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Lunes, Noviembre 17, 2025

“Estamos encerrados por veinte personas”: vecinos reaccionan al perfil de los reincidentes

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Tras el reportaje que reveló a los 20 delincuentes habituales que suman 747 detenciones, locatarios, residentes y la junta de vecinos del centro describen el impacto diario que viven en calles Benavente, Vicuña Mackenna y la alameda. Miedo, pérdidas económicas, cierres tempranos y críticas a la justicia marcan una realidad que vecinos aseguran llevar años enfrentando.

La publicación del catastro policial que identificó a 20 delincuentes habituales, responsables de 747 detenciones y de la mayoría de los hurtos, robos por sorpresa, amenazas y riñas del eje comercial de Ovalle, generó inmediata reacción entre comerciantes y residentes del centro. Para ellos, más que una revelación, se trató de la confirmación pública de lo que han vivido durante años.

“LA GENTE DEJÓ DE VENIR POR MIEDO”

Patricio Roco, veterinario y uno de los comerciantes históricos de Benavente, asegura que la ciudadanía recién está conociendo rostros que ellos ven todos los días. “Estamos constantemente acosados por estos delincuentes y no desde hace un mes, sino desde hace años. Carabineros los detiene, los corretea, los sigue, pero a las pocas horas vuelven a las calles”, afirmó.

El impacto económico también es evidente. “Antes trabajábamos hasta las nueve de la noche. Ahora a las siete el centro está muerto. La gente dejó de venir por miedo”, señaló. Además, aseguró que hoy dedican parte importante de su presupuesto a alarmas, rejas y candados, lo que junto al desgaste emocional está frenando el desarrollo del comercio local. “Si una persona con más de 90 detenciones recién va a cumplir cárcel, ¿cómo podemos sentirnos protegidos?”, enfatizó.

“LA COMUNIDAD ESTÁ PRÁCTICAMENTE ENCARCELADA

”Una visión similar tiene el comerciante Oscar López, quien destaca que la inseguridad afecta tanto a locatarios como a clientes. “Hay adultos mayores que entran a los locales pidiendo resguardo porque los vienen siguiendo o les robaron la cartera”, relató.Para él, estos delincuentes no actúan solos: “Se conocen entre ellos, operan en conjunto. Entran tres o cuatro a un local; aunque uno caiga, los otros igual cometen el delito. Eso ya parece una banda delictiva”, explicó.López valora que los perfiles hayan sido publicados, porque permite que la comunidad identifique y prevenga: “Tener sus nombres y rostros ayuda. Sí sé quiénes son, puedo tomar precauciones antes de que entren al local”. Además agregó un sentimiento compartido por los vecinos: “La comunidad está prácticamente encarcelada por culpa de veinte personas”.

VECINOS: MIEDO, ENCIERRO Y SALUD MENTAL AFECTADA

Para quienes todavía viven en el centro, la situación es incluso más crítica. Ivonne Campusano, residente del sector, confiesa que su vida cambió radicalmente por la inseguridad: “Mi horario para ir a comprar es hasta las seis o seis y media. Más tarde no salgo. Me da crisis de pánico que pueda pasar algo. No salgo tranquila”, afirmó.

Cuenta que su marido atiende en una oficina enrejada y que los episodios de temor son frecuentes. “Uno denuncia y hasta ahí llegamos. Llegan se los llevan un rato y nosotros seguimos viviendo con miedo”, señaló. La inseguridad no solo afecta la rutina: también deteriora la imagen del barrio, que cada vez atrae a menos familias y visitantes.

LA VOZ COMUNITARIA

La presidenta de la Junta de Vecinos de Ovalle Centro, Rosana Barrera, aseguró que la inseguridad ha transformado profundamente la vida barrial. “Somos muy pocos los que quedamos viviendo aquí y a cierta hora ya estamos encerrados. La gente tiene miedo y eso nos está provocando una enfermedad mental y emocional”, describió.

Explicó que muchas actividades tradicionales dejaron de hacerse. “Antes veníamos al Rosario a las seis, pero ya nadie vuelve porque a esa hora los pueden asaltar”, señaló. Barrera valoró que se haya dado a conocer la lista de reincidentes y llamó a reforzar la prevención: “Ya sabemos quiénes son. Ahora necesitamos más rondas de Carabineros, más seguridad ciudadana y que la gente denuncie para que existan registros claros”, enfatizó.

También plantea una mirada social hacia el origen del problema: la falta de oportunidades y acompañamiento para jóvenes vulnerables que nunca fueron integrados al mundo laboral. “Muchos no aprendieron a distinguir lo bueno de lo malo. Se necesitan talleres laborales protegidos para evitar que terminen en la calle delinquiendo”, señaló.

La publicación del mapa delictual abrió una conversación inevitable: Ovalle no puede seguir conviviendo con un centro tomado por los mismos rostros de siempre. Mientras comerciantes y vecinos insisten en recuperar la vida de barrio y la tranquilidad perdida, ahora la atención está puesta en cómo responderán las instituciones frente a un fenómeno que dejó de ser esporádico para convertirse en cotidiano.

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