Con su segunda participación en el Festival Cultural ARC, después de casi ocho años, el experimentado músico ovallino Jorge Mandala sigue haciendo méritos en su carrera artística de más de dos décadas de actividad.
Con varias producciones en su registro, y nuevas canciones que formarán parte de su próximo compilado, el cantante de reggae apuesta por llegar a todo tipo de público con su propuesta de ritmo caribeño, pero con letras de arraigo local.
Nacido en Ovalle, ex alumno del colegio San Viator, y fundador en la ciudad de su primera banda de música, llamada Mandala, con la que participó en una de las primeras ediciones del Festival ARC, Jorge está concentrado ahora en su proyecto personal con el que ya ha tocado incluso a nivel nacional.
“Con Café Mandala sacamos un disco, participamos dos años en la Pampilla de Coquimbo, tocamos en distintos escenarios, y siempre buscando la originalidad. Intentamos con otros ritmos, pero me enamoré del reggae y me quedé pegado allí, ya como Jorge Mandala”.
Recuerda que en 2017 comenzó a fraguar su proyecto como solista, pero siempre apuntando al ritmo caribeño que tan bien se le dio, y que gracias a ello pudo hacer varias colaboraciones con Quique y Talulah Neira, y con otros artistas nacionales.
A corto plazo
“Me quedé con el reggae, haciendo mis canciones, con mi música, con mi ritmo. Tengo ahora once canciones, que las tengo subidas a redes sociales, pero para este año las voy a subir en una sola compilación en Spotify, para que queden plasmadas allí. Este año pretendo levantar cuatro canciones, y estoy full enfocado en darles el impulso en este primer semestre”, explicó.
Una de las canciones que más quiere impulsar es una pieza llamada “Desvelada”, que está basada en un poema homónimo de Gabriela Mistral, y del que se siente muy contento por la forma como la logró musicalizar.
Otra canción que tiene en proyecto es una llamada Decidir, que busca analizar distintas decisiones.
Nueva tarima
Este pasado fin de semana, Mandala compartió tarima con una buena cantidad de músicos y agrupaciones regionales en el Festival ARC, destacando dos del Limarí, el propio Mandala y Santyno.
“En esta oportunidad, mi primera como solista, tuve la oportunidad de tocar tres temas: Road of Zion, Desvelada, y una última llamada Rastamán es Positivo. La intención de esta última pieza es hacer ver que ante los malos momentos tenemos que ser positivos ante todo, no amargarnos ante la adversidad, pensando que un rastamán es positivo, porque no por el hecho de tener una apariencia llamativa o diferente va a ser una persona negativa o cerrada”, apuntó el artista, quien espera poder regresar a las tarimas con público presencial.
En el Caribe chileno
Si bien Mandala no es el único exponente del reggae en Chile, se cuentan con las dos manos los cantantes y grupos que escogieron este género para enfocar su carrera musical.
-¿Cómo se mezcla ese género con la chilenidad?
-“La verdad es que este género es extranjero, pero lo latino hace que este género tome otra característica, tome como otro apellido, y la sonoridad de este reggae hace que aparezcan algunos cortes y líneas melódicas que se pueden tomar de un bolero, por ejemplo. Entonces, hace que de cualquier canción escrita en cualquier parte de América, tú la puedas transformar en reggae”.
Apuntó que el circuito de cantantes y bandas de este género caribeño hace vida más que todo en Santiago, aunque en la región también hay al menos tres bandas con dicho estilo.
“Me encanta este estilo y este género, porque me puedo conectar directamente con el público, ya que le tocamos a distintas edades. Hacemos bailar al chico y hacemos bailar al más grande. Por eso mismo tomé este ritmo extranjero, pero que permite que le demos una sonoridad más chilena, más sudamericana, y por eso se diferencia del más centroamericano o del caribe”.
