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El cambio de rutina fue lo que más afectó en los pequeños, por lo que desde la organización les entregan estrategias a ellos y a sus padres para sobrellevar esa situación.

Por Luciano Alday Villalobos / Ovalle

 

Sin lugar dudas las prolongadas cuarentenas tuvieron un sin número de consecuencias en diferentes sectores de la  sociedad, en ese aspecto uno de los más afectados fueron los niños con autismo.

“Lo que más impactó en los niños fue el cambio de rutina, este desequilibrio en cuanto a lo cotidiano, ya que ellos tienen una falta de adaptación. Los niños con autismo tienden a ser muy estructurados, entonces cuando se les rompe la rutina ellos se descompensan, les cuesta hacer algo diferente”, explicó la terapeuta ocupacional de la fundación PAGU, Yasmín Ovalle Gallardo.

“Les afectó la falta de actividades cotidiana, como salir al parque, ir a comprar al negocio de la esquina, que son actividades que los tranquilizan porque incluyen habilidades motoras, con la cuarentena se limitaron esas salidas y eso les afectó”, agregó la profesional ovallina.

En este contexto la Fundación PAGU a través de proyectos del Ministerio de Desarrollo Social ha ido en ayuda de las familias pertenecientes al 60% más vulnerable, “si un niño está en su casa y los papás no tienen las herramientas necesarias o no hay un proceso terapéutico se desregulan y eso genera dificultades dentro de la casa, entonces la idea es entregar terapias tanto a niños como padres, para que tengan más orden en el proceso de pandemia. Gracias al proyecto estas terapias son gratuitas, el costo de atenderse con cuatro especialistas obviamente tiene un costo muy elevado que las familias no podrían solventar por sí solas”, indicó el representante legal de la organización, Sebastián Barrantes.

Yasmín Ovalle explica el proceso de trabajo que se realizó durante el año pasado a los beneficiados del proyecto, “nosotros trabajamos con los pequeños en sesiones de 30 minutos para potenciar las habilidades, posteriormente se le daba una retroalimentación a los papás para entregarle estrategias en cuanto a lo que vimos en cada sesión. Desde mi área la idea fue generar hábitos y compensar algunas dificultades del encierro”, apuntó.

Por el contexto pandémico, la primera etapa del proyecto se alternó entre terapias presenciales y seguimientos remotos a través de llamadas telefónicas, “tuvimos suerte en que cuando Ovalle estaba en cuarentena o bajaba de fase estábamos justos en los procesos de seguimiento telefónico, entonces no se perjudicó el proceso terapéutico presencial”, declaró Barrantes.

Al finalizar este primer proceso se les entregó a las familias un libro que incluía actividades simples de realizar dentro del hogar. De todas maneras el avance en la pandemia también provocará un avance en el proceso terapéutico.

 

Segunda etapa

 

Para este 2021, la Fundación para el Autismo PAGU se adjudicó nuevamente recursos del Ministerio de Desarrollo Social para seguir en ayuda de las familias.

Por el proceso de vacunación y mayor control de la pandemia esta segunda etapa será 100% presencial. Además se sumará una educadora diferencial, junto a la terapeuta ocupacional, fonoaudióloga, y las psicólogas que estuvieron durante el año pasado.

“El no estar en cuarentena será directamente una ventaja para el proyecto, el año pasado se alternaba en presencial y seguimiento telefónico, y eso impedía un poco los avances”, señaló Yasmín Ovalle.

El nuevo proceso comenzaría en diciembre, cuando se reciba la autorización por parte del ministerio.

 

Experiencia de una beneficiada

 

Priscilla Godoy es una de las madres que pudo tratar a su hijo junto a la Fundación PAGU, ella agradece la experiencia vivida el año pasado, “fue maravilloso, porque nosotros como papás sabemos que no es una enfermedad sino una condición, pero es una condición que van a llevar por siempre, entonces llegar a una fundación con esa calidad de profesionales es genial, tienen una atención muy completa, además son todas muy amables”, manifestó.

Su hijo Mateo empezó sus terapias con tan solo dos años, ahora con tres ha tenido un avance que la madre nota y valora, “antes uno no lo podía tocar, aleteaba mucho, además andaba en puntas, y con la atención de la fundación ha bajado su nivel de ansiedad”, señaló Priscilla, quien enfatiza en la importancia de iniciar a temprana edad, “entre más uno conoce y aprende los niños van a ser más funcionales, porque la idea es que ellos cuando sean grandes puedan ser independientes, puedan estar en un ambiente laboral, que puedan tener una vida emocional sana y amorosa, entre más pequeños empiecen con las terapias es mejor para ellos”, agregó.

Por lo pronto esta madre ovallina espera por el comienzo de la nueva etapa, “estamos súper ansiosos por empezar, pero en términos de felicidad, porque las terapias de autismo son muy caras y esto nos ayuda mucho como familia, las terapias son muy completas, por eso queremos que empiece muy luego”, concluyó.

 

 

 

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