Crédito fotografía: 
Pierina Escalona
Tras su presentación este domingo en el marco del Fam Fest en Ovalle, la actriz y titiritera argentina Guadalupe Lombardosi explicó su visión de los títeres sobre las tablas

Una sala casi llena. Gran expectativa familiar. Hay muchos niños que quieren ver una presentación cuyo nombre ya habla de una travesura infantil. Sale en escena la actriz argentina Guadalupe Lombardosi y logra llevar al público a compartir un mundo imaginario donde los títeres y las personas juegan al mismo nivel. La casa dada vuelta.

La actriz y titiritera trasandina tiene desde 2015 el proyecto personal La Lupe Teatro, que a pesar de ser su apuesta ha logrado sumar a otros cuatro artistas y técnicos a su trabajo. Con él presentó La casa dada vuelta, en el Festival Internacional de Teatro Familiar, FAM Fest, recién este pasado domingo en el Teatro Municipal de Ovalle.

“Ya con esta obra estuve en Medellín, Colombia, en un festival de teatro, pero es primera vez que estamos en Chile con esta pieza. De hecho es mi primera función en Chile, y es en Ovalle y eso me da una alegría. El primer teatro que pisa en el país La casa dada vuelta es de Ovalle y me encanta” afirma Lombardosi con una sonrisa en el rostro.

Todo es teatro

La “Lupe” se ha paseado por escenarios argentinos y de diversos países, conjugando en las artes escénicas la actuación y el manejo de títeres.

“Yo presento la obra en todo tipo de festivales, de teatro y de títeres, porque para mí todo es teatro. Soy actriz y titiritera y siempre trabajo muchos con objetos. Tengo una formación muy fuerte de titiritera además de mi formación como actriz, así que siento que los objetos tienen una versatilidad que a veces la actriz o el actor no la tienen, y que a mí me divierte mucho porque un títere se puede desarmar en escena y te da mucho para la metáfora visual. En ese sentido me atrae mucho la imagen estética y visual que puede aportar un títere, porque habla igual que las palabras de una actriz o un actor y por eso siempre están en el mismo nivel en mis obras”.

Tras quince años trabajando en funciones infantiles, este año estrenó una obra para adultos, porque confiesa que era algo que quería hacer desde hace mucho tiempo.

“El teatro para niños es el eje de mi trabajo, pero este año presentamos una función para adultos y logramos hacer algo muy objetual, no tiene títeres, pero sí muchos objetos que le aportan vida y movimiento a la obra. No cobran vida, sino que cuentan espacios, construyen parte del relato en paralelo al actor”.

Inicios “primarios”

Recuerda que sus inicios fueron con la agrupación La Zopenca, con quien estuvo diez años de mucha creación y aprendizaje. Con esa compañía –o dúo- tiene una obra que se llama Colores Primarios, que todavía la presentan en ocasiones y con la que ha recorrido muchos escenarios. Es de títeres con la técnica de teatro negro.

¿Cómo pasar de una agrupación a un proyecto personal?

-Con mi compañera de La Zopenca siempre fuimos muy obsesivas de que las obras cumplieran con una estética determinada de trabajar, porque fue una decisión muy a conciencia, trabajar para la infancia y para los niños, y siempre hubo mucho cuidado con el trabajo, desde las temáticas, desde cómo acercarnos a los niños, cómo les hablamos. La diferencia con La Lupe es que la impulsora soy yo y las temáticas son un poco más personales, tengo más libertad de poder hacer las cosas, más a mi capricho como directora, porque las ideas salen más de mi cabeza, de mi imaginario personal.

Lombardosi estará varios días en Chile presentando “su casa volteada” en escenarios de la capital, en el marco del festival familiar.

 

 

 

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