• El vino ganador de la Medalla de Gran Oro: Doña Ana, Reserva 2014, producido en tierras punitaquinas.
  • Encabezado por Carmen Véliz, representante legal de la Viña AguaTierra y Patricio Contreras, administrador de la viña, el grupo de trabajadores lo componen 10 personas.
Crédito fotografía: 
KARINA RIVERA
Producido en la Viña AguaTierra, este vino de características orgánicas, se quedó con la Medalla de Gran Oro en el prestigioso concurso internacional, Catad'Or Wine Awards, cuya 24° edición se llevó a cabo en Santiago a inicios de este mes. Un reconocimiento más al auge que está viviendo la producción vitivinícola en la provincia.

Hace un buen tiempo que el valle del Limarí viene sonando como un lugar con enorme potencial para el desarrollo de la vitivinicultura.

Tal es así que hace sólo unos días atrás, dicho reconocimiento fue confirmado al ser premiada una viña de esta provincia en uno de los concursos internacionales más prestigiosos de América Latina: hablamos de la Viña AguaTierra, ubicada en la localidad de El Ciénago, en Punitaqui, cuyo vino Doña Ana, Reserva 2014, se quedó con la Medalla de Gran Oro en el 24° Catad’Or Wine Awards, en la variedad de tintos secos con mezcla de cepas.

“Es una felicidad enorme que siento por mi gente, por mis trabajadores, que año a año vienen buscando el color, el sabor, el aroma adecuado, por lo que creo que este premio les pertenece a ellos más a que a mí. Ellos nunca dudaron y siguieron innovando. Este premio es de ellos, que son mis ‘parners’ en este rubro en el que me encaminé” señaló al respecto, Carmen Véliz Chusco, representante legal de la Viña AguaTierra, y quien desde su llegada a la zona desde el norte del país en 2014, se ha encargado junto a su hermano, de darle vida a este proyecto.

En efecto, la historia de la viña, hoy en manos de la Agrícola Forestal y Ganadera Andino Ltda., viene en realidad desde hace unos años atrás, concretamente desde 1999, cuando su antiguo dueño, comenzó a trabajar en el lugar para  dar origen a vinos de origen orgánico, es decir, productos que crecen al ritmo de la naturaleza, sin pesticidas, herbicidas ni fertilizantes químicos.

“Esto nace por la pasión de hacer cosas e innovar en los diferentes lugares que hemos recorrido en todo Chile” sostiene Carmen Véliz, quien destaca precisamente el espíritu de innovación que siempre los ha acompañado en esta aventura: “nunca competimos con nuestros pares. En cada localidad, siempre vemos las necesidades que existen en los territorios y eso se traduce en innovación. Nos gusta lo natural, nada que tenga que ver con intromisión industrial o productos elaborados” agrega.

VALORAR LO ORGANICO

Esta empresaria resume su filosofía productiva en una simple, pero consistente idea: calidad por sobre cantidad, y buscando esa filosofía, llegó hasta el valle del Limarí, donde encontraron todo lo que se requería para cumplir con su sueño.

“Esta zona encajó justamente en el cambio que nosotros buscábamos. Eso nos llevó a proseguir con lo que había innovado el anterior dueño de la viña, don Jimmy Prayer. Él, con la pasión que tuvo, dejó una semilla puesta, y lo único que hacemos hoy día es recoger sus frutos, hacer que florezca. Creo haber logrado esa meta junto a mi gente” señaló.

Actualmente son 10 personas las que trabajan en la viña, 6 de ellas en terreno, y su producción sigue enfocada en mejorar los procesos de fabricación de sus vinos, que se caracterizan, además de su origen orgánico, en el ensamblaje y mixtura de cepas, como

Patricio Contreras Leyton, administrador de la viña AguaTierra, explica en todo caso que dicho ensamblaje “está enfocada siempre en un porcentaje mayor a Carmenere, porque éste suele ser un vino muy aromático y muy agradable. Se nos da de una manera espectacular en el campo y por eso, creemos que es la ruta que debemos seguir”.

Y en esa ruta, la producción orgánica de sus vinos, sigue siendo la principal señal de identidad que debe fortalecerse a juicio del administrador de la viña.

“Cuando asumí este campo el año 2012 era más complejo hacer agricultura orgánica, pero a medida que han pasado los años, hay más empresas que se han ido incorporando a este concepto mediante producción de insumos para poder hacer un tratamiento de forma orgánica, lo que ha permitido hacer que nuestro trabajo sea más fácil” señaló.

La idea de lo orgánico dice “debe estar hoy y siempre. Yo participo en este proyecto por eso. Además, no cualquiera hoy día fabrica un vino de línea orgánica, y gana una medalla de Gran Oro. Estuvimos por sobre casas o viñas que son convencionales y aun así no llegaron a nuestra altura. Nuestra satisfacción es enorme por eso”.

LIMARÍ: CENTRO VITIVINICOLA

Decíamos al inicio de esta nota que el reconocimiento otorgado a la Viña AguaTierra, representa en el fondo, un reconocimiento al valle del Limarí como centro vitivinícola de excelencia.

Así de hecho, lo confirman los propios protagonistas de esta historia, quienes señalan que la zona tiene todas las condiciones necesarias para consolidarse como tal.

“Yo veo que el potencial vitivinícola va creciendo. Hoy día en la zona, se están produciendo vinos tintos y blancos, y espumantes también. La zona tiene un tremendo potencial y va a seguir creciendo. Yo sé que hay viñas de renombre que quieren instalarse en la zona, y su potencial son las horas frío en la noche y el sol que nos acompaña por sobre los 300 días al año, lo que se refleja en la calidad de la fruta” señala Patricio Contreras.

Por su parte, Carmen Véliz, aseguró que “de todo lo que produce el valle del Limarí, somos la matriz de muchos vinos, a lo menos de Santiago hacia el sur, ayudando a mejorar la calidad del producto. Me consta. El Limarí podría convertirse en un centro vitivinícola de excelencia, y más si se aplica la pasión, la inteligencia, y si se cree en uno mismo respecto a lo que se está haciendo” concluyó.

 

 

 

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