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El Ovallino
Con un déficit superior al 70% en lluvias y nieve este año, las cuencas del Limarí y Elqui, viven una temporada crítica. Los agricultores acusan la pérdida de cultivos y temen quedarse sin agua para el próximo año, por el bajo nivel de los embalses.

Rocío Torres

 

La escasez de agua es un problema cada vez más apremiante para la agricultura, el consumo humano y otras industrias. Prueba de ello es la declaración de emergencia agrícola dictada para la Región de Coquimbo.

Debido a esto, los agricultores en zonas más arriba del embalse se han visto perjudicados de manera significativa. La cuenca del Rio Hurtado registró una disminución histórica del caudal llegando a los 270 litros por segundo, volumen insuficiente para satisfacer la demanda de riego. Esto se debe a que durante el año prácticamente no hubo acumulación de nieve, afectando directamente a los valles interiores y, como consecuencia, generó una disminución natural en la cantidad de agua producto de los deshielos en toda la cuenca.

“Es un fenómeno natural de reducción de agua, porque como bien explicaba, el año pasado nosotros partimos los turnos de noviembre con 800 litros por segundo y este año partimos con 450 litros por segundo, nosotros estimamos que se mantendría este flujo y bajaría muy poquito, sin embargo ocurre qué bajó la cantidad de agua a 270 litros por segundos, ahora, en un mes y medio, lo que es demasiado crítico”, señaló Hugo Miranda, presidente de la junta de vigilancia de Río Hurtado.

El río Hurtado abastece al embalse Recoleta -el más cercano a la cordillera del sistema La Paloma, compuesto también por los embalses Cogotí y La Paloma-, por lo que los usuarios están ubicados aguas arriba y solo cuentan con el cauce del río, algo que este año es complicado debido al déficit de 84% en las lluvias respecto de un año normal y a la casi nula cantidad de nieve.

“Nosotras vamos a tener que tratar de salvar desde el punto de vista de producción en cuanto a riego, la parte de arriba, los sectores cordilleranos, puede que tengamos un 20% de recuperación en la producción porque es demasiado poca el agua. De Pichasca hacía arriba podríamos tener agua”, agregó Miranda.

Dentro de todas las preocupaciones que implica este bajo nivel de agua, para Miranda, presidente de la junta de vigilancia de Río Hurtado, evalúa esta situación como un terremoto, ya que jamás se pensó que se llegaría a la crítica situación que hoy se vive en los alrededores.

También detalla que en los 103 canales que componen la junta de vigilancia participan 1.503 usuarios, quienes hoy tienen su actividad en riesgo.

La situación que describe Hugo Miranda en el río Hurtado es una de las más críticas de la IV Región, ya que los agricultores no disponen del agua embalsada, pero la falta de lluvias y nieve genera preocupación entre todos los regantes, debido a que esta sería la última temporada en la que disponen de reservas de agua suficiente en los embalses.

 

IMPORTANCIA DE LAS LLUVIAS

 

Aún es pronto para conocer si lloverá en escasa cantidad o en abundancia el próximo periodo. Los modelos que pronostican esta situación realizan proyecciones en menos tiempo, por lo que recién a partir de marzo o abril se podría conocer cómo será la temporada 2022.

Con tal nivel de sequía, donde se acumulan varias temporadas de déficit, ya no es tan solo importante que llueva, sino que también que estas precipitaciones sean abundantes.

“Es cada vez más importante que llueva, pero también que haya lluvias de mayor cuantía, lo que se hace menos probable. Un año promedio, con una lluvia promedio y distribución promedio en invierno hasta agosto no completa la totalidad del déficit que existe. Cada vez que se nos produce un año de sequía, esta cuenta comienza a incrementarse y se hace más difícil concretar la totalidad de capacidad de los embalses”, finalizó.

 

 

 

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