El capítulo de este lunes de Got Talent Chile se vivió con particular emoción entre los habitantes de Limarí. En cuartos de finales se presentaba Agustín Morales, un talentoso tecladista ovallino de tan solo 9 años que con su talento está deslumbrando a todos en la capital.
Fue el primero en mostrar su show. Con un temple admirable y su polera ad hoc (que le compraron sus padres según contó) inició con una pieza de música clásica para luego ponerse sus estilosos lentes y dar paso a un potpurrí de música tropical. Como buen limarino, por supuesto no podía faltar “La Temporera”, que a estas alturas ya se ha convertido en todo un himno en este territorio.
Luego vino la evaluación. Diana Bolocco, jurado del programa, señaló que “todavía no puedo creer que tenga 9 años. O sea, tener 9 años y tener tan claro lo que uno quiere hacer. ¿Por qué te quieres dedicar a esto?”, le interrogó. Agustín, con total seguridad respondió: “En mi futuro pienso ser productor musical”, generando el aplauso y admiración del público.
“La música es lo tuyo, hay que tener oído, hay que tener agilidad, hay que tener digitación, hay que tener talento especial, que lo tienes, sigue adelante”, complementó Antonio Vodanovic, lo que marcó el paso del joven a la semifinal.
TIERRA Y FAMILIA DE MÚSICOS
Limarí ha sido considerada la cuna de movimientos tropicales, desde la época de oro de bandas como Alegría, Fantasía y Hechizo, entre otras. Hoy Agustín surge como la esperanza de la “nueva camada” de artistas.
Pero además tiene herencia familiar. Su madre es de la comuna de Monte Patria y su padre, Hugo Morales, ovallino. Este último ha sido fundamental para despertar su interés por ser artista. “Agustín siempre tuvo afinidad con la música. De chico cantaba, pescaba una guitarra, a los 2 o 3 años. Le gustaba mucho cantar, participó en festivales del colegio”, relata.
No obstante, el interés por el teclado surgió hace menos de un año y de manera fortuita. “Yo soy músico, pero dejé de tocar hace muchos años. En ese periodo volví a la música y a él le empezó a interesar. De un momento a otro se sentaba al lado mío, empezó a tirar los deditos al teclado y ya cuando me di cuenta que tenía ciertas nociones de lo que estaba haciendo me senté con él y empezamos a practicar un poco más”, cuenta Morales.
Por varios meses fue él mismo el que le enseñó. “Después le puse un teclado en su pieza y ensayaba todos los días de oído, cuando llegaba en las tardes. Al tiempo, lo inscribimos en una academia. Ahí empezó a aprender música más clásica, pero lo que es popular lo hemos trabajado siempre nosotros, con un amigo que me ayuda, Michael Ojeda, de la academia MOD, en Ovalle”, explicó.
CONQUISTANDO LA CAPITAL
La llegada al programa también se dio de manera fortuita. Su padre cuenta que alguien vio algunos videos que estaban circulando en redes sociales y le hicieron una invitación para que se presentara en el casting masivo que se realizaría en La Serena. “Fuimos como todos y de ahí en adelante nos avisaron que había quedado clasificado y tenía que ir a Santiago”, precisa.
Señala que, sin dudas, el haber clasificado a la semifinal es un gran logro. “Fueron más de 3 mil personas que se postularon desde el comienzo. El hecho de haber llegado a cuartos de final ya ha sido un logro, porque uno como adulto igual vive este proceso, porque está al lado de él en todas”.
Y es que Agustín ha destacado no solo por su desempeño con el teclado, sino que además por su gran desplante. “Ha pesar de la edad que tiene, todo ha nacido de él. De hecho, cuando le preguntaron en el programa hasta a mí me sorprendió, porque ni siquiera lo habíamos conversado y él le explica al jurado que sus intenciones son ser productor musical y tocar con músicos famosos, desarrollar una carrera a través de la música”.
De hecho, indica, siempre ha sido él como padre quien está más nervioso. “La última vez yo decía ‘cómo él tiene nervios de acero para estar parado ahí’. Yo, que estaba atrás del escenario, no podía más de los nervios. Aparte las grabaciones en si son mucho más largas de lo que uno ve, el proceso de deliberación, cuando los jueces se juntan, son muchos minutos en los que uno espera ahí y el Agustín como si nada”, afirmó.
Este temple se quebró, eso sí, en el último episodio. “Cuando pasa a la semifinal y le dicen que queda clasificado soltó sus emociones que tiene contenidas y lloró de emoción”.
Actualmente, Agustín estudia en la Escuela de Música de Ovalle y ha sabido complementar de muy buena manera esta incipiente fama y sus deberes en el colegio. “Le va muy bien, es súper aplicado así que no le complica mucho”, afirmó su padre.
La próxima semana viajarán a Santiago para los ensayos, preparándose para su participación en la gran semifinal, donde todo Limarí estará haciendo fuerzas para que llegue a la final del programa de talentos.