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La localidad ovallina tendrá una cita especial el 10 de diciembre, cuando se conmemora la entrega de la imagen de Jesús a la parroquia local. La festividad es antecedida por diversas actividades, que entregan el mensaje del amor “a Dios y al prójimo”. En 2024, se continuará con una segunda conmemoración, sobre la primera fiesta pública de la tradición local.

Por Diego Guerrero / Ovalle

 

Con peregrinaciones dentro y fuera de la comuna, el Santuario Niño Dios de Sotaquí mantiene vivas las tradiciones de la celebración en torno a la imagen de Jesús y reparte un importante mensaje de esperanza a la comunidad del Limarí, en el marco de un período especial, en que se cumplen 150 años de una de las festividades religiosas más importantes de la zona.

Yendo al sentido histórico religioso, la imagen del Niño Jesús fue encontrada en el siglo XIX y el 10 de diciembre de 1873 se le realizó entrega a la Parroquia de Sotaquí, con una procesión. Posteriormente, el 6 de enero de 1874, se celebró la primera fiesta pública, que dio vida a una tradición que permanece hasta nuestros días.

A 150 años de esos acontecimientos, ambas conmemoraciones están unidas por actividades religiosas que la parroquia ha organizado desde junio de este año, y que se extenderán al mismo mes de 2024, con el objetivo de dar mayor realce a esta celebración, y para perseverar la historia del Niño Dios de Sotaquí.

“Hemos estado haciendo peregrinaciones a otros lugares desde la comuna, visitamos Combarbalá dos veces, Río Hurtado y hemos participado también en Punitaqui, donde hemos estado en varios lugares, con el objetivo principal de llegar con el mensaje de Jesús, fundamentalmente a las personas que ya no pueden acudir”, explica a El Ovallino Francisco Macuada, desde el Santuario Niño Dios de Sotaquí.

Uno de los días centrales de esta celebración será el 10 de diciembre, fecha exacta en que -como señalamos anteriormente- se entregó la imagen a la parroquia. Para entonces, se preparan un sinfín de actividades, que comenzarán, de hecho, un día antes, a las 16:00 horas del sábado 9 de diciembre, en que se realizará una vigilia en preparación para la conmemoración del día siguiente.

Así, el domingo 10 se realizará una misa solemne a las 16:00 horas y posteriormente una procesión extraordinaria por las calles del pueblo, en la que se espera amplia convocatoria con las parroquias vecinas.

También, se prepara un congreso de bailes chinos para dicha jornada, un punto importante del cronograma.

“Nos vamos a reunir ese día, con el objetivo de que la gente entienda cuál es el propósito y sentido religioso y cultural de estas agrupaciones, y también para celebrar en conjunto los 150 años”, explicó Macuada.

 

FIESTA RELIGIOSA ÚNICA Y CON UN MENSAJE CLARO

 

Para el Santuario del Niño Dios de Sotaqui, es importante mantener vivas las tradiciones, las que han dado sentido a los habitantes de este país incluso desde antes de la conquista, resalta Franciaco Macuada, con el culto a diferentes aspectos de la naturaleza y que se han nutrido y mutado luego de la colonización, en un mestizaje que ha reforzado la devoción de las personas. 

Sotaquí, indica Macuada, es, en este contexto, un lugar especial, pues es el único santuario “cristo-céntrico” que tiene el país, a diferencia de otras importantes celebraciones que se realizan en torno a la imagen de la Virgen María.

“Eso es super importante, porque es uno de los pocos santuarios que tiene a Jesús como titular. Es algo llamativo, religioso, cultural y que atrae a las personas todos los años”, manifiesta.

Una tradición que en días como los que vivimos -complementa- se fortalece y se hace necesaria, con los mandamientos cruciales para el cristianismo: “primero amar a Dios por sobre todas las cosas, y amar al prójimo como a ti mismo”.

“Las personas cuando van a las peregrinaciones llevan ese mensaje, porque sabemos que estamos viviendo en una sociedad materialista, individualista y que no le importa mucho lo que le pase al prójimo. Sobre todo en estos tiempos, de guerra, de sequía, con problemas sociales y económicos incluso. Es esperanza y la sensación de estar con Dios para que las personas tengan un alivio corporal espiritual, sobre todo en las personas que están sufriendo algún tipo de enfermedad o que se encuentran solas”, concluyó.

 

 

 

 

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