Si bien, este miércoles, la comunidad cumplió a cabalidad con las instrucciones que las autoridades comunicaban para evacuar la zona costera de la región por el riesgo de tsunami, también existió falta de información, como por ejemplo, en relación a la habilitación de albergues.
Durante la reciente situación de alerta de tsunami que afectó a la Región de Coquimbo, quedaron en evidencia una serie de problemas en torno a la gestión gubernamental de la emergencia, lo que generó críticas y observaciones.
Aunque en un principio las acciones estuvieron bien encaminadas, la sobreabundancia de información respecto a la alerta de tsunami y la falta de claridad sobre cuándo se levantaría, provocaron confusión y malestar entre la población.
En efecto, una de las principales observaciones fue la entrega excesiva de boletines y comunicados desde las dependencias de SENAPRED durante todo el día, los cuales contenían pocas novedades, generando de paso, incertidumbre.
“Nosotros aún mantenemos la alerta. Estamos en una emergencia que todavía se está desarrollando. Recordar a todas las personas que nos están escuchando y siguiendo por los distintos canales, que el organismo técnico que permite identificar y tomar las medidas necesarias para poder levantar una alerta de estas características es el SHOA y mientras eso no suceda nosotros vamos a continuar en alerta. El llamado siempre para la ciudadanía es a la calma, a mantenerse en una zona segura”, indicaba la vocera de gobierno, Paulina Mora, a eso de las 20:30 horas del miércoles.
Precisamente en ese minuto, habían personas que ya cumplían ocho horas en la calle tras haber evacuado, quienes se agolpaban en la avenida Francisco de Aguirre con calle Libertad, pidiendo que los dejaran regresar a sus hogares. Y es que a esas alturas ya estaban agotados, con hambre y frío, y con mascotas también hambrientas.
El problema es que esas personas desconocían que se habían habilitado albergues especiales para alojarlos, pues dicha información nunca les llegó.
Sobre esto, el diputado Marco Antonio Sulantay precisó que “fue una jornada que partió bien, pero que terminó muy mal. Lo positivo fue que la ciudadanía una vez más respondió responsablemente a las primeras instrucciones. Pero con el correr de las horas la situación se desbordó básicamente porque había una incongruencia entre lo que se veía con lo que se instruía”.
Por eso, apuntó a la necesidad de que las autoridades locales tengan más poder de decisión, que se actúe según los contextos locales y que se corrijan los errores tecnológicos con las alertas, ya que no era posible que llegaran mensajes dirigidos a otras regiones del país.
CLASES SUSPENDIDAS
Otra situación que generó bastante molestia fue la demora en comunicar la suspensión de clases.
Recién a las 23:00 horas se informó que no habrían clases en los colegios y universidades ubicadas en zonas de inundabilidad, pero sin entregar un listado oficial de los establecimientos afectados.
Es más, dicho listado se entregó una hora más tarde, a la medianoche, lo que fue duramente criticado por la alcaldesa de La Serena, Daniela Norambuena, quien calificó como tardía la decisión.
OPORTUNIDAD DE NORAMBUENA
Desde un análisis político, en tanto, habría coincidencia en que la jornada de alerta dejó abierta la posibilidad de que la alcaldesa de La Serena, Daniela Norambuena, se luciera, mostrando proactividad y sensibilidad social, acudiendo no solo a los albergues, sino que precisamente al lugar donde se agolpaban las familias que querían regresar a sus hogares.
Y es que durante la emergencia, no se dispusieron medidas de contención como el traslado de las personas afectadas a albergues cercanos, pese a que muchos desconocían su habilitación como ya se dijo. Tampoco se registró la entrega de elementos básicos de abrigo, como frazadas o bebidas calientes, especialmente para niños y adultos mayores. Asimismo, no se reportó la presencia de autoridades locales en esos lugares.
EL GESTO DE MANOUCHERI
En Coquimbo, en tanto, también hubo personas que no concurrieron a los albergues y permanecieron largas horas en la vía pública.
En este caso, el alcalde, Ali Manouchehri no solo recorrió albergues, sino que salió a la calle, y compartió con los vecinos en torno a una fogata en el sector Baquedano.