• Elsa Cecilia Pizarro Pizarro tenía 37 años al momento de fallecer el pasado mes de noviembre en la UTI del Hospital de Ovalle.
  • Juan Carlos Gutiérrez, pareja de Elsa, asegura que la muerte se debió a una negligencia por malas prácticas quirúrgicas. En sus manos, muestra la denuncia con su declaración ante la Fiscalía. Crédito: Kamila M.
  • Elsa Cecilia Pizarro Pizarro fue hospitalizada por primera vez en el mes de septiembre.
  • Elsa dejó una familia compuesta por cuatro hijos, de 17, 15, 13 y 6 años.
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Elsa Cecilia Pizarro Pizarro (37) falleció el 7 de noviembre de 2018 en la UTI del Hospital de Ovalle. Su familia denuncia que dos cirugías ejecutadas erróneamente terminaron por debilitarla hasta llevarla a la muerte. Junto con enviar las condolencias a la familia, el director (s) del recinto hospitalario, René Cevo Salinas, mencionó que están en conocimiento del caso y que si la familia desea judicializar la situación, “estamos abiertos a facilitar toda la información que sea requerida”.

Pocos dolores son tan profundos como la muerte de un ser querido, más aún cuando pesa la convicción de que el fallecimiento podría  haber ocurrido a causa de una atención médica negligente.

El año 1999, Elsa Cecilia Pizarro Pizarro y Juan Carlos Gutiérrez formaron una familia, de la cual nacieron cuatro hijos; Rosita (17), Christofer (15), Juan Pablo (13) y Adán (6).

Los cercanos describen a Elsa (37) como una persona muy querida y que siempre andaba con una sonrisa en su rostro. Su gran sueño era tener una casa propia además de poder casarse legalmente con Juan Carlos, su compañero desde hace casi dos décadas y con el que construyó un hogar en Ovalle.

Lamentablemente ninguno de esos anhelos se pudo cumplir y la vida de los Gutiérrez-Pizarro dio un giro en 180 grados.

La madre de familia se desempeñaba realizando labores de aseo en un supermercado del centro de Ovalle. Eso, hasta que en septiembre de 2018 comenzó a sentir malestares. Lo que la llevó a buscar un diagnóstico y a seguir un tratamiento.

En general, Elsa gozaba de buena salud, ya que sólo había sido operada ambulatoriamente el año 2012 por un quiste.

De acuerdo al relato de su pareja, Juan Carlos, fue internada el 25 de septiembre en el Hospital de Ovalle por cálculos a la vesícula, el diagnóstico era colecistitis aguda.

 “Me dijeron que tenían que operarla con láser. La intervinieron dos doctores. Después de la cirugía uno de ellos me había dicho que todo ‘había salido bien’. Lo cual no fue así, porque después de los días de reposo seguía con dolores y se intensificaron después del alta”, relata.

Ante eso, insistió para que su mujer fuera hospitalizada de nuevo. “Le hicieron una ecografía y tenía nuevamente cálculos pero en la parte de arriba del estómago. Desde ahí empezó la negligencia porque no fueron capaces de decirme que ella había quedado mal. Le pasaron a llevar el páncreas con el láser en esa primera cirugía”, sentencia.

El día 28 de octubre Elsa fue derivada al Hospital de La Serena para ingresar a pabellón tras haber sido diagnosticada con coledocolitiasis distal residual. “El especialista que la iba operar allá se enfermó dos horas antes. Pero me tinca que no quisieron hacerlo porque se dieron cuenta que ya arrastraba un problema de la operación anterior. No nos dijeron nada, sólo que, ‘en Ovalle hay maquinarias, hay de todo’”.

Luego fue enviada de vuelta a Ovalle y el 6 de noviembre fue intervenida con malos resultados. “El doctor que hizo la cirugía salió y me dijo ‘sabe, hubo una complicación, le pasamos a llevar un poquito el duodeno. Pero ella es fuerte, tiene buenos pulmones, buen corazón y todo”.

Esta segunda cirugía fue vía bucal.  “No fue un procedimiento bueno, no era un especialista adecuado para la cirugía con la maquinaria que estaban utilizando. La iban a operar por la boca, pero al doctor le dije que mi señora tenía problema con la garganta porque era muy estrecha. Ahí le pasaron a llevar al colon y el duodeno. Eso fue lo que prácticamente provocó la muerte de ella”, asegura.

Tras la operación, fue a visitarla al día siguiente a la UTI. Tristemente esa fue la última vez que vio a su mujer. “Notamos algo raro, a ella la tenían con respiración mecánica. Estaba fría, pálida, con los labios blancos, como si estuviera fallecida”.

Juan Carlos continúa su relato con voz entrecortada diciendo, “lo que más me entristece es que abrió sus ojitos cuando la estaban trasladando a la UTI y vi su mirada, no sé si me quería decir que la ayudara porque se estaba muriendo o quería decirme que la sacara de ahí”.

El 7 de noviembre la joven madre no pudo recuperarse y falleció en el Hospital de Ovalle. Luego de segundos de finalizada la visita a su pareja, el médico a cargo de la intervención le comunicó a Juan Carlos que Elsa había dejado de existir tras sufrir un paro cardiorrespiratorio.

En el mes de noviembre la familia procedió a declarar en dependencias de la Fiscalía en Ovalle para interponer una denuncia por supuesta negligencia médica. Al mismo tiempo están siendo asesorados por un abogado penalista, “estamos haciendo trámites, la ficha clínica está siendo analizada en Santiago”.

En cuanto a lo que originó el deceso de Elsa, de acuerdo a un certificado médico de defunción emitido el 8 de noviembre por el Servicio Médico Legal, la causa inmediata o enfermedad y condición que produjo directamente la muerte fue una “falla multiorgánica”. En cuanto a las causas originarias o enfermedad, lesiones o accidente que ocasionó el deceso, se trató de “perforaciones intestinales, duodeno y colon transverso”.

Juan Carlos afirma que como familia se inclinaron por hacer la autopsia en el SML para despejar cualquier duda, ya que hacerla en el hospital les generaba resquemor, “al hacerla ahí ellos ‘tapan todo’ y entregan a la persona en un cajón. Si uno sospecha algo la idea es ir al SML”, indica.

Críticas de la familia de Elsa

El reparo que tienen como familia tiene que ver con el hecho de que se les habría ocultado información respecto al real resultado de la primera intervención. “No fueron capaces de decirme algo durante la primera operación, no fueron capaces de decirme ‘salió mal, podemos hacer otra cosa, buscar una solución al problema’. Ellos ‘metieron mano’ y listo, cometieron un error y se quedaron callados, por eso en La Serena no quisieron operarla y la devolvieron a Ovalle”, acusa.

Otro punto que pone en tela de juicio, es la experiencia de quienes ejecutaron las intervenciones.  “Son cirujanos pero no tenían la especialidad para usar la maquinaría que se usó. El médico apropiado nunca estuvo, sino que ‘metieron mano’ otros que no tenían manejo en eso”.

“Si la especialidad de ellos es otra, por qué operaron”, sentencia.

El padre cuenta que frente a su inquietud, el hospital local no se ha pronunciado. “Fuimos a hablar con la dirección pero no nos quisieron atender. También fuimos en noviembre a pedir la ficha clínica, pero tampoco nos quisieron atender. Después mi cuñada la pidió por internet y fue negada en un principio, pero a los dos días llegó un correo para que la retirara porque la copia estaba lista”. Al mismo tiempo confirma que hace poco recibió la ficha tras haberla solicitado previamente de forma escrita.

El dolor de perder a una madre y compañera de vida

Juan Carlos ahora es el único pilar de su familia. Reconoce que las fuerzas flaquean y que le cuesta poder retomar una vida normal. Confiesa que llora casi todos los días y hasta trabaja sin ánimo. Lo único que persiste en su mente es el recuerdo de Elsa. “Hay momentos en que pienso que si no fuera por mis hijos yo me habría suicidado hace rato, no tendría sentido vivir. Pero por ellos tengo que seguir luchando, no los puedo dejar solos”.

Reconoce que siente mucha preocupación por su salud mental, “me da miedo que me venga una depresión o algo y pueda cometer un error o alguna estupidez. Estoy luchando para que nunca me pase eso. El psiquiatra no me dio reposo o algo que me pueda animar”.

El tiempo no cura el dolor al haber perdido a su compañera de vida, “nos amábamos mucho, éramos cariñosos. Pasamos por todo pero siempre estábamos muy unidos”.

Sobre la situación en el núcleo familiar, comenta, “mi hija mayor también está afectada por esto, los otros lo están pero no lo demuestran tanto. Soy el que más mal está, el que tiene más dolor”.

Lo que ahora lo atormenta es la búsqueda respuestas. “La rabia que nos da es que, por qué si no le hacemos mal a nadie nos tiene que pasar todo esto a nosotros”.

Lo que buscan al hacer público el caso

 “Nosotros pedimos que se den cuenta del dolor que pueden causar porque no es la única muerte por negligencia, han habido otras más (….) Queremos que haya sanciones contra los doctores y se determinen las responsabilidades, para así poder removerlos de ahí o si no va a seguir pasando lo mismo; el Estado tendrá que pagar una indemnización a pacientes pero el médico seguirá ahí ejerciendo y otra persona más podría morir.  Seguiría todo igual. Tiene que mejorar, está muy mal el tema de la salud”.

Además sobre las motivaciones al hacerlo público, expresa, “para que vean que estamos metiendo bulla y así otras personas puedan hacer lo mismo. Y si sospechan que hubo algo negligente, no hagan la autopsia ahí, sino que en el Servicio Médico Legal”.

Versión Hospital de Ovalle

Respecto a la situación planteada por Juan Carlos Gutiérrez,  el director (s) del Hospital de Ovalle, doctor René Cevo Salinas,  indicó, “como institución estamos en conocimiento del caso de la señora Elsa Pizarro y enviamos nuestras condolencias a su familia. Siempre es doloroso perder a un ser querido y entendemos su malestar, es por eso que el equipo directivo del Hospital de Ovalle, en especial su director y subdirector médico estamos llanos de recibir a los pacientes y/o sus familiares cuando sienten que no han recibido la atención que esperaban”.

Cevo aclaró que la familia no ha concertado una audiencia con el recinto hospitalario, “nos preocupamos de atender a todos quienes lo requieran, pero siempre les solicitamos agendar una audiencia para poder recopilar la información y mantener una reunión fructífera, sin embargo, en este caso, no tenemos ninguna solicitud formal de audiencia en la Dirección ni en la OIRS. De todas formas, si la familia aún lo desea puede acercarse a la institución para que como equipo directivo les entreguemos la información que necesiten”.

Respecto a los protocolos empleados en la atención a Elsa y a la denuncia en sí, expresó,  “en cuanto a datos propios del caso no podemos entregar públicamente mayores antecedentes puesto que la Ley de Derechos y Deberes del Paciente protege la privacidad de los usuarios, sin embargo, si la familia desea judicializar el caso estamos abiertos a facilitar toda la información que sea requerida”.

 

 

 

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