El pasado sábado comenzó el confinamiento total en Ovalle. Una época que se prevé distinta e inédita en la zona que se debió al aumento de casos positivos por Coronavirus. Una pandemia que no da tregua por el momento en la región, la cual trae efectos secundarios a nivel personal, familiar y emocional.
Una de las grandes consecuencias del confinamiento es el aspecto psicológico de cada una de las personas que se mantiene encerrado en sus hogares, teniendo las limitancias para poder salir a realizar sus actividades cotidianas y restringiendo la vida social que hasta la semana pasada ya era restringida.
Dentro de todas las dificultades propias del encierro, la angustia pasa a ser un elemento de trascendencia y cambio para las personas. Así lo manifiesta la psicóloga Susana López en gran parte de sus pacientes, al igual que aumenta el nivel de estrés.
“Hay muchas personas que estuvieron en modo cuarentena en forma voluntaria, pero al ser voluntaria permitía romperla en cualquier momento. Daba la libertad de ir al supermercado, por ejemplo, cosas tan simples y que formaban parte de una rutina, que permitía desestresarte un poco, aunque tuviésemos que tener el nuevo hábito de las medidas sanitarias. Hoy cuando ya no es una decisión personal y es impuesto genera un nivel de estrés mucho mayor”, explica López.
La presencia de personal policial y militar en las calles generaría un estrés adicional, dice López, “porque se ve de alguna u otra manera coartada tus libertades que, queramos o no, a todos nos afecta, independientemente de que anteriormente hayamos ‘querido’ permanecer voluntariamente en nuestras casas por nuestra propia seguridad sanitaria”, agrega.
Durante este tiempo, López cuenta que en la mayoría de sus pacientes se ha gatillado las crisis de pánico, el temor a la muerte y la propia angustia. “Quienes han podido dar vuelta esta situación, se han percatado de valorar los vínculos afectivos más importantes, como la familia, los amigos y los vecinos, generando en estos últimos lazos de cooperación. Hay mucha angustia presente”, sostuvo.
Para la especialista en salud mental, los seres humanos necesitan de contacto físico y humano para estrechar relaciones, al igual que una conversación, lo que actualmente se encuentra limitado. El confinamiento genera un estado de soledad y que se podría aumentar al existir una incertidumbre respecto al término de la cuarentena total.
¿QUÉ HACER PARA REDUCIR NIVELES DE ANGUSTIA Y ESTRÉS?
La incertidumbre aumenta los grados de estrés y angustia en las personas, por lo que la psicóloga recomienda entregar certezas “de acuerdo a nuestras posibilidades”, a través de las rutinas diarias y que sean simples.
Antes existía la rutina de levantarse, ir al trabajo, volver a casa, compartir con la familia y dormir. Hoy, esto es alterado, porque en algunos trabajos existe la modalidad de “teletrabajo” con cambios en la rutina.
“Debemos generar una rutina doméstica. Horarios para levantarnos, ejercicios que nos permitan desestresarnos como elongación, que nos permitan botar el estrés, realizar alguna actividad placentera que nos permita distraernos, realizar manualidades, leer, dar un horario específico para esta actividad; horario de comer en familia; horario para realizar las tareas con nuestros hijos. Y esto es porque la cuarentena nos desestructuró todo y la idea es poner una estructura en nuestra vida”, dice López.
Los medios de información también pueden influir en los niveles de angustia. Por lo mismo, la psicóloga necesita que debamos contar con información “lo justo y necesario” para estar al tanto de las medidas adoptadas para la ciudad, pero “no sumergirnos en las noticias, sobre todo porque andan circulando también noticias falsas”.
Rutina, actividad placentera, ejercicios de elongación y dieta informativo, son los cuatro pilares fundamentales para enfrentar la angustia y estrés en un período de cuarentena que, por el momento, no hay fecha de término para Ovalle.
