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Aunque sería un caso aislado y poco frecuente, una agresión por xenofobia y discriminación en Ovalle deja ver que todavía hay un trabajo social que se debe hacer para la correcta integración de la población extranjera.

Si bien la integración de la comunidad migrante en la provincia del Limarí se ha dado por lo general de manera tranquila, aunque un poco lenta, todavía pueden quedar casos aislados de agresión por xenofobia que deben llamar a la reflexión para evitar que se repitan.

Aunque son poco frecuentes los ataques, y menos las agresiones, todavía es una situación que se puede registrar en el contexto de la poca celeridad que han tenido los procesos migratorios y del propio contexto de la pandemia.

Tras sufrir una presunta agresión en un acto de xenofobia, una recepcionista venezolana de un establecimiento médico del centro de la ciudad, destacó que lo importante es sacar una reflexión de la situación.

“Nosotros lo que queremos es hacer un llamado a la reflexión, porque estas cosas no deberían ocurrir. Nosotros lo que estamos es haciendo un trabajo, y nadie debería agredirte por eso, o por el lugar de dónde vienes”, explicó a El Ovallino la recepcionista R.Z. trabajadora del Centro de Especialidades Médicas Ovalle.

Relató que recientemente una paciente del recinto de salud, le agredió verbalmente a ella y a otros funcionarios del establecimiento por no ser chilenos.

“Se le había solicitado su permiso individual por estar en cuarentena, y la persona lo tenía vencido, no podría pasar y le atendimos afuera, lo que le molestó mucho. Aun así logró entrar y luego de explicarle que tenía el permiso vencido nos comenzó a ofender (a los extranjeros) diciéndonos que no teníamos derecho a estar en Chile, que nos regresáramos a nuestro país, que le quitábamos el trabajo a los chilenos, y todo eso de mala forma. Cuando se estaba retirando nos hizo un gesto amenazante. Una semana después regresó y se molestó porque le volvimos a solicitar el permiso. En algún momento que me quedé sola me volvió a decir las mismas cosas y otros insultos y fue cuando me agredió con un golpe. Yo me defendí y la señora se puso furiosa, intentó golpearme de nuevo y fue cuando un doctor la pudo controlar y lograron que saliera del local”, relató la trabajadora.

Luego del incómodo episodio, la recepcionista consignó la denuncia ante Carabineros, para que sean éstos y el Ministerio Público, apoyados en las grabaciones de las cámaras de seguridad y las declaraciones de testigos, quienes inicien el proceso judicial que proceda según estipula la Ley 20.609 o Ley Antidiscriminación, conocida como Ley Zamudio.

“Lo que esperamos es que se genere conciencia porque los que venimos de lejos no lo hacemos por gusto, dejamos a la familia para venir a trabajar y a aportar”, señaló R.Z.

Falta Integración

En tanto el Párroco de la parroquia Divino Salvador y de la parroquia La Inmaculada, padre Gerardo Soto, quien ha trabajado durante muchos años organizando cursos, talleres y actividades que buscan la correcta inclusión de la población migrante en Ovalle, reconoció que aunque es una realidad por todos conocida, todavía falta recorrer un gran camino en materia cultural y social.

“Uno de los aspectos es la falta de acogida cariñosa, porque como país se invitó a los extranjeros a que vinieran a Chile en algún momento y no hemos ‘preparado la casa’ para esa llegada”, refirió.

Señaló que uno de los principales problemas es la lentitud en la tramitación de la documentación de la población migrante, lo que les imposibilita tener sus documentos al día y les impide solicitar empleos, iniciar proyectos o acceder a créditos y beneficios bancarios.

“Yo conozco inmigrantes que son realmente valiosos, están contentos y agradecidos, pero no pueden ellos insertarse más en la sociedad como quisieran por el tema de los documentos” destacó el clérigo.

Planteó que como sociedad podrían hacerse más esfuerzos por integrar la parte cultural, porque las diferencias todavía son notorias.

“Debemos poner de nuestra parte con charlas o encuentros, desde la municipalidad o las juntas de vecinos. Porque llega un momento en el que la gente también se pone agresiva, tanto de un lado como del otro, y que es una situación que se ha agudizado más todavía en el contexto de la pandemia, porque hay situaciones humanas que siguen requiriendo acompañamiento”, señaló Soto.

Advirtió que precisamente la pandemia les tiene atados de manos ya que de diferentes talleres con ciudadanos migrantes que se dictaban antes de la crisis sanitaria, ahora no pueden realizar ninguno.

“A nivel de parroquia, juntas vecinales, municipalidad o gobernación, debemos hacer algo más, porque nos falta mucho trabajo por hacer. Porque abiertamente las autoridades siempre invitaron a venir a Chile y luego nos dimos cuenta que la casa no estaba preparada”.

 

 

 

 

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Diario El Ovallino