La Escuela Aurora de Chile, de la localidad de Nueva Aurora en Ovalle, obtuvo el primer lugar en la Feria Internacional de Ciencias y Tecnología CIENCAP 2025, desarrollada en Paraguay, gracias a su innovador proyecto de reutilización de aguas grises. Un logro que demuestra que la ciencia y la sostenibilidad también florecen en las aulas rurales.
La pequeña Escuela Rural Aurora de Chile, ubicada en la localidad de Nueva Aurora, comuna de Ovalle, se convirtió en protagonista de un hecho histórico para la educación local, tras alcanzar el primer lugar en la Feria Internacional de Ciencias y Tecnología CIENCAP 2025, desarrollada en Asunción, Paraguay, imponiéndose ante proyectos de los colegios de distintos países del continente.
El reconocimiento fue otorgado al proyecto “Reutilización de aguas grises en la Escuela Aurora de Chile como modelo de conciencia hidroambiental”, una iniciativa que transforma el agua usada en lavamanos en un recurso útil para el riego de áreas verdes, reduciendo el consumo de agua potable a la mitad y enseñando a estudiantes y familias a cuidar cada gota.
Un triunfo inesperado
La delegación chilena, integrada por los estudiantes Brian Sarmiento Baptista, Ana Valdivia Antinao y su profesora asesora Gicel Valdivia Araya, viajó a Paraguay con la ilusión de compartir su experiencia y representar a su país. Sin embargo, lo que comenzó como una aventura educativa terminó convirtiéndose en una victoria que los emocionó hasta las lágrimas.
“Cuando escuchamos ‘Aurora de Chile, medalla de oro’, no lo podíamos creer. Había proyectos de muchos colegios con recursos enormes. Brian se tiró al suelo y lloró, fue una emoción indescriptible”, recordó entre risas y orgullo la profesora Valdivia.
El jurado internacional destacó la aplicación práctica del proyecto, su impacto comunitario y la pertinencia ambiental en un contexto de crisis hídrica, factores que marcaron la diferencia frente a otras propuestas teóricas.
Ciencia con sentido
El proyecto nació en respuesta a la sequía que afecta hace años a la provincia de Limarí. Desde esa realidad, los docentes y alumnos buscaron una solución educativa y sustentable, instalando un sistema que permite recolectar, filtrar y reutilizar el agua proveniente de los lavamanos para el riego de jardines y huertos escolares.
El resultado fue sorprendente: más de 94 mil litros de agua reutilizados entre 2023 y 2024, además de una profunda transformación en la conciencia ambiental de los estudiantes.
“Nuestro mayor logro no es solo el sistema, sino el cambio de mentalidad. Los niños aprendieron a valorar el agua y hoy enseñan en sus casas cómo reutilizarla. La ciencia se volvió parte de su vida cotidiana”, explicó la docente.
Un aprendizaje que traspasa el aula
El proyecto integró asignaturas de Tecnología, Ciencias, Matemática y Lenguaje, promoviendo el trabajo colaborativo y la investigación científica desde la experiencia práctica. Los propios estudiantes fueron los encargados de medir caudales, diseñar el sistema y exponer los resultados.
“Lo más bonito fue verlos defender su trabajo frente al jurado. No repitieron un libreto; hablaron con propiedad, porque realmente entendían cada parte del proceso”, destacó Valdivia.
La profesora también subrayó el impacto emocional que este proceso ha tenido en los estudiantes: “Pasaron de ser niños tímidos de una escuela rural a expositores seguros en un escenario internacional. Ese crecimiento personal es el mayor premio de todos”, recordó Gisel emocionada.
Orgullo para Nueva Aurora
La noticia del primer lugar fue recibida con entusiasmo en la comunidad. Apoderados, vecinos y docentes, próximamente se realizará una ceremonia para celebrar el logro como un triunfo colectivo.
“Esto demuestra que desde una escuela pequeña también se pueden hacer cosas grandes. No se trata de recursos, sino de compromiso, creatividad y trabajo en equipo”, enfatizó la profesora.
Para la directora del establecimiento, Jessica Ríos, este reconocimiento confirma que la educación pública rural puede ser un espacio de innovación y transformación: “Este proyecto nació desde la necesidad, pero también desde la esperanza. Es la prueba de que la ciencia puede cambiar realidades, incluso en los lugares más apartados”.
Un mensaje que trasciende fronteras
El primer lugar en CIENCAP 2025 no solo posiciona a la Escuela Aurora de Chile como referente nacional en educación ambiental, sino que también entrega un mensaje poderoso sobre la equidad en la educación científica.
“Nada es imposible. Aunque los proyectos parezcan difíciles, si hay perseverancia y colaboración, se puede llegar muy lejos. Este oro no es solo nuestro: es de todas las escuelas rurales que sueñan con hacer la diferencia”, reflexionó Valdivia.
Con medalla en mano y el corazón lleno, la delegación ovallina regresó a Chile con el orgullo de haber demostrado que la ciencia no tiene fronteras y que incluso desde los rincones más pequeños del territorio, pueden surgir grandes ideas para cuidar el planeta.