Javier Saavedra, joven limarino y corno francés de la Filarmónica Antena, fue parte de un hito histórico en Austria, donde esta orquesta regional se alzó con cuatro premios internacionales en la cuna de la música clásica.
Desde las aulas del Colegio de Artes Eliseo Videla Jorquera hasta uno de los salones más prestigiosos de Viena, Austria, el joven ovallino Javier Saavedra, de la mano con un corno francés, ha recorrido un camino que mezcla esfuerzo, pasión y música. Nunca imaginó que ese instrumento lo llevaría hasta Viena, la ciudad que vio nacer a Beethoven, Mozart y Strauss. Mucho menos imaginó que desde allí saldría con cuatro primeros lugares bajo el brazo, representando a Chile junto a la Orquesta Filarmónica Antena y dejando en lo más alto no solo su talento, sino también el nombre de Ovalle.
El XI Festival Mundial de Orquestas, realizado en la capital austriaca, reunió a agrupaciones de distintos rincones del mundo. Pero fue la Orquesta Filarmónica Antena la que sorprendió con su mezcla de técnica, identidad y emoción. “Estábamos tan emocionados por haber tocado en ese escenario que ni siquiera nos dimos cuenta cuándo nos nombraron ganadores. Después nos confirmaron que habíamos ganado el oro en cuatro categorías y fue un impacto total”, recordó Javier.
La orquesta obtuvo los máximos reconocimientos en cuatro categorías: mejor interpretación de música contemporánea, mejor orquesta categoría Mixed (+18), ovación del público y reconocimiento especial del director del festival.
UN VIAJE CON IDENTIDAD
Pero el logro no fue solo técnico o musical. Fue profundamente cultural. En su repertorio incluyeron obras de Violeta Parra, un homenaje a Gabriela Mistral y hasta una cueca chilena, que interpretaron en el imponente Salón Dorado de Viena. “Queríamos mostrar lo nuestro. Allá se escucha mucha música clásica europea, pero nuestra cueca, nuestros ritmos, son únicos. Y eso gustó muchísimo. Les mostramos otro mundo”, comenta el músico ovallino.
Javier destaca el entusiasmo con que el público europeo recibió sus presentaciones. “Nos movíamos, sentíamos la música y la gente se conectó con eso. No era sólo técnica, era emoción. Y ese fue nuestro verdadero premio: hacer que el público también vibrará con lo que estábamos tocando”, destacó.
DE ESTUDIANTE OVALLINO A EMBAJADOR MUSICAL
Su camino, sin embargo, no ha sido simple ni directo. Mientras avanzaba en su formación musical, también estudiaba Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de La Serena. Fue allí donde conoció a miembros de la Academia Pedro Aguirre Cerda, agrupación que reúne a más de 300 músicos y que lo invitó a sumarse en 2018 a la Orquesta Filarmónica Antena. Desde entonces, ha recorrido escenarios de todo el país y también de México, en una gira internacional anterior en 2023.
“Lo que vivimos en Viena fue el resultado de años de trabajo. Ensayos, sacrificios, pero también mucha amistad. En la orquesta somos más que compañeros, somos una familia. Nos apoyamos, nos motivamos, y eso se nota en el escenario”, afirmó.
Pero Javier no olvida sus raíces. Agradece al colegio donde se formó, al que considera clave en su desarrollo artístico y a su familia, que lo ha acompañado desde el primer momento. “Desde quinto básico hasta ahora, siempre me han apoyado. Y eso es fundamental en este camino”, subrayó.
LA MÚSICA COMO MENSAJE
Más allá de los premios y la emoción del viaje, Javier cree que este logro lleva un mensaje importante: que la música chilena puede y debe sonar en los grandes escenarios del mundo. “Queremos que Ovalle esté en el mapa. Que se sepa que aquí hay talento, esfuerzo y que desde una ciudad como la nuestra también se puede llegar a los escenarios más importantes”, afirmó.
Para los jóvenes músicos que sueñan con seguir sus pasos, Javier deja un consejo simple, pero potente: “No se desanimen. En Chile no siempre es fácil vivir de la música, pero si uno la disfruta, la gente lo nota. Y eso es lo que vale. Expresar lo que sientes a través del instrumento es lo más lindo que hay”, subraya.
Hoy, tras su paso por Viena, Javier Saavedra no solo vuelve con premios. Vuelve con una experiencia transformadora y con una misión clara: seguir haciendo música, seguir representando a Ovalle y seguir emocionando al mundo, una nota a la vez.