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Roberto Rivas Suárez
Una organización flexible, sin muchos protocolos pero con un gran objetivo: que sus integrantes (adultos con síndrome de down o autismo) puedan compartir y disfrutar de una amena reunión o actividad especial entre risas, juegos, recuerdos y mucho respeto.

Una tarde de fin de semana es necesaria y suficiente para recargar las energías de los integrantes de la Agrupación Yungay de Corazón. Las risas espontáneas y permanentes de sus miembros se dan mientras recuerdan una actividad o crean un chiste entre ellos. No hay un instante de silencio entre tanto bullicio y no hay espacio de aburrimiento entre tanta camaradería.

Una once, una merienda en una mesa servida es la excusa perfecta para que los once protagonistas de la organización social compartan experiencias, recuerden actos y sobre todo compartan juegos y tallas en un ambiente de sincera hermandad. Durante la entrevista estuvieron ocho de los integrantes.

Así transcurren las reuniones de la agrupación. Así, Jezabel Espinoza, Ignacio Aragón, Gabriel Segovia, Guillermo Valenzuela, Istan Ramos, René Morales, Karina Viera, Luz Bernardita Castillo, José Anatolio Robles, Hilda Araya y Claudia García, comparten el rato, se saludan, se ríen, se relajan. Así también las madres de los adultos con síndrome de down, autismo y algunas otras condiciones de discapacidad pueden compartir entre ellas y ver la felicidad de sus hijos en cada cita.

Ese ha sido el objetivo de Yungay de Corazón desde que nació como grupo hace poco más de cuatro años: ofrecer un espacio de esparcimiento para adultos entre los 30 y los 45 años que ya han hecho su recorrido por la educación formal y por diversas asociaciones dedicadas a la inclusión social de niños y jóvenes.

Nace una propuesta

La agrupación se reúne al menos una vez al mes desde 2018, cuando las madres de los adultos con síndrome de down sintieron la necesidad de juntarse de manera informal para que éstos pudieran dialogar y compartir.

Cada actividad dura unas tres o cuatro horas en las que difícilmente se registre un espacio para el silencio. Siempre las risas espontáneas y sinceras invaden la tarde de los convocados.

Los integrantes se conocen desde niños porque todos son egresados de la Escuela Especial Yungay -de allí el nombre con el que se reconocen como grupo- y muchos de ellos compartieron salas y actividades mientras estuvieron en ese colegio. Otros se conocen de allí aunque no coincidieron en los mismos años, pero sí en distintas actividades.

Sería la docente de la institución y activista social Rossana Barrera, quien habría convocado a las madres para que en primera instancia se reunieran de manera relajada en el patio de su céntrica casa.

“Es que a veces no hay espacio para que los adultos con discapacidad puedan reunirse y disfrutar. Ellos se entienden a la perfección, disfrutan estar juntos, se ríen, se hacen juegos entre ellos, pero se respetan y se valoran” señala Águeda Segovia, una de las madres.

Indican que si bien han estado en otras organizaciones, sobre todo cuando estaban más jóvenes, éstas han sido muy rígidas y no permiten tanta flexibilidad como la actual.

“Nuestro objetivo es que ellos se entretengan, que conversen, que se sientan libres”, explica en tanto Graciela Miranda, mientras uno de los integrantes recuerda y realiza una coreografía de un acto en el que participó hace al menos 10 años.

Al término de cada reunión, los apoderados y los integrantes se retiran contentos, relajados, satisfechos y felices por el momento compartido, según explican.

“Antes le decía a mi hijo, desde el día anterior, que tendríamos reunión con el grupo, pero se emocionaba demasiado, de lo contento que se ponía, quedaba ansioso. Ahora no le digo sino que se vista, y cuando llegamos es que se da cuenta, porque su alegría es mucha y a veces no la puede controlar”, destaca la apoderada Alicia Sánchez.

El objetivo en la mira

Indican que el objetivo último es el de lograr una inclusión completa, en el que los integrantes se sientan bien y puedan trabajar en alguna labor acorde a sus capacidades. Destacan que ya muchos han trabajado en pymes, comercios y empresas familiares.

“Ellos salen de la escuela cuando cumplen 26 años, y luego no tienen otra posibilidad. Tienen otras actividades en la Oficina de la Discapacidad, pero son de una hora y son un día a la semana, y eso me complica”, indica Sánchez, señalando entonces que Yungay de Corazón es una alternativa viable para su inclusión.

Ocasiones especiales

Durante su etapa estudiantil, los integrantes participaron en una gran cantidad de actividades deportivas y culturales: olimpiadas, danzas, teatro, imitaciones de diferentes temáticas, ya sea de súper héroes, de El Chavo, de naturaleza, que son temas y recuerdos que van quedando impresos en la memoria de los jóvenes y que recuerdan con gratitud en cada reunión.

Adelantó Julia Bugueño, que ahora en épocas especiales realizan manualidades y comidas alusivas: ya sea de invierno, de navidad o de vacaciones.

“En Fiestas Patrias bailaron cueca y organizamos una reunión especial, porque ellos van recordando esas ocasiones y las comentan con mucho cariño”, señaló.

Apuntan que incluso en verano antes de la pandemia fueron a la playa de Tongoy de una manera muy práctica. “Nos convocamos en La Alameda y nos fuimos en la micro, sin complicaciones. Ellos lo disfrutan muchísimo”, destacó la apoderada.

Sobra la posibilidad de realizar las actividades en la casa de Barrera, las madres se muestran más que agradecidas por el gesto de la coordinadora de cobijarlos a todos como sus hijos y ahijados. Reconocen que si no fuera por el impulso de la señora Rossana al frente de la agrupación, ésta no habría dado los pasos que hasta ahora ha registrado.

Vías a formalizar

En algún momento vamos a formalizar la agrupación como una Fundación o una Asociación Civil, sobre todo por la posibilidad de postular a proyectos y organizar actividades más complejas, como viajes y jornadas largas.

“Hace meses estuvimos tratando de formalizar el grupo, pero no pudimos. Ahora haremos un nuevo intento. Aunque de esta manera informal tenemos más libertad de hacer este tipo de actividades sin tanta complicación”, explica Barrera

Refiere que básicamente el objetivo social de compartir con sus pares y de disfrutar de ratos amenos se cumple de una manera más sencilla. En ese sentido advierten que más adultos egresados del colegio Yungay han manifestado su interés de integrarse a la iniciativa, destacando que todos son bienvenidos en las reuniones.

 

 

 

 

 

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