Crédito fotografía: 
CRISTIAN CAMPOS
El proyecto Fondart busca a través de un análisis, unir la fotografía y la historia obtenida desde los testimonios de los tamayinos y pallaqueros de la zona, para así darle vida e importancia a uno de los asentamientos mineros más importantes del país, del que queda poco rastro tras el paso del tiempo.

 

Loreto Flores Ardiles / Ovalle

 

El cerro Tamaya, ubicado a unos 20 kilómetros aproximadamente de la ciudad de Ovalle, es conocido por ser uno de los primeros asentamientos mineros de Chile.

Fue en el siglo XVII cuando comenzaron sus explotaciones, teniendo su auge recién en el siglo XIX con la extracción de cobre, que lo llevó a convertirse en uno de los principales centros cupríferos del país.

A raíz de esto y de toda la historia detrás de este sitio minero y sus objetos, así como de las personas que trabajaron en él e hicieron su vida en torno a este, hoy la historia vuelve al presente gracias a un trabajo nombrado “Fragmentos: Iconografía minera del Tamaya”.

El proyecto presentado al Fondo Nacional de Desarrollo y las Artes (Fondart) adjudicado el año pasado, está siendo ejecutado por el fotógrafo Cristian Campos; con la colaboración de Miguel Ángel Román, guía y encargado de la recopilación de testimonios y de Frank Vicencio, profesor de Historia y Geografía, quienes decidieron realizar un análisis tras la explotación humana efectuada en el sector.

 

ORIGEN DEL PROYECTO

 

En este sentido, el encargado de la Oficina de Patrimonio del municipio de Coquimbo e investigador, Frank Vicencio, relató a Diario El Ovallino las motivaciones para la creación de este proyecto, que busca resaltar la identidad regional, especialmente de la comuna de Ovalle.

“Yo creo que la motivación vino de dos grandes ejes de interés, la primera es que sobre el Tamaya se han escrito muchísimos artículos (…) contando su historia, importancia y relevancia, hay mucho material escrito, sin embargo, cuando uno va al cerro, esa historia escrita no explica la complejidad y la riqueza humana que allí se vivió”, dijo el profesor.

Con esto, el colaborador del proyecto, explicó que a pesar de todo el material escrito, existe actualmente una carencia de un análisis in situ en el terreno mismo, el que ellos han podido llevar a cabo desde el mes de marzo, gracias a la experiencia del ovallino Miguel Ángel Román, quien trabaja en la minería y que está apoyándolos como guía en terreno, ya que conoce cada uno de los rincones del cerro.

“Hace dos años atrás nació la idea de postular a este proyecto, para así mostrar estos fragmentos que todavía están presentes y fundamentalmente de testimonios humanos de personas que todavía viven en el cerro, que no son mineros, sino pallaqueros, quienes extraen cobre desde la superficie a través de los desmontes”.

 

ÉPOCA DE ORO DEL TAMAYA

 

Sumado a lo anterior, uno de los ejes más importantes de este proyecto, a la par de la obtención de registros fotográficos, son los testimonios recolectados en terreno, los que han permitido que los desarrolladores puedan hilvanar la historia y saber cómo fue la vida en esos años.

“Nos hemos encontrado con testimonios de personas que trabajan en esto, en el pallaqueo (…) ellos son importantes ya que nos cuentan la última parte del ciclo del oro, del ciclo más brillante de producción minera, son personas que vivieron en la época del 40 al 60, en la última fase”.

En esta línea, Vicencio indicó que con estos relatos han podido crear un dibujo sobre lo que fue el cerro Tamaya en esa época de apogeo.

“Han sido testimonios muy importantes, muy ricos, porque te muestran ese lado que hoy en el terreno no se puede ver”.

Es así que los investigadores del proyecto han conseguido restos de escoria, partes de loza, clavos, piezas mecánicas, ladrillos, estos últimos asociados a la existencia de la actividad industrial que se originaba en el cerro, donde había una industria, escuela, iglesias, etc.

“Estos fragmentos son indicativos, son el testimonio de activades humanas mucho más complejas y mucho más ricas”, contó a El Ovallino el profesor Frank.

 

PÉRDIDA DEL PATRIMONIO

 

Además, Vicencio señaló que con la investigación han logrado llegar a rincones que la historia no tenía registrada.

“Queremos mostrar eso que los libros no mostraban (…) cuando vas al cerro ves algunos bloques, ladrillos, pero no se sabe lo que pasó en el lugar (…) allí hubo un pueblo, el pueblo del oro, que llegó a reunir a cerca de 800 personas”, recalcó.

No obstante, a pesar de la riqueza histórica del lugar y de todo lo que aconteció ahí hace decenas de años, hoy no queda mucho.

“Todo lo que había se saqueó, desapareció, ha habido ciclos importantes de destrucción del patrimonio ovallino, entonces es imposible darse cuenta de la importancia de lo que pasó ahí, por la desaparición de la minería del cobre y por estos ciclos de extracción ilegal de piezas que compusieron la vida humana ahí en el cerro”, sostuvo el desarrollador del proyecto.

De igual manera, el profesor lamentó la pérdida del patrimonio que se ha generado en el cerro, lo que sólo perjudica la historia para los ovallinos y ovallinas.

“Se ha perdido una oportunidad espectacular de haber tenido un patrimonio que hubiese servido de base para, circuitos turísticos, para rutas turísticas, para cápsulas audiovisuales, trabajos gráficos, entre otros. Se perdió una parte importante de ese capítulo histórico (…) actualmente es muy difícil contar la historia, porque prácticamente quedan estos pequeños fragmentos, a los que son difícil darle un sentido”, sentenció.

Cabe destacar que, en palabras de Vicencio, en el cerro Tamaya no sólo se generó una producción minera, sino más bien un patrimonio cultural que hasta el día de hoy está vigente.

 

RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN

 

Es por ello que, con este proyecto Fondart, a parte de la recolección investigativa antes mencionada, que está en pleno proceso, los creadores han estado reuniendo una serie hallazgos materiales encontrados en sus recorridos, con el fin de donarlos al museo, para su conservación y posterior exhibición al público.

“Todo lo que se encuentre se va a devolver en condiciones óptimas para el museo, para que los limarinos cuenten con una pequeña colección, una muestra de objetos históricos”, apuntó el investigador.

Asimismo, según mencionó Frank Vicencio, el trabajo final consistirá en un relato fotográfico de las zonas donde hubo trabajos en el Tamaya.

“Juntaremos eso con la historia, para darle un sentido a estas fotos, para que se transformen en un conjunto de significados. Nuestro proyecto también busca comparar lo que hubo con lo que queda hoy y darles un sentido nuevo a las generaciones de hoy y del futuro”.

Igualmente, hizo un llamado a los ovallinos y las ovallinas para que asistan al museo, “quedan todos y todas cordialmente invitados a una nueva mirada del cerro Tamaya, que intenta tener un diálogo entre la historia escrita y los restos materiales que se encuentran hoy dispersos en el cerro, es una nueva mirada a unos de los hitos fundamentales de la historia de la comuna de Ovalle y por extensión a la provincia de Limarí”.

Adicionalmente, hizo un segundo llamado a cuidar el patrimonio material que aún queda en el cerro y en la comuna.

“Si encuentran cosas entréguelas a la institución disponible, en este caso al Museo del Limarí, para eso están los museos, para recibir colecciones y objetos con características patrimoniales, esto les pertenece a todos y todos tienen derecho a verlos, además estos objetos están protegidos por la Ley de Monumentos Nacionales”, expuso.

 

EXPOSICIÓN

 

Por último, gracias a este trio colaborativo que hoy ejecuta el proyecto, el trabajo verá la luz próximamente en el mes de septiembre, con las fotografías del lugar captadas por el lente de Cristian Campos; un fotolibro, con las imágenes, relatos históricos y testimonios recolectados por Miguel Román y Frank Vicencio; junto con un sitio web que podrá mostrar a los cibernautas todo el trabajo recolectado a través de los meses.

“La muestra se hará en la sala de exhibiciones del Museo del Limarí y se mostrará un mapa (…) herramienta gráfica que ayudará a entender y localizar los trabajos en el cerro Tamaya, con nombres que aparecen en los libros, para incluir estos nombres históricos tan importantes para los ovallinos”, culminó.

 

 

 

 

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