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Leonel Pizarro
Una vez que el país supere la pandemia, ambientalistas de la zona de Tamaya podrían activar un plan de vinculación con las comunidades y con las fuerzas vivas de la zona para la educación ecológica y el cuidado del medio ambiente, sin dejar de lado el sistema productivo de la zona

Luego de poco más de tres años de convertirse el embalse de San Antonio en un humedal de vida silvestre, como efecto colateral del resguardo de la zona por motivos de seguridad, ecologistas de la zona planean un proyecto educativo que puede cambiarle la cara al sector, una vez termine la pandemia por covid.

Sin dejar de lado el objetivo productivo y de reserva hídrica para el que fue creado el tranque San Antonio, en Cerrillos de Tamaya, ecologistas sienten que podrían aprovechar las bondades del humedal, en el que se congregan más de 80 especies de aves, para educar a niños jóvenes y adultos sobre los beneficios de cuidar el medio ambiente.

El ecologista y profesor de educación ambiental Jorge Castro, destacó que sería una oportunidad interesante de vincular a la comunidad con la el ejercicio ecológico.

“Por ejemplo hace un par de años llegó una bandada de unos 20 cuervos de pantano que es una especie que solamente llegaba a humedales de Conchalí, en Los Vilos, y eso de alguna manera demuestra el nivel de importancia que le toman las aves a los humedales en este lugar. Ahora cada vez las bandadas son más pequeñas, porque la gente los va matando, porque hay mucho desconocimiento. Así que con un poco más de apoyo podemos hacer una labor más educativa”, refirió Castro.

Recordó el ambientalista que hasta hace un par de años la gente y los perros entraban al estanque y mataban y espantaban a las aves que llegaban.

“Luego del cierre perimetral, en 2018, y tras educar poco a poco a la comunidad, a los vecinos, a los estudiantes del colegio de Cerrillos de Tamaya, el tranque se ha convertido en un punto seguro de llegada de las aves. Es un salvavidas, una isla y un corredor ecológico y biológico importante”.

A futuro

Destacó que todavía faltaría afinar algunos detalles entre los diferentes actores para que la propuesta sea una realidad.

“Con un poco más de apoyo nos podemos convertir no solamente en un reservorio ecológico sino en una vitrina, en un aula de clases a cielo abierto para educar tanto a los niños de los colegios cercanos, como también a turistas que quieran visitar”.

La propuesta sería hacer turismo y educación ecológica.

“Con el conocimiento hay más conciencia. En mi caso yo era cazador y por el conocimiento y la oportunidad de gente que está en este ambiente, me cambié de bando, y ahora soy acérrimo defensor de las aves, y los conocimientos de cacería me sirven para tomar estrategias de observación. Debido a la pandemia no hemos tenido la posibilidad de convocar colegios o grupos organizados para que puedan visitar al recinto y aprender de las distintas especies de aves”, señaló.

Una de las ideas es que al término de la pandemia, puedan trabajar con la Junta de Canalistas y Regantes, con el colegio local, con juntas de vecinos, con pymes de turismo, para que se pueda visitar de manera organizada, regulada, y con objetivos educativos y ambientales y con vinculación con las comunidades.

 

 

 

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Diario El Ovallino