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El Ovallino
Según el estudio AdaptaClim del Ceaza, entre los riesgos que podría enfrentar la provincia del Limarí, se incluyen potenciales pérdidas de área cultivable para uva pisquera y la falta de disponibilidad de agua en ambientes rurales.

Por Romina Onel

 

Con el fin de poner en evidencia cuáles son las zonas de la Región de Coquimbo que serían más vulnerables a los efectos del cambio climático, el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza), presentó el estudio “Indicadores Climáticos para la Adaptación en la Región de Coquimbo” (AdaptaClim), del que se desprende que entre los riesgos que podría enfrentar la provincia del Limarí, se incluyen potenciales pérdidas de área cultivable para uva pisquera por olas de calor y sequía, y la falta de disponibilidad de agua en ambientes rurales, por la disminución de precipitaciones.

Respecto a esto, el investigador de Ceaza, Dr. Enrique Ostria, explicó que según los resultados de AdaptaClim, “más que la sequía, lo que supone un mayor riesgo para la actividad de uva pisquera en la provincia del Limarí son las olas de calor”, asegurando que al hacer el cálculo de riesgo, las comunas que se verían más afectadas por esta amenaza climática son Combarbalá y Monte Patria, con un riesgo “muy alto” y “moderado”, respectivamente.

Ostria también indicó que una de las ventajas frente a estos escenarios adversos, es que estas comunas tienen una buena capacidad de adaptación, principalmente por el tipo de variedades registradas y utilizadas para el cultivo de uva pisquera y debido a que hay una mayor tecnificación de riego en la zona, por ende un uso del agua más eficiente por parte de los agricultores.

El investigador también señaló que “evaluamos la amenaza por aumento en la frecuencia de sequía y en ese escenario la amenaza es moderada para las comunas de Monte Patria y Combarbalá, y baja o muy baja para el resto de la provincia”.

En relación a cómo podría afectar el cambio climático a la producción de uva pisquera en el Limarí, -principal zona productora en la región, destacando Ovalle y Monte Patria-, el investigador de INIA Intihuasi y experto en viticultura, Nicolas Verdugo, -quien también participó como asesor experto en vides en AdaptaClim-, manifestó que se debe considerar que las olas de calor afectan a la producción agrícola en general.

Esto tiene especial relevancia si se tiene que en Combarbalá hay alrededor de 50 hectáreas de vid pisquera y aproximadamente 300 hectáreas de vid de mesa, mientras que en Monte Patria hay 3300 hectáreas de esta misma producción, esto según el catastro frutícola del 2021, desarrollado por el Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN).

Ahondando en esto, Verdugo argumentó que “las temperaturas altas afectan el rendimiento potencial y la viabilidad de la producción de las vides, además hay que tener presente que aunque el 2022 llovió un poco más, aún necesitamos varios años con índices normales o sobre lo normal en lluvias para recuperarnos del déficit hídrico permanente de la región, de ahí la importancia de tomar resguardos”.

“Lo importante es que las autoridades se basen en estos estudios, para diseñar políticas públicas que sirvan para enfrentar de mejor manera esta problemática”, expresó Verdugo.

 

Un plan de acción

 

Por su parte, el presidente del Sindicato de Pequeños Agricultores de El Palqui, Fidel Salinas hizo hincapié en que “el Estado no tiene un plan de acción o de innovación hacia esta problemática y lo ideal sería que se cree una mesa de trabajo que incluya a las organizaciones, los municipios y a entes como el Ceaza, para trabajar según las necesidades de cada territorio, y para que se nos transmita ese conocimiento y podamos aplicarlo”.

“Desde hace años que el cambio climático se asentó en la zona y las empresas grandes tienen los recursos para colocar mallas térmicas, pero los pequeños campesinos estamos al margen de esas tecnologías, porque no tenemos los medios, lo que afecta la productividad, y si además se tiene en cuenta que el agua se reparte por 2 turnos al mes, se hace muy complicado”, insistió Salinas.

 

Cogotí y La Paloma

 

Respecto al estado del recurso hídrico en los embalses que alimentan Combarbalá, Monte Patria y Ovalle, el presidente de la Asociación de Canalistas del Embalse Cogotí, -cuyo volumen embalsado es de alrededor de 20.000.000 m3 a la fecha-, Francisco González, detalló que “desde hace años estamos trabajando con turnos de distribución de aguas entre nuestros accionistas y la frecuencia de estos turnos crece en diciembre y enero, porque la demanda de agua de los cultivos es mayor”.

Por otra parte, el administrador de la Comunidad de Aguas Sistema Embalse Paloma (Casep), Raúl Díaz especificó que a la fecha, “se cuenta con 114 millones de m3, que representa sólo el 15% de la capacidad del embalse, volumen que lentamente se encuentra en incremento por los meses de deshielo, pero que difícilmente podría superar un ingreso de aguas de 70 millones de m3 durante toda la temporada”.

En apoyo a esto, Díaz afirmó que “los efectos del cambio climático están mostrando períodos sucesivos secos, los que reducen la disponibilidad del recurso hídrico en la cuenca del Limarí y por lo tanto ponen en riesgo la sostenibilidad de la superficie cultivada y los otros usos, donde las medidas adaptativas parecen ser insuficientes”.

 

 

 

 

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