Falta de terrenos genera colapso en los principales cementerios de la región

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    Los tres principales cementerios de la región son centenarios. Se construyeron en su momento en las afueras de la ciudad, pero el crecimiento demográfico y la ampliación de las poblaciones provocaron que se integraran a las ciudades. 

    ESTADO ACTUAL

    El cementerio municipal de La Serena, emplazado en el sector de La Antena,  se comenzó a levantar en 1842, gracias a donaciones voluntarias que financiaron su construcción. La historia dice que la primera persona que fue sepultada en este recinto fue Gregorio Cordovez, veterano de la guerra de Independencia, ex alcalde de la comuna y diputado por Elqui. Eso ocurrió el 6 de agosto de 1846.

    Pero de eso ya han pasado 171 años y evidentemente el recinto de esa época hasta ahora ha visto incrementada su demanda, esto considerando además que ya no existen terrenos aledaños que se puedan utilizar para pensar en una posible ampliación.

    Patricio Bacho, secretario general de la Corporación Municipal Gabriel González Videla, entidad que además mantiene la administración del camposanto en Las Compañías, reconoce que efectivamente en el último tiempo se dificulta la opción de contar con nuevos nichos, por lo cual se han tomado otras acciones.

    En este sentido, especifica que el servicio del Cementerio General se extiende de acuerdo a  la demanda que se vaya presentando “realizando traslados internos, externos, exhumaciones y reducciones de nichos vencidos”.

    Pero de igual forma, plantea, su capacidad de sepultación se estima “de 5 a 10 años, aproximadamente”.

    En efecto, en la entrada del camposanto ubicado en la parte alta de la capital regional, se informa a través de un documento que con fecha 16 de marzo de 2014 se publicó en el diario El Día el aviso de regularización de usos de los cementerios municipales, informando que se procederá al retiro de los restos de aquellos nichos temporales cuyo plazo de uso se encuentren vencidos, como también las sepulturas y/o mausoleos que se encuentren deteriorados o en estado de abandono.

    “A fin de evitar inconvenientes, se dio un plazo de 90 días para la regularización correspondiente”, precisa el escrito.  
    Las opciones de extenderlo son nulas, pero la autoridad señala que están apuntando al cementerio de Las Compañías como una alternativa, porque de acuerdo a su capacidad de espacios de construcción, cuenta con un período de sepultación que se estima entre 30 a 50 años aproximadamente.
    Además, indica Bacho, considera una proyección de crecimiento de 14 mil metros cuadrados de espacio físico, aledaño al emplazamiento actual sector norte, correspondiente a 5.000 nuevos tumbas.

    “Además y por primera vez en sus 115 años de existencia, nuestra institución ha venido ejecutando trabajos significativos de mejoramiento en el camposanto”, precisa. Estas mejoras se relacionan con  la disponibilidad de 2.460 nichos, de los cuales 1.740 corresponden a tumbas de adultos y 720 para párvulo y reducción, más la habilitación de 104 terrenos en sus dependencias.

    Por otra parte, se están realizando obras de ampliación y de mejoras consistentes  en la habilitación de baños públicos, agua potable,  pavimentación, electricidad y alcantarillado particular y construcción de un sendero para facilitar el acceso a personas con discapacidad. “Asimismo, se ha venido trabajando en una plazuela para comodidad de los usuarios y hermosamiento del cementerio”.  

    Desde la administración de ambos cementerios hacen hincapié de que, en virtud de la facultad que le confiere el Decreto Supremo Nº 357 de fecha 15 de mayo de 1970, Artículo Nº 38, ha venido informando que “Una vez vencido el plazo de ocupación de una sepultura temporal sin que nadie reclame los restos existentes en ella,  el cementerio podrá retirarlos para trasladarlos a la fosa común o para proceder a su incineración, en los casos que el establecimiento cuente con crematorios, sin responsabilidad alguna para la dirección del Cementerio”.

    OVALLE AL 90%. 

    En el principal camposanto de la capital del Limarí la realidad no es muy distinta. Según informaron desde el municipio, actualmente el recinto está llegando a un 90% de su capacidad máxima “considerando que para paliar la permanente demanda de espacio se están efectuando reducciones y construyendo nicheras con capacidad proyectada para un año más”, especificaron en un comunicado.

    En el corto plazo, existe un proyecto para construir 3 nuevos pabellones, con una capacidad de 55 nichos cada uno, sumando un total de 165 espacios “y se están realizando reducciones sistemáticas de acuerdo a la actual demanda de las familias en sus propias sepulturas”.
    Lo que no tienen, especifican, son terrenos para nuevos mausoleos o sepulturas familiares. “Otra alternativa es también que los usuarios recurran al préstamo de sepulturas entre ellos”, expresan.

    Tampoco tiene opciones de expansión, porque el crecimiento de la ciudad ha ocupado los terrenos aledaños. Por esta razón, se está estudiando la proyección de un nuevo cementerio municipal, que se ubicaría a 10 kilómetros de la ciudad, en la ruta 45, camino a Socos, aproximadamente y a 1,5 kilómetros del actual Parque de Ovalle. 

    En la capital limarina no existe actualmente la opción de crematorio, pero desde la casa edilicia plantean que “se considera proyectar uno en el nuevo cementerio actualmente en estudio”.

    COQUIMBO, EL MÁS COMPLICADO

    Consultado por la situación, en noviembre de este año el alcalde Marcelo Pereira señaló que este tema está en su plan comunal “Contigo más Coquimbo” y reconoció que era de suma urgencia resolverlo. En esa oportunidad explicó que se estaba trabajando en  las dos vías propuestas por la anterior administración que quedaron inconclusas y que, incluso, el cementerio que se ubicaría en Majada Blanca ya contaría con un prediseño. 

    “En el sector de Pan de Azúcar o más alejados, cuando pierden a un ser querido tienen que venir para acá lo que genera gastos.  Por qué no tener un cementerio  grande y bonito en el sector rural, lo que también ayuda a que se pueda descongestionar el actual”, planteó en esa oportunidad.

    Respecto a la ampliación que se trabajaba desde hace varios años en el terreno aledaño al cementerio, en esa misma nota de prensa el jefe de proyectos de la Secplan, Luis Zepeda, precisó que no se pudo concretar, ya que al presentar los documentos  a la autoridad sanitaria,  ésta fue negada debido a que el actual camposanto no cuenta  con resolución sanitaria y que resultaba imposible regular el  cementerio porteño, ya que no cumple con las normativas vigentes. 

    Cabe destacar que en esta ciudad existen otros camposantos, como el Cementerio Católico y el Inglés, en Guayacán, pero tampoco estarían con disponibilidad para absorber la demanda local. 

    Señala que el recinto coquimbano data aproximadamente del año 1876 y que su capacidad actual es de 14.000 metros cuadrados aproximadamente, correspondientes estimativamente a  alrededor de 9.000 difuntos en el sector Cementerio San Luis y 7.000 difuntos en el sector de Cementerio San Pedro.

    Respecto a cuanta de esa capacidad está disponible actualmente, explicó que en el sector de Cementerio San Luis existen 30. “San Pedro no tiene, pero existe la posibilidad de sepultura con reducción”, especifica.

    Sobre si tienen planes de expansión, mencionó que actualmente la administración de los recintos del Arzobispado está en búsqueda de algún terreno que cumpla con las especificaciones técnicas, para poder habilitar un nuevo establecimiento.

    En el caso del Cementerio Inglés, la situación sería similar. La diferencia es que el 2013 la “Sociedad de Servicios Generales Guayacán” decidió iniciar la construcción del primer crematorio de la región de Coquimbo, una iniciativa que buscaba precisamente dar respuesta al colapso de los camposantos. 

    El proyecto tendría una inversión de 180 millones de pesos y se instala como una alternativa más cercana, pues con anterioridad para llevar a cabo la cremación había que trasladarse a Santiago o Viña del Mar.

    Esto ha paliado en parte la demanda existente, sin embargo, no todos tienen la opción económica de acceder a este proceso, por lo cual se deben buscar alternativas.