El patrimonio frente a tus ojos

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    -¿Cuántos nos visitarán este año?

    Preguntó el jarrón diaguita en forma de pato que se exhibe en la penumbra de la estantería. El niño que lo miraba no entendía la pregunta, porque en su inocencia pensaba que cada fin de semana la gente hacía filas para entrar al museo.

    Dos semanas antes en los monitos animados había visto que los museos estaban al nivel del cine, y hace menos de un mes sus papás lo habían llevado al cine a ver la película de Lego 2 y recordó la fila para entrar y para comprar cabritas.

    Ahora sus papás lo llevaban al museo y no había vista la fila de gente impaciente por entrar a ver las atracciones históricas. Por eso cuando el pato jarro le preguntó por los visitantes, no se atrevió a estimar una cifra. Miró a los lados y vio que, además de él, estaban en la sala sus papás, su hermano mayor, una dama que revisaba su celular, un hombre con un perro salchicha y dos jóvenes universitarios tomados de la mano…

    -¡No sé! Quizás como cien personas.

    Y se encogió en hombros…

    -¿Por qué preguntas por este año? ¿Cuál es la diferencia?

    Le consultó el niño.

    -Es que este fin de semana se cumplen 20 años del Día del Patrimonio. Y cada vez se hacen más esfuerzos para que le gente visite los museos y las distintas atracciones. Se hacen charlas, talleres, obras de teatro, obras de títeres, conciertos musicales, visitas con representación…

    -¿Y la gente cada año los visita más?

    -¡Nah! Prefieren hacer fila para ir al cine.

    Le confesó sinceramente el pato jarro.

    El pequeño no entendía como la gente no se interesaba por visitar a un jarrón tan interesante en forma de pato y que hablaba tan seriamente. ¿Sería una muestra antropológica? No sabía lo que significaba “antropológica” pero le gustaba la palabra porque sus papás le habían dicho que era bueno conocer palabras nuevas todos los días, y esa le gustaba, aunque no sabía lo que significaba.

    -¿Eres una muestra antropológica?

    -Sí, soy un jarrón de una época muy antigua, de una cultura de hace muchos años, y de alguna manera soy una muestra antropológica.

    -Nunca había conocido a ninguna muestra antropológica.

    Le confesó el niño, contento porque había usado dos veces la palabra nueva que acababa de conocer, aunque todavía no estaba seguro de qué era lo que significaba.

    -¿Te vas a quedar mucho rato? Es que no siempre vienen niños que nos puedan escuchar…

    Le comentó la pieza de arcilla.

    -No, mis papás dicen que venimos a ver un rato y luego nos vamos a la biblioteca. Dicen que hay muchos libros para niños. A lo mejor hay libros antropológicos.

    -Espero que los descubras

    Le deseó la pieza, y al percatarse que venía un adulto, adoptó la forma en la que la conoce la gente y se volvió a quedar inmóvil para que nadie conociera su secreto. El niño entendió el gesto y sonrió, resguardando con un guiño el misterioso truco del pato.

    Salió de la sala con su ancha sonrisa buscando la puerta de la biblioteca infantil, a ver si en el Día del Patrimonio podía conseguir libros antropológicos para niños.