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El pasado 8 de marzo el río Grande registró un vistoso pero poco natural color turquesa, lo que los vecinos presumieron se trataría de un componente de baños químicos. No obstante, esa hipótesis ni ninguna otra pudo ser comprobada por los análisis posteriores, ya que las muestras se efectuaron un día después del incidente, cuando el compuesto estaba más diluido. Por esta razón, la comunidad manifiesta su molestia y propone que las empresas que lleguen a trabajar al lugar informen sobre sus obras, químicos a utilizar y residuos.

Por Luciano Alday Villalobos / Monte Patria

El martes 8 de marzo se registró un extraño suceso en el río Grande cuando este presentó un potente y poco natural color turquesa en sus aguas.

En ese momento los vecinos de Tulahuén y otras localidades cercanas al lugar de los hechos manifestaron su preocupación por esta situación, ya que presumían que se trataba de un componente de baños químicos o cualquier otro contaminante que afectaría a la flora y fauna del lugar, así como también al APR del sector.

Al día siguiente del hecho, el miércoles 9 de marzo, se tomaron muestras del agua del río por parte de la Seremi de Salud y de la Dirección General de Aguas. En ese momento se informó que en la muestra se hallaron “evidencias de una sustancia no identificada”.

Sin embargo, no se lograron aclarar los hechos, ya que otros análisis posteriores no dieron cuenta de anormalidades, “los análisis que se tomaron ese 9 de marzo demoraron como dos meses en el laboratorio, en estos los parámetros físico químicos estaban dentro de lo ‘normal’, pero era de esperar, porque las muestras que se sacaron fueron 24 horas después de ocurrido el evento, entonces fue tardía la toma de muestra, nunca supimos que producto se vertió, no hubo responsables, todo quedó en nada”, manifestó preocupado el monitor ambiental comunitario de Tulahuén, Miguel Monardez.

Según explica el dirigente y vecino montepatrino, los propios pobladores tomaron muestras el mismo día del incidente, pero estas no fueron consideradas por las autoridades por tema de protocolos, “las muestras que tomamos no cumplían con los protocolos según los laboratorios, entonces no se tomaron en cuenta, porque no tenían validez”, puntualizó.

Propuesta de la comunidad

En este contexto, la comunidad tulahuense espera que se puedan tomar medidas preventivas para evitar que este tipo de hechos vuelvan a ocurrir.

De esta manera, proponen que las empresas del sector informen a los vecinos sobre sus acciones, “nosotros como comunidad necesitamos reaccionar rápidamente si es que se registra otro hecho de contaminación u cualquier otro tipo de evento, y por eso pensamos que las empresas que lleguen a trabajar al sector deben tener la obligación de informar sus protocolos, qué tipos de trabajos van hacer, qué tipos de químicos usan, etc, queremos tener contacto con las empresas para que nosotros estemos informados como comunidad”, apuntó Miguel Monardez.

“Por ejemplo si viene una empresa de caminos a realizar un movimiento de tierra o una pavimentación, que nos informen que residuos generan ellos, o cómo van a intervenir el medio, que informen todo lo que sirva para que la comunidad esté informada”, ejemplificó.

De todas formas, el monitor ambiental explica que esta propuesta aún “está en pañales”, y por otro lado manifiesta que este será un objetivo difícil de lograr, “tenemos ganas de proteger nuestro río y nuestro medio ambiente, pero estamos como David contra Goliat”, apuntó.

Otras preocupaciones ambientales

Miguel Monardez explica que a lo largo de la comuna, no solo en el valle del Río Grande, existen diversas preocupaciones en materia de medio ambiente, “hay diferentes realidades, Tulahuén no tiene los mismos problemas que el Valle del Mostazal o el Valle de Rapel”, ejemplificó.

En ese aspecto precisó que uno de los mayores problemas, sobre todo en las cercanías de Chañaral de Carén, son las fumigaciones, las que provocarían intoxicaciones en la población.

Por otro lado, una preocupación más transversal es el cuidado del medio ambiente en todos sus aspectos, “hay que cuidar la flora y fauna, tenemos que cuidar lo que tenemos, sobre todo con la sequía que estamos viviendo, hay que cuidar nuestro río porque sin río no hay vida, y tampoco hay turismo”, apuntó.

En este último punto, Monardez culminó realizando un llamado a los visitantes de la zona, “el turista debe ser amigable con el medio ambiente, debe tener responsabilidad”, concluyó.  

 

 

 

 

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