La mejora y optimización del recurso hídrico, en especial, en zonas semiáridas y azotadas a grandes sequías como es la Provincia del Limarí y todo el Norte Chico en general, es una las medidas en la que los expertos más enfatizan al momento de emprender en el negocio agrícola, y fortalecer con ello, este rubro tan fundamental para la economía nacional.
Y es que mientras la actividad minera se mantiene estancada o incluso a la baja en relación a su aporte a la matriz económica nacional, aquellos sectores derivados de la agricultura se muestran en alza lo que sumado a la intención de Chile de transformarse en una potencia agroalimentaria, se proyecta un auspicioso futuro para esta actividad.
Es en ese contexto que la Corporación Reguemos Chile se encuentra impulsando una megaobra que a través de un gran canal subterráneo, uniría 6 regiones – desde Biobío a Atacama – para regar e incorporar en total, poco más de un millón de hectáreas nuevas para la producción agrícola, trasladando agua desde el sur, y enfrentando de paso la sequía como consecuencia del cambio climático.
En ese sentido, el proyecto en total, tendría un costo de unos 20.000 millones de dólares, y constaría de cinco tramos independientes en total – siendo el tramo 4 el que pasaría por la región, uniendo desde el embalse Corrales hasta el Embalse Puclaro, y pasando por Limarí – pero que juntos, se proyectan como una columna vertebral de flujo y distribución de agua para riego en aquellas tierras improductivas, pero con alto grado de desarrollo.
En esa línea, Juan Sutil, presidente de la Corporación Reguemos Chile, llegó hasta Ovalle donde mostró ante un grupo de agricultores locales su proyecto, y donde las principales dudas tuvieron que ver con el costo del proyecto, el tema de la distribución del agua y los derechos sobre ésta, además de sus características por cierto, y un eventual apoyo del Estado.
María Inés Figari, presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte, se mostró favorable a la puesta en marcha de una obra de estas características, en especial, por el legado que éstas implican hacia el largo plazo.
“Estas son grandes construcciones. Lo mismo pasó con la construcción del tranque Paloma, que fue el tranque más grande de Sudamérica en su época. Hay que mirar como hubo personas que accedieron a las diferentes autoridades y finalmente, el Estado decide que es indispensable hacerlo, con un costo altísimo, pero que lo asume completo el Estado chileno” señala.
“Pero fueron visionarios, pues la construcción del tranque cambió la historia de la zona aguas abajo del Limarí. ¿Cuánta población ahora vive gracias a eso? Estas obras son las que traen el progreso a toda la comunidad” expresa.
Respecto a los elevados costos de esta obra, Juan Sutil, afirma que el camino es hacerlo vía concesiones, pues es una obra de interés público, tal como se hicieron las carreteras por ejemplo.
“Así como en este país se hizo la Carretera 5 Sur y tú te vas desde La Serena a Puerto Montt en doble pista, y ahora desde Vallenar, en eso el Estado no puso un peso. Eso lo pusieron los privados, los fondos de inversión, los fondos de pensiones de Estados Unidos y de Europa. Ellos pusieron la plata, y después tú, como usuario, pagas un peaje, y con la suma de los peajes pagas la deuda, y pagan la administración a la concesionaria. Termina la concesión después de 20 años, ¿y de quién es la carretera? De todos los chilenos” explica.
En ese sentido continúa, esta obra debería ser completada por uno o varios consorcios internacionales. “Pondrán la plata, se financiará, se recuperará, ¿y quién va a pagar la cuenta? El que se beneficia con el agua, porque puede transformar esa agua en clementinas o en uvas de exportación por ejemplo. Y eso trae dólares para Chile, porque al final, esto es una obra de adelanto nacional que permite que mucha gente desarrolle tierra que no vale nada, y que después va valer mucho. Genera riqueza, y esa riqueza paga la cuenta” indica.
CONFLICTO POR LA REFORMA AL CÓDIGO DE AGUAS
No obstante, una de las dudas es que este proyecto se impulsa justo cuando en el Parlamento se estudian cambios al Código de Aguas, lo que podría poner algún obstáculo en especial, en relación a los derechos de aprovechamiento de agua.
No obstante, el propio Juan Sutil asegura que la iniciativa es perfectamente viable con o sin reforma.
“En el caso de antes de la reforma, yo tengo que ponerme de acuerdo con los contribuyentes, que son los dueños del agua, y esos contribuyentes son los que estarían aportando el agua en los periodos en los cuales en el sur no se riega, vale decir, de abril a noviembre, y la tengo que trasvasijar hacia el norte, tal como yo lo expliqué” asevera.
Ahora con los cambios, Sutil afirma que “si el Estado fuera el dueño (de los derechos) éste tendrá que ver como da las facilidades para que las aguas puedan venir sin afectar los derechos de aquellas personas que hoy día riegan sus campos, y hacen país a través de la producción. Pero en uno u otro caso, yo creo que el proyecto es viable” concluye.