Darío Ramos, más conocido como el “Gancho”, falleció en la mañana del domingo.
Darío “Gancho” Ramos es uno de los personajes característicos de Ovalle más queridos del último tiempo. Lamentablemente, durante la mañana del domingo falleció, llevándose consigo el cariño y reconocimiento de cientos de ovallinos.
En sus últimos años presentó algunas complicaciones en su salud debido a una diabetes que lo aquejaba y que incluso le dejo secuelas en su pie derecho. En la mañana del domingo por una descompensación producto de esta misma enfermedad el “Gancho” tuvo que ser reanimado en su casa en la población Esperanza para luego ser trasladado a Urgencias del Hospital Provincial de Ovalle, en donde finalmente concluyó su deceso.
Historia de amistad
Darío Ramos se ganó su fama gracias a que se desenvolvió en diversos sectores de la ciudad. En su juventud fue carabinero, vinculó amistad con el mundo ferroviario, trabajó en el comercio, formó parte de la barra que acompañaba a Deportes Ovalle por todo Chile y entró al fútbol amateur para desempeñarse como jugador y posteriormente como árbitro.
El concejal y locutor radial Carlos Ramos fue uno de sus muchos amigos, una amistad que empezó cuando Carlos tenía tan solo siete años, “yo lo conocí hace 40 años atrás cuando él trabajaba en la fabricada de sellado de condimentos en la población Villalón. En ese tiempo mi madre hacía aseo en la casa de él y su señora Lili, por eso yo de muy chico iba para allá”, recuerda con nostalgia.
A Carlos no le extraña que Darío fuese tan querido, ya que desde que lo conoció presentó siempre la misma actitud humanitaria, “siempre fue igual, una persona muy honrada, muy cercana, y además era muy cariñoso con la gente, eso le valió que la gente lo quisiera tanto, toda la gente lo quería, yo no he conocido una persona que me dijera que el gancho era una persona deshonesta, al contrario, todo el mundo lo quería por todos sus valores”, señala.
El apodo de “Gancho” se lo ganó en base a los mandados que atendía, sin oponer resistencia a toda persona que así lo solicitara. Filas de banco, compras en la feria y muchos otros eran algunos de los pedidos que recibía.
Carlos Ramos dice que desde que lo conoció ya llevaba ese apodo, “todo el mundo le decía ‘haceme este ganchito’, y por ahí salió el apodo yo creo, toda su vida hizo mandados, incluso ya siendo un adulto mayor. Es una persona que toda su vida trabajó y le gustaba eso, lamentablemente en el último tiempo su salud se deterioró por su enfermedad de base”.
Por la pandemia fue difícil para sus amigos mantener un contacto fluido, pero la comunicación y el cariño siempre se mantuvo, “cuando estuvimos en cuarentena fue bien complicado comunicarnos con él, porque a su hermanita, la señora Carlina, le costaba contestar el teléfono. Además, por el tema del Covid era arriesgado ir a verlo, pero siempre mantuvimos el contacto”, cuenta Carlos Ramos.
Despedida
Tras su muerte en la mañana del domingo, sus restos fueron velados en su domicilio en la población Esperanza. Posteriormente, en la tarde de ayer lunes se le realizó una misa en su honor en la capilla de Canihuante, para luego ser trasladado al cementerio municipal, en donde fue sepultado.
“El ‘Gancho’ fue una persona que conocí de muy chico y siempre tuvo los mismos valores, siempre tuvo esa honradez, era una persona que era como un niño por el alma tan blanca que tenía, fue querido por todos y nos queda un muy buen recuerdo de él”, manifestó con tristeza su amigo Carlos Ramos.
Por motivos de pandemia el funeral no pudo contar con más de 15 personas entre familiares y amigos cercanos, pero el cariño quedará grabado en los cientos de ovallinos que tuvieron la dicha de compartir con él.
