar de esta unidad con 15 años de experiencia, explica que “lo más difícil de trabajar aquí es dejar a la familia por los largos turnos, se trabajan muchas horas acá y a veces hay que cubrir los turnos y los fines de semana los tienes que dejar para venir a apoyar”

Sobre las situaciones más dramáticas que le ha tocado vivir, el experimentado auxiliar afirma que “me acuerdo una vez un caso en que se volcó un bus con cerca de 30 o 40 niños dentro, en la salida sur de Ovalle, estábamos en el hospital antiguo y tuvimos que habilitar la sala de espera con box de atención para recibirlos todos, porque necesitaban ser atendidos, fue un momento extremo, porque tuvimos que actuar súper rápido”.

 

 

 

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