Una complicada situación enfrenta a una apoderada y la junta de vecinos de Canelilla Baja. El hecho tiene relación con el transporte escolar de la zona, el cual es administrado por esa comunidad de vecinos. Natalie Fernández asegura que hace tres semanas que su hijo de 5 años no ha podido ir a la Escuela en Villaseca debido a que fue “sacado” del recorrido diario que hace ese transporte que día a día desplaza a más de 30 estudiantes.
Gabriela Urquieta, madrina del niño, explica la situación que ella califica como “discriminación”. “Él está inscrito en la Escuela de Villaseca, la que está a cinco kilómetros de su casa. La micro lo iba a dejar y a buscar. De vuelta de vacaciones, él estuvo enfermo, por lo cual no vino la micro. Cuando Natalie (la madre) llama al conductor de este móvil para pedirle que lo vaya a buscar, él dice que no, porque la presidenta de la junta de vecinos de Canelilla Baja le había dicho que no lo pasara a buscar. Queremos que la presidenta vuelva a reintegrarlo para que él no esté perdiendo sus beneficios. Al final se trata de un derecho, está recién creciendo y le están poniendo todos estos obstáculos”.
Natalie Fernández, madre del niño, argumenta que este tema se originó por un altercado personal entre ella y la presidenta. “Por terceras personas me enteré que a mi hijo le había sido quitada la locomoción. Me dijeron que no pertenecía a la junta de vecinos y que por ese hecho ya no tenía derecho a usar la locomoción. Si fuera así, ¿por qué hay otras personas de Canelilla Alta que están ocupando el transporte? Creo que esta señora se tomó un problema muy personal y por eso nos quitó la micro”.
Fernández cuenta que ha intentado solucionar el problema pero nadie se hace responsable. “Cuando supe que mi hijo fue sacado del recorrido, llamé al conductor, él me dijo que estaba mandado por la presidenta de la junta de vecinos y si ella le indica que no debe ir a una parte, él no va porque no quiere tener problemas. Después de que hablé con la señora, ella ‘carga’ al chofer y me dice que él reclama sobre mí”.
Dilia Fernández, presidenta de la junta de vecinos de Canelilla Baja, explica que el problema se debe al ausentismo del niño en la escuela, y la falta de voluntad de la madre al no querer caminar con su hijo hasta un acercamiento distante a 300 metros de esa residencia ubicada en Canelilla Alta. “Nosotros mandábamos la micro a busca a su niñito, pero ella no lo manda a la escuela. Entonces tuvimos un reclamo del chofer y él dijo que ella no le avisa, entonces él va ‘de balde’ para allá. Si bien ella no pertenece a la junta de vecinos de Canellilla Baja, el transporte fue un favor que le hicimos. Ella no quiere caminar al acercamiento, quiere que poco menos la vayan a buscar a la misma puerta. Nosotros no le negamos la micro, estamos negando sólo que vaya al domicilio porque no avisa cuando no quiere mandar a su hijo a clases, haciendo que el chofer vaya inútilmente”.
Fernández insiste en que simplemente ella debe desplazarse hacia el acercamiento. “No lo manda a la escuela porque no quiere caminar. La solución es que camine y tome la micro en donde se da la vuelta, ahí le dijimos nosotros. Si ella avisa, el conductor hasta lo puede esperar ahí. Intentamos mediar, pero ella dijo que no quería ‘nada’, ella no nos escucha. Hacemos una rifa al año para financiar los costos, fotocopias, trámites. Ella nunca nos quiere cooperar con nada quiere todo gratis y no se puede ir a buscar a su hijo a la puerta de la casa. Otros niñitos de la misma zona bajan un cerrito y llegan a la micro que los espera abajo”, explica.