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Gabriel Pastén se traslada rumbo a las competencias ciclistas en la región. Con la pasión de las dos ruedas en su ADN, se aproxima a su próximo desafío deportivo y representar a la región de Coquimbo.

Gabriel Pastén es el cheque a fecha del ciclismo ovallino. Con 17 años y menos de dos años de experiencia sobre la bicicleta, acumula rodaje y poco a poco se hace de un nombre en el circuito regional.

El pasado fin de semana consiguió uno de los cuatro cupos para integrar la selección regional de ciclismo que competirá en mayo en los Juegos Deportivos de la Juventud Trasandina (Judejut) y que para esta edición solo contará con competidores nacionales.

En la ruta que une La Serena con la localidad de El Romero (camino a Altovalsol), los nueve postulantes debieron superar los 15 kilómetros de una prueba contrarreloj, donde los cuatro mejores tiempos se quedarían con los cupos para representar a la región de Coquimbo. En esta instancia y sin ser su fuerte, Pastén recaló en el segundo puesto, completando 25 minutos con 45, con tan solo 77 centésimas de diferencia del primer clasificado, a una velocidad promedio de 35 km/h, una diferencia milimétrica que de todas formas dejó conforme a Gabriel, consiguiendo de esta forma su segunda clasificación a los Judejut.

“Lo importante era clasificar, pero igualmente uno queda con la sensación de que pude hacer algo más, ya que solo fueron centésimas de diferencia. Yo quedé conforme porque lo di todo. Llegue a la meta tan cansado, porque lo di todo; me maree, me dio vómitos. Carlos me recalcó en que si hubiera salido en otro lugar o no hubiera clasificado se hubiera molestado, porque él sabe las condiciones que tengo. Ambos quedamos contentos, porque lo dimos todo”, expresa.

Pero la clasificación del pedalero no es un hecho aislado ni reciente, ya que mucho influyó su “espejo”.

Carlos Pastén es hermano y entrenador de Gabriel. Ambos comparten la misma pasión por las dos ruedas. De 24 años, el mayor de los Pastén se hizo de un nombre en el pedaleo regional a punta de esfuerzo, sacrificio y pasión por el deporte.

Las competencias en la provincia de Limarí, la Triple Vuelta a Coquimbo, la ascensión a Andacollo, los múltiples desafíos en la región de Atacama, el campeonato nacional federado, la Vuelta al Maule Centro y la Vuelta a Chile, son las carreras que ya conocen de la destreza de Carlos sobre los pedales. Junto con sus estudios de educación física y su reciente certificación como técnico federado de ciclismo, han permitido crear en Gabriel un ejemplo a seguir, esa que cultivó Carlos sin darse cuenta, cuando llevaba a su hermano menor a las competencias y a las diferentes actividades del Club Fusión.

INICIOS

“Comencé así. Al comienzo empecé a hacer rodillo. Antes era gordito y quería perder peso, no me sentía a gusto con mi cuerpo y el Carlos me indicó que hiciera rodillo. Todos los días; primero 30 minutos, después una hora y después comencé a salir con una bicicleta de acero, heredada. En los primeros 15 kilómetros quedaba muerto. Y el 2017 comencé a tomarlo en serio”, cuenta Gabriel.

Y en su primer desafío no defraudó. Fue la mítica ascensión a Mamalluca, en Vicuña, junto con el resto de los integrantes del Fusión. Corría el segundo semestre del 2017, en cual vio cómo el menor de los Pastén sorteó la subida hasta el cerro Mamalluca, venciendo a los oponentes de su categoría.

“Siempre me acuerdo que sufrí mucho en esa carrera, pero la cosa está en que cuando uno hace lo que le gusta, aunque sufra, uno va con una sonrisa en la cara (ríe). Había un llano en esa subida, pero después había que seguir subiendo, en los últimos ocho kilómetros de la carrera, con calor y cansancio”.

Fue así como se subió al podio de los ganadores, sumó otro podio en la ascensión a Andacollo, para después continuar con su preparación para clasificar a sus primeros Judejut, el año pasado.

“Esa experiencia en los Judejut fue todo muy nuevo, cosas que no había visto antes. Hicimos el trabajo, lo dimos todo en Copiapó”, dice.

Si bien el equipo regional se ubicó en lugares secundarios en el certamen, fue un buen inicio para Gabriel en las altas competiciones.

Una semana después se subió nuevamente a la bicicleta, esta vez para competir en la tradicional Triple Vuelta a Coquimbo. Toda la experiencia adquirida en los Judejut la empleó en la competencia, obteniendo el primer lugar en su categoría.

“Esa fue mi primera carrera grande que gané. Estaba muy orgulloso”.

Sn en las competencias donde uno se da cuenta del ritmo que tienen los ciclistas que han ganado todo. Que para ser mejor o igual que ellos, debes esforzarte mucho y debes entrenar en forma seguida.

MENTALIDAD

A sus 17 años demuestra una fortaleza mental que desearía cualquier joven a su edad, dicen sus cercanos. Eso, sumado con la humildad y sus ganas por esforzarse en la actividad le permite tener un buen presente en las competiciones.

“La mentalidad que ha tenido en base al proceso de maduración es una de sus principales características. Un deportista necesita ser un poco masoquista, donde el dolor empieza a incorporarlo en las pruebas, donde hay momentos específicos donde se sufre y si no se sufre, no se logra nada. Gabriel ha asimilado todo esto de buena manera para superarse así mismo”, recalca su hermano Carlos.

Y como deportista sobre las dos ruedas las loas no se detienen. Hernán Ríos es un insigne pedalero local e integrante del Club Fusión, con un amplio currículum de carreras ganadas en competencias en las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso, quien destaca las cualidades técnicas de Gabriel.

“Y si entrenara con un poco más de tiempo sería buenísimo”, acota.

“Sus cualidades son escalador trabaja bien en los entrenamientos es parejita, y en las carreras se puede meter en élite, lo malo a veces llega al fin de semana extenuado y no entrena con el grupo sino en la tarde eso lo limita un poco. Pero es un cabro que va bien aspectado pero le toca la universidad. Ahí se mueren los deportistas chilenos”, afirma, reconociendo sus cualidades.

Y como dice Ríos, Gabriel podría ingresar el próximo año a la educación superior, por lo que debe decidir entre estudiar, dedicarse al deporte o mezclar ambas actividades.

“El deporte de alto rendimiento es muy selectivo. Gabriel tiene muchas condiciones que en este minuto las está aprovechando, pero hay que ir paso a paso, quemando etapas, porque la confianza se pierde o se puede ir por otra área. El próximo año Gabriel entraría a la universidad y es un factor que influye si se quiere dedicar al alto rendimiento. Es mejor proyectar temporada por temporada y en ese proceso se pueden encontrar las respuestas de lo que quiere”, analiza su entrenador.

Y Gabriel lo tiene claro.

“En Chile no se puede vivir del ciclismo. Entonces, primer hay que sacar estudios. Dentro de los estudios puedo seguir compitiendo para formar una base, teniendo ya un título universitario que permita dedicarme al ciclismo de forma más tranquila. En Chile no se puede vivir del ciclismo si no eres el mejor del mundo. Hay que enfocarse tratar de compatibilizar ambas cosas, estudios y ciclismo, y tratar de entrenar constantemente”, afirma.

Gabriel competirá en mayo en sus segundos Judejut consecutivos, en los cuales asume que su objetivo no es ocupar el primer lugar, sino en la superación propia, que traerá consecuencias cuando deba llegar. Tiempo al tiempo, dice.

“El objetivo en este tipo de carreras es irse superando uno mismo. Puede que los mejores de la competencia se hayan caído y por eso uno salió primero. Por eso la competencia debe ser con uno mismo. Si en mi primer año me fue bien, para el segundo año me debe ir mejor y así sucesivamente. Siempre con la lucha interna antes que todo”.

Gabriel Pastén es el futuro del ciclismo ovallino y va con todo.

 

 

 

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