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Martes, Noviembre 4, 2025

HISTORIA PURA

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El presidente de la ANFP, Pablo Milad, hace entrega al capitán de Coquimbo Unido, Sebastián Galani, del Huemul de Plata, nombre del trofeo que ha sido entregado desde 2010 por la Asociación Nacional de Fútbol Profesional al campeón de la Primera División.

El puerto estalló. Las sirenas, los cánticos, los abrazos y las lágrimas se fundieron en una sola emoción en la tarde de este domingo 2 de noviembre en el estadio Francisco Sánchez Rumoroso, donde Coquimbo Unido escribió la página más gloriosa de sus 67 años de historia al proclamarse campeón del fútbol chileno por primera vez.

El cuadro dirigido por Esteban “Chino” González venció por 2-0 a Unión La Calera, resultado que, sumado a la caída de Universidad Católica ante O’Higgins en Santiago, selló una jornada dorada e inolvidable para toda la Región de Coquimbo.

Desde temprano, el ambiente en el puerto anunciaba que no sería un día cualquiera. Las calles vestidas de aurinegro, las banderas flameando en cada rincón del puerto y un estadio repleto con 18 mil almas daban el marco ideal para una cita con la historia.
Y el equipo respondió como campeón. Con su sello característico – orden, concentración y efectividad en las áreas – los coquimbanos impusieron condiciones desde el inicio.

A los 19 minutos, el panameño Cecilio Waterman rompió el cero luego de anticiparse a sus marcadores en el primer palo tras una habilitación de Juan Cornejo.
El tanto desató el primer rugido del Sánchez Rumoroso, mientras los celulares ya comenzaban a seguir lo que ocurría en el Claro Arena, donde la UC caía ante O’Higgins.

TENSIÓN, VAR Y CONTROL EMOCIONAL

El partido tuvo momentos de alta intensidad. Sobre el final del primer tiempo, el VAR intervino para revisar un codazo de Christopher Díaz sobre el joven Martín Mundaca, lo que terminó con expulsión directa para el jugador calerano a los 45+7’.
La jugada no solo dejó a la visita con un hombre menos, sino que abrió paso al ingreso de Benjamín Chandía, quien terminaría siendo protagonista del cierre del compromiso, premiando, de paso lo que ha sido su gran temporada bajo la dirección de Esteban González.
Con un hombre más y el marcador a favor, Coquimbo Unido controló el desarrollo con madurez, sin desesperarse, imponiendo el ritmo desde el equilibrio. Y mientras en la capital O’Higgins ampliaba su ventaja sobre la Católica, el estadio de El Llano se fue transformando en un hervidero de ilusión.

EL GRITO ESPERADO POR GENERACIONES

La sentencia llegó a los 75 minutos. Fue el vicuñense y canterano, Benjamín Chandía, uno de los talentos jóvenes del club, el protagonista. Recibió un balón filtrado y definió con serenidad con un remate bajo de unos 25 metros al segundo palo de Jorge Peña para el segundo de la fiesta.

A esas alturas el Sánchez Rumoroso se vino abajo. Miles de voces se fundieron en un solo grito: “¡Coquimbo campeón!”.
A los 86’, un tiro libre magistral de Palavecino parecía sellar la goleada, pero fue anulado por posición adelantada de Sebastián Galani. Poco importó. El ambiente era de fiesta total, con cánticos que hacían temblar la estructura del recinto.

El pitazo final del árbitro marcó el inicio de la locura, abrazos entre lágrimas, hinchas invadiendo la cancha, banderas en alto, y jugadores rendidos al suelo, conscientes de estar viviendo una noche eterna.

EL CAMPEÓN DE LA REGULARIDAD

De esta manera y con este triunfo, Coquimbo Unido alcanzó su victoria número 14 consecutiva, un registro histórico que lo encamina a ser uno de los mejores campeones de torneos largos del siglo, registro que se agrega al obtenido en la fecha pasada, al asegurar su clasificación a la Copa Libertadores 2026, regreso esperado desde su única participación en 1992.

El plantel de González mostró durante todo el año una regularidad admirable: solidez defensiva (solo 12 goles en 26 partidos), trabajo táctico y una identidad colectiva reconocible.

Pero el título también tiene un valor emocional profundo. Coquimbo Unido salda una vieja deuda que dolía desde hace dos décadas, en la final perdida del torneo de Apertura 2005 ante Unión Española, en el viajo Sánchez Rumoroso, cuando la ilusión se había escapado por centímetros.

Esta vez, el destino le devolvió la sonrisa al puerto, en el mismo escenario y ante su gente.

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