Crédito fotografía: 
Roberto Rivas
Desde hace varios años vecinos de la localidad decidieron emprender sus proyectos con profundo respeto por la ecología, recuperando espacios naturales y creando conciencia entre propios y visitantes sobre la conservación de la flora y la fauna

Mantener un remanso de paz, ofrecer un contacto directo con la naturaleza, proporcionar una oportunidad para disfrutar del medio ambiente, y también un generar un compromiso por respetar la flora y la fauna autóctona, son parte de los esfuerzos que se han establecido vecinos y emprendedores de la comunidad de Salala, para que la fauna silvestre pueda gozar de un espacio de crecimiento armónico y que no se vean perjudicados por la mano del hombre.

Así, lo que hasta hace algunos años había sido un microbasural y un lugar sin ningún respeto por la naturaleza, se ha convertido poco en un espacio de avistamiento de aves y crecimiento de flora nativa que va recuperando su territorio.

Kilómetro natural

El tramo del río Limarí que fluye entre la localidad de Salala y el Puente Limarí, ubicado en la ruta 5 Norte, se ha convertido poco a poco en ese espacio que la naturaleza requiere para regenerarse y convivir. Registra poco más de un kilómetro de distancia y en él se ha logrado recuperar un humedal y un lugar de nidificación de taguas entre las totoras que crecen en varias de sus curvas.

Incluso una poza natural mantiene en su fondo una especie de coral con algas en las que los peces se refugian de los depredadores y visitantes.

Todo esto bajo la celosa mirada de la familia Monardez, quienes han levantado en un predio particular ubicado cerca del río, un camping ecoturístico en el que el respeto por la naturaleza es el sello del emprendimiento.

El recinto que hasta hace unos 15 años funcionaba como un espacio para la cría y conservación de camarón de río, y que luego pasó a convertirse en un microbasural para propios y visitantes, ahora se ha logrado recuperar para que las familias, y los niños, puedan estar en contacto directo con la naturaleza.

“Mi papá dirigió durante mucho tiempo un proyecto familiar de cría de camarones de río, pero la introducción de especies invasoras (ranas y peces) y el poco apoyo oficial terminaron con la propuesta. Luego la gente utilizaba estos espacios para dejar su basura, lo que afectó mucho a las aves y peces del río. En el 2020 decidimos que debíamos recuperar estos espacios naturales y enseñar a los visitantes a cuidarlos, y hasta ahora la gente, sobre todo los niños, han reaccionado muy bien a nuestra propuesta”, explica a El Ovallino la fundadora del Camping Puntilla Munay, Jennifer Monardez.

Es así como a lo largo de poco más de un kilómetro entre el camping y el Puente Limarí, al que también se le puede acceder en una ruta de caminata, pozos y humedales han logrado ser recuperados para el avistamiento de aves y nidificación de especies estacionales y migratorias.

“Hemos podido recuperar este hermoso paisaje en la cuenca de Río Limarí, que además ha sido   declarado como sitio de conservación Ramsar, para que las familias puedan conocer distintas especies de aves en sus espacios naturales y de los cielos más bellos de la región”, agregó Monardez.

Relata que si bien la mayoría de los visitantes valoran y respetan las disposiciones y recomendaciones ambientales, no faltan los que todavía no tienen conciencia ecológica sobre el respeto a los humedales o al retiro de su basura, por ejemplo.

“Todavía nos falta mucho camino, hay gente que cree que no es importante retirar la basura, o que ve como normal asustar a las taguas, patos y otras aves. Así que poco a poco los vamos educando, la idea es mantener el río lo más natural posible, y espacios silvestres para que lo disfruten las nuevas generaciones”, destaca la emprendedora.

Educación

El ambientalista y guía ecoturístico Jorge Castro, ha sido asesor en los esfuerzos que han hecho los Monardez, sobre todo por educar a los visitantes de la zona.

“Es importante que la gente sepa que las taguas, loicas, tórtolas comunes, colibríes y otras especies de aves, necesitan de los humedales y que su hábitat es extremadamente frágil. Por eso los visitantes deben aprender a respetar las normas y tratar de evitar invadir los humedales caminando o con vehículos”, señaló Castro, quien ha organizado jornadas de concientización ambiental para colegios de Cerrillos de Tamaya y otras localidades de la zona.

Diversos letreros sirven de guía, advertencia, pero también de educación al visitante, sobre las aves y reptiles de la zona y de cómo conservarlos.

 

 

 

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