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Su caso se hizo conocido a nivel nacional en 2015, cuando familiares y amigos gestionaron ayuda para lograr que el Estado asumiera el costo del medicamento que requería para regular su condición. Estaba de primera en la lista para recibir un trasplante de hígado que nunca llegó.

 

Tras luchar por mas quince años contra una patología que entra en el listado de las Enfermedades Raras, y de esperar por años un trasplante de hígado que nunca llegó, falleció la mañana de este lunes la joven ovallina Rocío Cortés Villalobos (31) producto de una apendicitis que derivó en peritonitis.

Rocío, ex estudiante de la Escuela de Artes y Música Eliseo Videla Jorquera, hizo conocido su caso en 2015, cuando ella misma junto a familiares y amigos realizaron la campaña #QueVivaRocío visibilizando su condición y solicitando ayuda al Estado chileno para costear los más que 30 millones de pesos mensuales que valían sus medicamentos.

La joven padecía de Hemoglobinuria Paroxística Nocturna (HPN), una enfermedad que ataca fundamentalmente sus glóbulos rojos y que para su tratamiento requiere un fármaco llamado Soliris o Eculizubam. En un principio se atendía en el Hospital de Ovalle Antonio Tirado Lanas, desde donde la derivaban a La Serena o Santiago, cada vez que enfrentaba una crisis, aunque luego tuvo que trasladarse a Santiago, donde le suministraban el medicamento y su tratamiento.

Finalmente, y gracias a la presión de familiares, amigos, artistas y medios, y gestiones de médicos, diputados y autoridades de distintos niveles, a finales de 2015 el Estado financió el costoso tratamiento de Rocío y aportó una pensión para ayudarle en sus gastos.

Regalona de la familia.

Gladys Cortés,  tía de Rocío, explicó a El Ovallino que si bien la condición de su sobrina era estable en los últimos años, gracias a los medicamentos y controles a los que estaba sometida, su situación nunca dejó de estar en riesgo, dado lo delicado de su diagnóstico.

“Su abuelo hace exactamente un mes que falleció, y ella era la consentida, la regalona del abuelo y de la familia. Ellos la consintieron desde chiquita y había una conexión muy buena entre abuelo y nieta”, relató Cortés.

Señaló que la enfermedad la tenía controlada hasta cierto punto, pero le había afectado el hígado y que por ello quería de un donante compatible. Estaba de primera en la lista para recibir un trasplante de hígado, pero esa operación no se pudo llevar a cabo.

“El medicamento finalmente lo costeaba el Estado chileno, junto a un aporte para que pudiera hacer una vida relativamente normal dentro de sus limitaciones. Ella vivía en la capital porque allí se controlaba su salud constantemente, además de recibir el medicamento por el que su familia tanto luchó”, indicó.

Ella vivió en Santiago desde entonces, cuando se le pudo garantizar el tratamiento a finales del año 2015 y luego de una gran presión y una campaña de familiares y amigo para visibilizar el caso de la ovallina.

“Ella vino al funeral de mi papá hace un mes, y fue la última vez que la pudimos ver.  Regularmente, y cuando su estado de salud se lo permitía, visitaba Ovalle, iba a Chilecito para saludar a su familia, a compartir con su abuelo, con sus primos. Ella cuando podía trabajaba, cuando su condición de salud se lo permitía, pero sus últimas pasiones fueron con el arte. Ella pintaba muy bonito, y también le gustaba la fotografía, cuando venía para el campo se dedicaba a sacar fotografías. Con su condición su dieta tenía que ser muy estricta, se cansaba fácilmente y no podía hacer grandes esfuerzos”, narró Cortés.

Aseguró la familiar que la enfermedad terminó afectándole el hígado y desde su diagnóstico se requería de un trasplante de hígado para poder mantener una vida estable, pero que a la postre sería una apendicitis que habría derivado en una peritonitis la causa del deceso de la joven, la mañana de este lunes.

 

 

 

 

 

 

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Diario El Ovallino