Con 79 años, Francisco Rojas lideró la participación del Club de Atletismo S-2000 en el Zonal Norte, demostrando que la edad no es límite para representar a Ovalle con orgullo y garra. El equipo local consiguió tres medallas de oro, una de plata y una de bronce.
Por décadas, Francisco Rojas ha sido parte del paisaje deportivo de Ovalle. Siempre entrenando en silencio por la Alameda o en la pista del estadio, acompañado por su constancia y una fe inquebrantable. Hoy, a sus 79 años, el veterano atleta, conocido en las pistas como “La Tormenta del Desierto”, vuelve a escribir su nombre en la historia del deporte local tras conseguir dos medallas de oro en el Campeonato Zonal Norte de Atletismo, realizado el fin de semana pasado.
La hazaña no fue individual. Lo acompañaron Patricio Mundaca y Fernando Araya, representantes del Club de Atletismo S-2000 de Ovalle, quienes compitieron en distintas categorías y pruebas de fondo y medio fondo. En total, la delegación ovallina consiguió cinco medallas: tres de oro, una de plata y una de bronce.
ORO SOBRE LOS 1.500 Y 5.000 METROS
Francisco Rojas participó en las pruebas de 1.500 metros planos y 5.000 metros, llevándose el primer lugar en ambas. “Fue un campeonato muy bonito, con mucha gente. Tuvimos podios en todas las carreras que hicimos”, relató, aún emocionado por el logro. “Corrí dos pruebas y gané las dos. Iba a hacer una tercera, pero el clima me afectó un poco, así que decidí cuidarme. A esta edad hay que ser responsable también”.
Más allá del resultado, lo que conmueve a Rojas es su convicción. “Siempre estoy entrenando. Nunca me quedo. Estoy preparado para cualquier campeonato. Me gusta correr incluso con gente más joven, porque me obliga a mejorar”, dice. No se trata solo de competir, sino de mantenerse vivo, desafiante, vigente.
La Tormenta del Desierto ha representado a Chile en nueve campeonatos mundiales máster, viajando por países como Estados Unidos, Inglaterra, Finlandia, Suecia, Australia, Puerto Rico, España y Sudáfrica. En cada uno de ellos ha corrido con orgullo la camiseta de Ovalle, con humildad, pero también con hambre de podio.
EL DEBUT SOÑADO DE MUNDACA
Quien también tuvo una jornada inolvidable fue Patricio Mundaca, quien debutó en un torneo representando al club ovallino. Su actuación fue impecable: oro en Cross Country, plata en 1.500 metros y bronce en 5.000 metros.
“Me alegra mucho por él, porque es su primera vez con nosotros y ya logró una colección completa de medallas. Fue emocionante verlo”, destacó Rojas, que reconoce en su compañero a una nueva figura del fondo local.
Aunque no logró medalla, Fernando Araya también tuvo una participación meritoria. “En su categoría había muchos competidores y muy fuertes. Pero corrió bien. Todos tuvimos un buen desempeño”, agregó Francisco.
UN CAMINO HACIA EL SUDAMERICANO
La participación en este torneo no fue casual ni aislada. Para los atletas máster, esta competencia servía como parte del proceso clasificatorio al Campeonato Sudamericano Máster, que se disputará en noviembre en Santiago. Y el Club S-2000 ya tiene su mirada puesta allí.
“Estamos comprometidos con el Sudamericano. Ya cumplimos con el requisito de correr al menos dos pruebas previas. Así que ahora, a seguir entrenando”, comentó Rojas, quien no descarta una eventual clasificación al Mundial de Atletismo Máster, si las condiciones lo permiten.
UN MENSAJE QUE VALE ORO
Pero más allá de las marcas y los trofeos, la Tormenta del Desierto tiene claro que su rol también es inspirar. Y así lo hace con un mensaje directo para las nuevas generaciones:
“A los jóvenes les digo que no pierdan tiempo. Hay mucho talento en Ovalle. Si toman esto con seriedad, pueden llegar muy lejos. Como yo”. A pesar de haber pisado pistas en medio mundo, su mayor orgullo sigue siendo representar a su tierra. “Ovalle siempre ha estado conmigo. Por eso, cada vez que corro, lo hago con el corazón puesto acá”, señaló. Con una vida dedicada al atletismo, Francisco Rojas sigue escribiendo su propia historia de esfuerzo, humildad y constancia. Y lo hace a paso firme, llevando consigo no solo el peso de las medallas, sino también el orgullo de todo un territorio que lo aplaude, lo admira y lo sigue con emoción.