El defensor andacollino, campeón con Palestino y La Serena, vive una nueva etapa en el club ovallino, donde apostó por la familia, la honestidad y el sentido de pertenencia para seguir peleando por un sueño: volver al ascenso profesional, ahora en Segunda División.
A sus 34 años, Enzo Francesco Guerrero Segovia, nacido en Andacollo el 31 de enero de 1991, se encuentra viviendo un momento especial. El defensor central, que debutó en Coquimbo Unido en 2009 y desde entonces ha recorrido una extensa carrera por el fútbol chileno, decidió quedarse en Provincial Ovalle a pesar del interés de Rangers de Talca.
Y es que lo hizo con la claridad que entrega la madurez y el deseo de privilegiar lo humano por sobre lo económico o mediático.
“Lo primero fue mi familia”, confiesa Guerrero. “Mis hijos son muy chicos y dejarlos habría sido duro para ellos. Además, en lo económico, la propuesta de Ovalle fue mejor que la de Rangers. Intenté buscar la fórmula para irme, pero desde la dirigencia no se dio. Ir a Talca significaba gastos, arriendo, todo lo que implica mudarse (…). Al final tomé la mejor decisión para mí y los míos”, afirmó.
Con pasos por clubes como Cobreloa, Iquique, Palestino, Ñublense y La Serena, Enzo ha acumulado títulos importantes: la Copa Chile 2018 con el cuadro árabe y el reciente ascenso con los granates en 2024. Hoy, con la camiseta del “Ciclón del Limarí”, vive su segunda experiencia en la Segunda División Profesional y no esconde sus ganas de hacer historia.
“No me siento fijo en ningún equipo, siempre me ha tocado pelearla. Sé que quizás soy el más grande del plantel, pero eso no significa que tenga el puesto asegurado. Voy a competir como siempre, dar lo mejor cuando me toque jugar y también cuando no. Mi experiencia, mi voz en el camarín, puede ayudar. Con el ‘Memo’ Guillermo Orellana (el portero), somos los más grandes y queremos aportar a este grupo joven que tiene mucha proyección”, afirmó.
LUCHA POR EL ASCENSO
Y en ese sentido, tiene muy claro el objetivo a alcanzar: luchar por el ascenso.
“Estamos ahí. Alcanzamos a Puerto Montt y dependemos de nosotros. En el torneo pasado, en el primer semestre, el equipo tuvo chances de quedar arriba y no se dio. Esta vez hay que ir con todo. Sabemos que la diferencia estará en los duelos directos. Jugamos dos de visita y uno de local con rivales claves, y hay que ganar esos partidos. Además, hay que hacerse fuertes en casa”, subrayó.
Sobre su adaptación al estilo de juego de la categoría, no tiene dudas. “Es una división muy física, aguerrida, de mucha fricción. H
ay que estar bien preparados porque cada partido es una batalla. Pero estamos mentalizados en dar lo mejor, hay ilusión y eso se nota también en la gente”, puntualizó.
En efecto, Guerrero valora el creciente apoyo de la hinchada local. “Ojalá que cada vez se sume más gente. Estamos punteros con Puerto Montt y si seguimos ganando, el Diaguita va a reventar. Nos ilusiona jugar a estadio lleno, es algo que todos soñamos”, reconoció.
DESENLACE CON LA SERENA
Sin embargo, no todo es alegría, pues Enzo aún guarda cierta amargura por cómo se dio su salida de Deportes La Serena. “No estoy dolido con la hinchada ni mis compañeros, estoy dolido con Hugo Balladares. Me prometió que si no estaba considerado, me lo diría. Hablé con él y le pedí sinceridad. Hasta hoy no me ha llamado. No fueron buenas personas conmigo. Acepté muchas cosas que me guardo, pero no tengo rencor. Quiero que a La Serena le vaya bien. Dejé buenos recuerdos y muchos amigos”, aseveró.
Sobre su relación con el técnico Erwin Durán (hoy DT en Rangers), aclara: “No hubo ningún problema. Quizás no comparte mi decisión, pero la entiende. Este fútbol es complejo a veces, pero hay respeto mutuo”.
Hoy, Enzo Guerrero se viste de verde y blanco con el mismo profesionalismo de siempre. En su corazón hay una mezcla de gratitud, ambición y sentido de pertenencia. “Me encantaría volver a vivir un ascenso, ahora con un equipo de la región. Sería hermoso hacerlo con Ovalle”, dijo.