• El hombre que vivió el terremoto en el colegio donde se derrumbó todo
    El hombre que vivió el terremoto en el colegio donde se derrumbó todo
Don Carlos Alquinta acababa de ingresar a cumplir su turno al colegio Dalmacia cuando inesperadamente todo comenzó a moverse. “Antes no le tenía miedo a los temblores, ahora, apenas siento un ruido arranco inmediatamente”, expresó

Durante la semana pasada la comunidad académica del colegio Dalmacia de Ovalle dio a conocer la fuerte realidad que los azota tras el terremoto 16S. El fuerte sismo dejó completamente inutilizable el recinto de educación ubicado en la extensión de calle Benavente.

Grietas en el piso y paredes, vidrios rotos y techos en el suelo son parte de los problemas que presenta el establecimiento que atiende a más de 530 alumnos.

En el recorrido por el lugar encontramos a don Carlos Alquinta (56), esforzado hombre que se desempeña como auxiliar por cerca de 6 años en el colegio. Este hombre fue la única persona presente al interior del establecimiento más afectado en la zona producto del movimiento telúrico.

El Ovallino habló con este trabajador de 56 años que asegura haber vivido una pesadilla, desazón que aún está presente en cada réplica que se produce.

-¿Cómo fue estar en el colegio que terminó con más daños estructurales producto del terremoto”

“Yo fui el único que estuve presente. Recuerdo que vine a tomar mi turno cerca de 20 para las 8 de la tarde (19.40 horas) y como los funcionarios ya se habían retirado del colegio yo empecé a hacer mi trabajo, acudí hacia las oficinas, luego cerré y cuando volví al medio del pasillo comenzó a temblar. Ahí arranqué y llegué hasta una de las salidas, donde estaba mi auto.

Fue terrible, un ruido tremendo, no podía creer lo que ocurría, por lo menos alcancé a salir, yo pensaba que esto se iba a caer, así que lo único que pensaba en ese momento era en salir pronto del colegio, los cortafuegos parecían caerse”.

-Su vehículo estaba en el patio del establecimiento, ¿Resultó con daños? ¿Arrancó en el móvil?

“(Rie) Como lo primero que pensé es que todo esto se caía, vi a mi auto como el medio para poder salir de acá, así que logré sacar mi vehículo del peligro, pero no me fui”.

-Sus empleadores deberían estar orgullosos de usted… Se quedó hasta el final…

“Esto no se lo doy a nadie, traté de llamar a muchas personas y las líneas estaban caídas, tenía mucho miedo, pero aguanté hasta las últimas. Como a la hora y media más tarde llegó don Claudio Pinto (administrador del colegio) y gracias a él me di valor de salir a recorrer el establecimiento, a mirar los daños. Ahí me percaté de los daños en el tercer piso, todo estaba en el suelo”.

-¿El 16S se compara con el terremoto de 1997?

“Ese terremoto (’97) también me pilló en la calle, lejos de mi familia, pero no lo recuerdo tan fuerte como el de ahora. Imagínese que hasta el día de hoy tengo miedo y creo que me durará por un gran tiempo.

Para que vea el miedo que tenía ese día miércoles, que recién a la hora después, y en compañía del administrador, recién ahí me di valor para subir y ver los daños en el tercer piso. Yo tiritaba como perro envenenado”.

-¿Y su familia?

“Recuerdo que tras el terremoto las líneas telefónicas se cayeron, así que costó hablar por celular. Por suerte más tarde logré hablar con mi esposa, ella se llama Leonor y la amo con toda mi alma. Recién ahí ella me contó que era un terremoto y que había quedado la grande”.

 

 

 

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