A casa llena en el auditorio de la universidad Santo Tomás en Ovalle se llevó a cabo la mañana de este miércoles un seminario con especialistas en temas de adicción de jóvenes en alcohol y drogas y cómo reinsertarlos exitosamente en la vida académica.
La directora regional de Senda, Fernanda Alvarado, explicó a El Ovallino que para su institución es fundamental el intercambio de conocimientos y experiencias en materia de intervenciones con niños y adolescentes.
“El promedio de edad para el inicio de consumo de drogas o licor es de 13 años de edad, aunque hemos tenido casos de niños que a los 11 años ya hemos tenido que llevarlos a procesos de desintoxicasión porque ya han consumido pasta base, lo que nos muestra una realidad compleja, pero que tenemos que asumir. Por eso es que los centros de tratamiento asumen esto como un desafío para incorporar nuevas herramientas educativas para tener intervenciones más eficaces y más eficientes”.
Por ello el seminario está dedicado a los profesionales que intervienen directamente con los jóvenes, aunque aclaró que el llamado es a prevenir que los niños y jóvenes caigan en el flagelo de las drogas.
Por su parte el director ejecutivo de Psicofam, Rodolfo Pérez de Arce, indicó que su institución, que está encargada de la generación de programas de tratamiento y rehabilitación en Ovalle y otras ciudades, indicó que fue una oportunidad muy importante para poder darle el protagonismo a los docentes y profesionales que trabajan directamente con niños y jóvenes que han tenido acercamientos a drogas y alcohol.
“Hoy día que queremos dar relevancia a los profesionales que están dentro del aula, y que reciben a los chicos que están en tratamiento y que presentan una condición de vulnerabilidad particular. El objetivo es poder apoyarlos a ellos en la medida de lo que hemos ido construyendo desde 2006 y 2008 en Quilpue –donde está la casa matriz- con experiencias de sus propios colegas pedagogos que nos han ayudado en la construcción de estas estrategias en el aula que han sido exitosas en la inserción de los chicos que están en tratamiento”, comentó.
Indicó que el desafío de las escuelas en los propósitos de inclusión que implican tener alumnos con necesidades de salud mental y que lo que aportan desde este tipo de actividades, son herramientas de diálogo para que los docentes se lleven la manera de combinar las experiencias de salud mental con intervención en el caso de consumo de drogas y alcohol junto a la pedagogía, para que los colegios sigan manteniendo su principio, que es otorgar experiencias de aprendizaje en los niños.
“Estamos muy contentos con la experiencia que hemos tenido, porque contamos con jóvenes que incluso están hoy día en la educación superior, algunos hasta trasladándose de comuna para conseguir su sueño, y nosotros los hemos apoyado en eso, desarrollando sus títulos y chicos que están teniendo logros académicos exitosos. El año pasado terminamos con un 91% de adolescentes que habían terminado su año acadpemico, y que es una cifra muy alta que habla del compromiso que ellos logran cuando ven que hay gente que les apoya y que el entorno valida sus esfuerzos”, puntualizó el especialista.