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Martes, Noviembre 5, 2024

Falta de dotación complica a gendarmes del centro penal de Ovalle

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Una población penal que va en crecimiento y que cada día registra un perfil más violento, es lo que deben enfrentar día a día los gendarmes en los recintos penitenciarios, y aunque la exigencia se va haciendo cada vez mayor, el número de uniformados se ha quedado igual.

En la Región de Coquimbo, el dirigente de la ANSOG, Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería, Jokan Garrido, resaltó que es notoria la falta de personal en las diferentes unidades penales y especiales.

“Y es que además del número de funcionarios, una de las falencias es que no contamos con suficientes elementos de seguridad, y los que tenemos en su gran mayoría ya están malos o vencidos, ya sea chalecos anticorte, gas disuasivo, cascos y vestuario, como botas y tenidas”, aseguró.

Destacó que en las unidades como las de Ovalle o la de Illapel la infraestructura es pésima, tanto para los funcionarios como para la población penal.

MIRADA PROVINCIAL

Pero es que el dilema se ha visto tanto a nivel regional como en la provincia de Limarí, por lo que el miembro de la directiva provincial de la ANSOG, Freddy Araya, visibiliza algunas de las falencias que han registrado en el Centro de Detenciones Preventivas de Ovalle.

“Lo principal es la falta de dotación, que los últimos dos años ha sido nula. De la última promoción que hubo a nivel nacional no llegó personal a Ovalle, y esto nos afecta ya que obliga a los funcionarios a tener duplicidad de funciones, porque están los puestos especiales que hacen labores tanto administrativas como en terreno”, apuntó el uniformado.

Detalló que el personal de Gendarmería registra un sobrecargo de trabajo, porque cubren los tribunales producto de los delitos que han aumentado, y porque cubren todos los juicios orales que llegan incluso desde la provincia de Choapa.

“Si bien esas personas en prisión preventiva quedan detenidas al momento de pasar al juicio oral, nosotros tenemos que absorber toda esa carga en los tribunales, así que tenemos personas para el tribunal y en la guardia interna, y eso puede desproteger la labor en guardia interna. Además de que hemos tenido un aumento en la población penal producto de la saturación de las unidades del Norte, y nosotros estamos recibiendo internos de esas unidades que están llegando a Ovalle”, precisó.

Araya indicó que a la fecha registran una población penal de unos 370 internos siendo que la capacidad local es de unas 200 personas, mientras que el personal se ha quedado estancado.

Actualmente registran en nómina unas 90 personas, aunque en la práctica son poco más de 60 los funcionarios de gendarmería activos, ya que diariamente hay personal con licencias médicas, o que deben cumplir funciones en distintas áreas.

“Lo ideal sería trabajar con unos 100 funcionarios, porque son varias áreas las que se deben cubrir: el área administrativa, los tribunales, o todos los requerimientos con Fiscalía”, precisó.

CORAZÓN URBANO

Consultado acerca de algunos episodios de inseguridad que pueden afectar a los vecinos del área urbana, entendiendo que el recinto de Ovalle se encuentra en una zona residencial y comercial, Araya indica que es gracias al trabajo de los gendarmes que esos eventos no han escalado a mayores consecuencias.

“Gracias al control que tiene el personal en la unidad, es que no se ha afectado en mayor manera a los vecinos, pero si el personal comienza a faltar y comienza a registrar poco control tras el aumento de la población penal, obvio que más adelante habrá problemas y van a ser más recurrentes en este tipo de situaciones que afecten al entorno”, advirtió.

Señaló que de a poco el personal mismo comienza a mermar, producto de jubilaciones, bajas o traslados, y que al no contar con nuevo personal, se puede ir perdiendo el control de los internos.

“Ese control por los momentos no se ha perdido, pero esto podría ocurrir en algún momento. Eso se le ha informado a la superioridad tanto regional y nacional, le hemos expuesto que esta situación en cualquier momento puede colapsar, repercutiendo en daños a los vecinos. Nuestra inquietud es precisamente no perder el control de la unidad por falta de personal. No se ha perdido gracias a que se está haciendo un esfuerzo muy grande, redoblando labores para evitar estas situaciones. Los equipos siguen haciendo su máximo esfuerzo, pero si no se toman medidas, esta bomba de tiempo puede explotar en cualquier momento, ya que estamos trabajando al máximo de nuestras capacidades”, aseguró

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