Los simulacros de evacuación realizados el 24 de octubre en Cruz de Caña y Avenida Islón pusieron sobre la mesa un riesgo que se multiplica con la expansión urbana hacia zonas inestables. SERNAGEOMIN advierte que la combinación de sequía prolongada, lluvias intensas y construcción irregular está “fabricando riesgo” en toda la región.
A las 11:30 horas del pasado viernes 24 de octubre, las sirenas y altavoces resonaron en los sectores de Cruz de Caña, en Coquimbo, y Avenida Islón, en La Serena. En pocos minutos, vecinos, estudiantes y trabajadores siguieron las rutas establecidas hacia los puntos de encuentro. El ejercicio, liderado por la dirección regional de SENAPRED Coquimbo, buscó preparar a la comunidad frente a un peligro que suele pasar inadvertido: las remociones en masa, un fenómeno que combina factores geológicos, climáticos y humanos, y que se ha convertido en una de las amenazas más extendidas de la zona.
El director regional de SENAPRED, Ángelo Hernández, valoró la participación de la comunidad y el trabajo coordinado con los municipios. “Estamos muy contentos porque, tras un arduo trabajo de meses, concretamos el simulacro de evacuación por remoción en masa, tanto en Islón como en Cruz de Caña, con una amplia participación de la comunidad”, señaló.
El ejercicio —el primero de este tipo en la región— permitió evaluar los tiempos de respuesta y reforzar la importancia de la preparación.
Pero más allá del simulacro, la jornada fue una oportunidad para volver a mirar el territorio y reconocer sus vulnerabilidades, pues la Región de Coquimbo combina una topografía montañosa, con quebradas activas y suelos erosionables, con un crecimiento urbano que avanza hacia zonas de alta pendiente o cauces intermitentes. Esa mezcla, advierten los especialistas, es una receta peligrosa.
El director regional de SERNAGEOMIN, Sergio Araya, lo resume así: “Estamos en un escenario de aumento de población en la ruralidad y en zonas poco normadas del territorio, siendo la mayor preocupación el alza de zonas periurbanas fuera de las normas de urbanización. Esto implica la construcción del riesgo en terrenos que hace una década eran meramente rurales”.
Según Araya, la vulnerabilidad no depende solo de la geografía, sino también de la capacidad institucional. “Nos preocupan aquellas comunas donde los equipos de gestión del riesgo no están debidamente constituidos o carecen de profesionales geocientíficos. La amenaza de remociones en masa se encuentra ampliamente distribuida en nuestra región; en general, nuestros asentamientos se ubican en laderas de cerros, quebradas o cauces”, explicó.
ZONAS CRÍTICAS BAJO OBSERVACIÓN
Hace unos días el propio director de SENAPRED, Ángelo Hernández participó en la asamblea de la Asociación de Municipios de la Región de Coquimbo para tratar este tipo de riesgos y coordinar acciones para dar respuesta ante este tpo de eventos. Entre los puntos más expuestos, se identifican las quebradas de Peñuelas, Cruz de Caña y El Culebrón en Coquimbo —donde incluso se han detectado socavones en Villa Talinay— y sectores como Huachalalume, la Cárcel de La Serena y los faldeos de Cerro Grande, donde existen asentamientos informales. En Salamanca, el riesgo se concentra en El Consuelo Alto, y en La Higuera. Los rellenos antrópicos de relaves mineros suponen una amenaza directa para las comunidades.
Así también el director de SERNAGEOMIN advierte que el desarrollo urbano “en la medida en que se aproxima al borde de las quebradas, genera una creciente exposición a la amenaza de remociones en masa”. Incluso dentro de áreas urbanas consolidadas, la presión inmobiliaria ha llevado construcciones a zonas de riesgo, como ocurre en la quebrada de Peñuelas, donde se han identificado dos socavones que podrían afectar áreas habitadas en La Serena
ZONAS CRÍTICAS BAJO OBSERVACIÓN
Hace unos días el propio director de SENAPRED, Ángelo Hernández participó en la asamblea de la Asociación de Municipios de la Región de Coquimbo para tratar este tipo de riesgos y coordinar acciones para dar respuesta ante este tpo de eventos. Entre los puntos más expuestos, se identifican las quebradas de Peñuelas, Cruz de Caña y El Culebrón en Coquimbo —donde incluso se han detectado socavones en Villa Talinay— y sectores como Huachalalume, la Cárcel de La Serena y los faldeos de Cerro Grande, donde existen asentamientos informales. En Salamanca, el riesgo se concentra en El Consuelo Alto, y en La Higuera. Los rellenos antrópicos de relaves mineros suponen una amenaza directa para las comunidades.
Así también el director de SERNAGEOMIN advierte que el desarrollo urbano “en la medida en que se aproxima al borde de las quebradas, genera una creciente exposición a la amenaza de remociones en masa”. Incluso dentro de áreas urbanas consolidadas, la presión inmobiliaria ha llevado construcciones a zonas de riesgo, como ocurre en la quebrada de Peñuelas, donde se han identificado dos socavones que podrían afectar áreas habitadas en La Serena
FACTORES NATURALES Y HUMANOS
La región mantiene una condición geológica permanentemente activa, con suelos inestables y laderas pronunciadas. A esto se suma un nuevo patrón climático: periodos prolongados de sequía interrumpidos por lluvias intensas e impredecibles. “Entre los factores climáticos, esta combinación de crisis hídrica con eventos extremos debido al cambio climático nos tiene en alerta. Hay una nueva población rural que no tiene memoria sobre el territorio, que interviene quebradas o construye en zonas expuestas, y eso incide en la mayor frecuencia de eventos”, explica Sergio Araya.
A los factores naturales se suma la intervención humana. El director de SERNAGEOMIN no duda en calificarla como un elemento crítico. “El factor humano representa hoy un alto riesgo. Es sumamente grave la intervención de cauces intermitentes con caminos o cierres perimetrales que impiden el libre escurrimiento de las aguas. También es peligrosa la construcción de viviendas en cortes o rellenos de taludes sin obras de mitigación”.
El especialista recuerda que todo corte de talud mayor a 1,5 metros debe contar con alguna forma de estabilización. “Es preferible realizar pequeñas terrazas con cortes bajos, que un gran corte que genere inestabilidad irreversible”, advierte.
Para Araya, actualmente estamos “viviendo las consecuencias de haber eliminado Geografía del plan escolar. Hoy mucha gente se va a vivir a lo rural, desconectada de su entorno natural y sus procesos geológicos, y paga las consecuencias cuando llegan esas lluvias intensas que se repiten cada 5, 10 o 20 años”, reflexiona.
MAPAS, MONITOREO Y COORDINACIÓN
SERNAGEOMIN cuenta con mapas regionales de susceptibilidad a remociones en masa, disponibles para los municipios y la comunidad en el portal portalgeomin.cl, además de visores públicos actualizados semanalmente. “Desde 2023 hemos realizado talleres y capacitaciones para los equipos comunales, porque detectamos falta de profesionales geocientíficos en el nivel local”, detalla Araya.
La coordinación interinstitucional también ha sido clave. “Nos coordinamos de manera bastante fluida con SENAPRED, MOP y los municipios. Los simulacros de Cruz de Caña e Islón fueron fruto de ese trabajo conjunto. Terminamos uno y ya estamos pensando en las siguientes zonas a intervenir”, reconoce el director regional.
Además, el servicio está impulsando un proyecto de fortalecimiento de redes de monitoreo (FRDP) para subsanar brechas en la recopilación de datos y establecer umbrales precisos de precipitación que permitan activar alertas tempranas con mayor precisión.
UN RIESGO CRECIENTE
Aunque los deslizamientos y aluviones forman parte natural del paisaje semiárido de Coquimbo, hoy su impacto es mayor porque hay más personas y construcciones en las zonas de amenaza. “Aunque las remociones sigan siendo las mismas, afectan cada vez a mayor población”, resume Araya.
La historia reciente lo confirma: los flujos de Horcón y Chapilca en 2023, la afectación del sistema de Agua Potable Rural de Pisco Elqui en el verano de 2024 por un aluvión y los daños provocados por lluvias extremas en 2015 son recordatorios de que la región vive entre contrastes: largas sequías y lluvias torrenciales.
