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Miércoles, Octubre 29, 2025

Bomberos de Limarí se desafían en Valparaíso y ahora subirán la torre Costanera

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Voluntarios de la provincia participaron en la exigente jornada Valparaíso Cerro Arriba, que pone a prueba la preparación física y técnica de los equipos en zonas de difícil acceso. Ahora, varios de ellos ya se alistan para Corremos por la Vida 2025, donde enfrentarán el reto de subir más de 1.800 peldaños en el edificio más alto de Latinoamérica.

El compromiso de los bomberos va mucho más allá de acudir a una sirena o enfrentar una emergencia. La vocación también se cultiva con preparación, disciplina y actividades que ponen a prueba sus destrezas físicas y técnicas. En esa línea, voluntarios de la provincia del Limarí participaron recientemente en la jornada Valparaíso Cerro Arriba, un evento que busca visibilizar lo complejo del trabajo bomberil en zonas de difícil acceso como los cerros de Valparaíso.

La experiencia consistió en un recorrido que replicó las condiciones que enfrentan los voluntarios en cada emergencia porteña: calles angostas, escaleras interminables y pendientes pronunciadas que obligan a trasladar el material a pulso. Para los equipos de la región fue una oportunidad de medir fuerzas, pero también de aprender del trabajo de sus pares.“Fue algo súper gratificante. Compartir con bomberos de otras ciudades y de otros países nos unió en la misma sintonía: apoyarnos, no dejar a nadie solo y estar preocupado del compañero que viene atrás”, relató Josefa Araya de 19 años, integrante de la Primera Compañía de Ovalle. La Joven pasó de aspirante a voluntaria activa hace tan solo un año y ya suma experiencias que la marcan en su vocación.

Uno de los momentos que más recuerda fue cuando, junto a sus compañeros, se encontraron con una larga escalera en plena subida. “Cuando la vimos dijimos: ¿en qué nos metimos? Pero lo bonito es que siempre estaba otro compañero al lado apoyando y diciéndote: vamos, falta poco”, relató con entusiasmo.

La jornada, además de la exigencia física, entregó importantes aprendizajes sobre el trabajo en contextos urbanos distintos al de Ovalle. “En Valparaíso el carro solo acompaña hasta cierto punto, después todo se hace a pie, con herramientas en mano y esfuerzo físico. Admiramos mucho ese trabajo, porque allá lo viven día a día”, explicó Araya.

El contacto con bomberos de otras compañías también abrió nuevas perspectivas. “Ellos están preparados para tsunamis, terremotos y catástrofes. Eso nos motiva a traer esas buenas ideas a nuestra provincia, porque cada realidad nos enseña algo”, reflexionó la voluntaria.

EL PRÓXIMO DESAFÍO: 1.800 PELDAÑOS HACIA ARRIBA

Con la experiencia de Valparaíso aún fresca, varios de los bomberos del Limarí ya se preparan para un nuevo reto: Corremos por la Vida 2025, que se desarrollará en noviembre en Santiago. La competencia consiste en subir los más de 1.800 peldaños de la Torre Costanera Center, el edificio más alto de Latinoamérica, equipados con el uniforme de trabajo.

Para Josefa no será la primera vez. “Participé el año pasado y este será mi segundo año. No lo veo como una competencia, sino como un desafío personal: superar mi propio tiempo y mis propios límites”, expresó.Pero el evento no se reduce a la prueba física. También busca concienciar sobre los riesgos a los que están expuestos los bomberos, como la exposición a contaminantes que pueden provocar cáncer y difundir la importancia de la donación de órganos entre la ciudadanía.

“Además, también incentiva la vida sana y el trasfondo que transmite es muy bonito: nos permite recordar a compañeros que ya no están, dejar en memoria su legado y apoyar a quienes necesitan un trasplante. Es un mensaje muy potente”, destacó la voluntaria.

PREPARARSE PARA SERVIR MEJOR

La preparación constante no es un lujo, sino una necesidad. Para los bomberos, el entrenamiento físico y técnico se traduce en una mejor respuesta ante emergencias reales.

“Entrenar durante el año no es solo para rendir en competencias, es para servir mejor en las emergencias y ayudar a la comunidad”, explicó Araya. “Es un esfuerzo que hacemos de manera desinteresada, para dar lo mejor de nosotros y estar listos para ayudar al prójimo”, añadió.

Su testimonio refleja el espíritu que comparten cientos de voluntarios de la provincia y del país: dedicación, disciplina y solidaridad, sin esperar nada a cambio. “Estamos dispuestos a dar todo por el otro, a mejorar nuestras técnicas, a estudiar y entrenar. Eso es lo que nos une como voluntarios”, concluyó.

Con estas experiencias, los bomberos del Limarí demuestran que la vocación no solo se mide en la emergencia, sino también en cada escalón, cada práctica y cada esfuerzo que realizan para estar siempre listos ante una emergencia.

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